En mis diversos viajes a España, en actividades sindicales, tuve relaciones con varios amigos; algunos de ellos conocen bien el pensamiento del filósofo francés Jacques Maritain y pude conversar sobre las actividades de él sobre la situación de España, especialmente durante la guerra civil.

Una de las primeras relaciones directas de Jacques Maritain con España fue un estudio sobre San Juan de la Cruz, santo místico que ocupó un lugar importante en el respeto de Maritain a quién le dedicó un capítulo en su obra Los Grados del Saber, además escribió el prefacio a un libro de R. P. Bruno de Jesus-Marie, titulado San Juan de la Cruz.

En agosto de 1934, Jacques Maritain fue invitado a dar una serie de conferencias en la Universidad de Santander, en España. Esas cátedras fueron luego recopiladas y se publicaron en un libro titulado Problemas espirituales y temporales de una nueva cristiandad, el cual después de corregido y ampliado se convirtió en la obra Humanismo integral.

Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) la posición de Jacques Maritain fue muy definida, lo cual le ocasionó la incomprensión de muchos, cosa igual le sucedió a Enmanuel Mounier, especialmente aquellos que estaban identificados en el sector que dirigió el General Francisco Franco.

Cuando se produjo el bombardeo indiscriminado contra la población indefensa de Guernica, Jacques Maritain, Emmanuel Mounier y un grupo de católicos sociales y publicaron el «Manifiesto de Protesta de Escritores Cristianos contra los Bombardeos a Guernica».

Por el lado social, Maritain aceptó firmar el manifiesto de la revista Esprit redactado por Emmanuel Mounier y otros intelectuales condenando el «glorioso alzamiento» de Franco. Además, colaboró en un intento que resultó fallido por alcanzar una paz negociada entre los dos bandos, cuando en febrero de 1937 se formó un comité por la paz civil en España, e igualmente participa en todo tipo de contactos entre las autoridades eclesiásticas francesas y españolas exiliadas y las republicanas.

El 1 de julio de 1937 Maritain escribió el prefacio al libro «Orígenes de una tragedia: la política española 1923-1936), que escribió Alfredo Mendizábal, donde no deja lugar a dudas: no siendo buena ninguna de las dos opciones, ni la franquista ni la republicana, la «menos horrible» es la republicana, aunque con muchos matices, porque la opción pacifista de Maritain se oponía a la condición armada de ambos bandos, igualmente victimarios de vidas inocentes. Por lo demás, Maritain se convierte en un enemigo peligroso para el franquismo porque no le ataca desde fuera —esos demonizados enemigos exteriores como marxismo, masonería y judaísmo, tópicamente tomados por el régimen como chivos expiatorios—, sino desde la identidad cristiana que el franquismo quería asumir a toda costa como legitimación propia.

Maritain consideró que la izquierda española mentía sobre los fines y las promesas, y prometía una mentira por otra, y que lo más fácil era destruir. Mientras que la derecha española mentía a los principios, y no hace lo que dice, sino al contrario, en una forma anarquista: «las revoluciones incapaces hacen a los dictadores».

La posición de Maritain motivó en España serias reacciones en su contra. El ministro de gobierno del General Franco, su cuñado, Serrano Suner, declaró que: «Jacques Maritain es el enemigo número uno de España».

Por otra parte, el Padre Ignacio G. Menedez-Reigada, dominico, escribió «La Guerra Nacional Española ante la Moral y el Derecho», publicado en 1937, donde decía: «La guerra nacional española es guerra santa, y la más santa que registra la historia...».

Jacques Maritain no compartió nunca esos criterios, defendió al pueblo español, especialmente a los sectores más débiles. Maritain, al igual que Mounier, repitieron que la guerra española no era santa, como pretendían algunos presentarla, para justificarse.

Sea como fuere, también sonaron voces favorables a Maritain. Las de José Todolí, Eustaquio Guerrero, José Perdomo, Antonio Aróstegui y otros, no uniformes entre sí, los cuales tampoco podían elevar demasiado la voz en una España bajo bota militar.

Lo más curioso e importante del caso es que, poco a poco, algunas voces debeladoras agregaron algunos detalles más de esta recepción de Maritain en España, así como un intento de visión global del personalismo en España y en otros países.

En Francia se crearon dos comités «Por la Paz Civil y Religiosa en España». Maritain y Monseñor Beaupin dirigían el comité de franceses y Alfredo Mendizábal el comité de españoles.

Alfredo Mendizábal, catedrático de la Universidad de Oviedo, visitaba la residencia de los Maritain, así como el embajador de la República Española, Semprún. Católicos vascos y republicanos españoles iban a buscar la orientación de Jacques Maritain.

Maritain evocó a Solidaridad de Trabajadores Vascos (ELA-STV), una organización de sindicatos cristianos, con más de 50,000 afiliados en esa época, además señaló que «el pueblo vasco es de una fe profunda, sus obras sociales y el avance del sindicalismo cristiano era mayor que los socialistas, comunistas y anarquistas juntos».

Otros dos grandes amigos españoles que tuvo Maritain fueron el músico Manuel de Falla y el escritor José Bergamín; ellos mantuvieron unas relaciones personales sobre los principios cristianos que mantenían y expresaban. Manuel de Falla se distinguió por las sutilezas rítmicas y armónicas de su música; José Bergamín dirigió la revista Cruz y Raya.

Son muchos los libros que se han publicado en España a favor y en contra de Maritain, entre ellos se pueden citar:

El Mito de Maritain, de J. P. López; Una Conjura Española contra Maritain, de A. Arostegui; Jacques Maritain y la Polémica del Bien Común, de C. Santamaría; Exposición y Crítica de una Teoría de Maritain, de G. Martínez Argote.

También se han publicado: Persona, Sociedad, Estado, Pensamiento Social y Político de J. Maritain, y El Pensamiento de Jacques Maritain, de J. Ramón Calo y D. Barcale, miembros del Instituto Enmanuel Mounier español, con prólogo de A. Arostegui.

Roberto Papini, dijo: «Aunque Maritain vivió en el siglo XX, el de las grandes ‘narraciones’ ideológicas que van del idealismo al marxismo, es un filósofo que pertenece plenamente también al siglo XXI, porque retomando y desarrollando la filosofía de Aristóteles y de Santo Tomás, se confronta con las ideologías modernas e indica caminos que busquen resolver los problemas de nuestro mundo en el respeto a las diferentes culturas y civilizaciones».

La paradoja final, pues, es que, en la última etapa del régimen franquista, el pensador francés fuera aceptado por buena parte de la clase política y que jugara un papel relativamente importante en la primera constitución democrática tras la dictadura, en 1978.

La confrontación de Jacques Maritain frente al dictador Francisco Franco de España, indica que los enfrentamientos no son sólo con las armas, sino que hay posiciones con principios, valores y éticas, que orientan en los casos de confusiones, como fueron los aportes que hicieron Jacques Maritain y Emmanuel Mounier, filósofos católicos, en la Guerra Civil Española frente a una dictadura.