Antonio Osorio tiene 93 años y vive en Guarne, municipio de Antioquia, a 40 minutos de Medellín. Antonio no sabe cuándo recibirá la vacuna del COVID-19. «Solo el Dios del cielo sabe cuándo pasará eso», asegura. Karen Rodríguez, médica de 27 años, vive en Agua de Dios, Cundinamarca, a 3 horas de Bogotá; tampoco tiene información al respecto. Estuvo contagiada del mencionado virus hace poco; logró superarlo. Yo, que vivo en Bogotá y tengo 31 años, me sumo al grupo: no sé todavía cuando me vacunarán. Colombia tiene más de 2 millones de contagiados y 50 mil personas han fallecido por COVID-19, entre los que se cuenta el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, posible candidato a las elecciones presidenciales de 2022.

El gobierno de Colombia ya publicó en la página del Ministerio de Salud que aspira a vacunar a 35 millones de personas en el 2021, lo cual significa aplicar diariamente poco menos de 104,500 vacunas si se empieza en el segundo mes del año. El presidente Iván Duque y su ministro de salud, Fernando Ruiz, afirmaron que las vacunas llegarán en febrero, debido a que el país está entre los primeros de la lista del mecanismo Covax, el Mecanismo de Acceso Mundial a las Vacunas contra la COVID-19.

Para cuando se está escribiendo este artículo, el decreto definitivo que establece todas las reglas de juego para la vacunación no ha sido publicado por la presidencia. Ya se sabe que se permitirá a las alcaldías, gobernaciones y firmas privadas comprar vacunas con previa autorización del Ministerio de Salud. En dicho documento tampoco hay fechas específicas, lo cual genera problemas según lo dicho por el epidemiólogo de la Universidad de los Andes, Luis Jorge Hernández: «Un plan sin cronograma es un plan cojo». Entre más se tarden en llegar, más difícil será cumplir las cifras propuestas por el mismo gobierno: 850 mil vacunados para febrero y 3,862,900 para marzo, por hablar de lo más inmediato, del inicio de la primera fase de las dos planteadas, en la que se contemplan a los mayores de 70, personal médico, personal de vacunación, personal administrativo y de servicios que trabaje junto a ellos, epidemiólogos y personal a cargo de necropsias y autopsias. Al mismo tiempo que se espera la llegada de las vacunas, empiezan a surgir litigios internacionales entre los países y los laboratorios por el incumplimiento en las entregas, como lo anunciaron Italia y Austria.

Ante la falta de información al respecto, los medios de comunicación colombianos han decidido abordar otros temas como quién debe vacunarse primero o cómo será el esquema de vacunación. Nada se sabe de las cifras acordadas en negociación del gobierno colombiano con los laboratorios, debido a la confidencialidad pactada: «si esa confidencialidad se rompe, la consecuencia es la pérdida misma de la entrega de las vacunas», dijo en una entrevista el presidente Duque. En México, el cuarto país en vacunar, tampoco se revelaron las cifras del acuerdo. Marcelo Ebrad, secretario de Relaciones Exteriores de México, dio a conocer el monto total del gasto que no discriminó por laboratorios. En Colombia, el gobierno afirmó que el gasto es de 2 billones de pesos —cerca de 467 millones de euros. No obstante, aún no se han firmado contratos, existen acuerdos con las farmacéuticas Pfizer, Janssen y AstraZeneca.

La preocupación entre los colombianos aumentó cuando, el 19 de enero, se publicaron notas en diferentes medios afirmando que, de los 12 países con más muertes por COVID-19, hay dos que aún no vacunan: Irán y Colombia. Mientras que el país del Medio Oriente está trabajando en su propia vacuna, de acuerdo con lo dicho por su gobierno, el presidente Duque anunció la llegada de las vacunas el 16 de diciembre de 2020, siendo uno de los últimos de la región. A nivel internacional, se manejaba la hipótesis de que Colombia vacunaría en el segundo semestre de 2021. Luego del anuncio presidencial, se dijo que la vacunación podría iniciar en enero o febrero, ahora todo está enfocado a mitad de febrero.

De momento, el país enfrenta el segundo pico con cifras más altas que durante el primero. Entre los atenuantes, está que ahora se realizan más pruebas con respecto al 2020. Los toques de queda y las restricciones a la movilidad buscan contener el contagio hasta que los ultracongeladores, ya adquiridos por el gobierno, tengan algo que guardar —la vacuna de Pfizer debe almacenarse a -70°.