Con anterioridad al siglo V a.C., los conocimientos y recuerdos del pasado eran muy vagos y consistían en meros sucesos trasmitidos oralmente. Heródoto, comenzó a escribir sobre la gente y los hechos que tuvo oportunidad de vivir y, cuando eran del pasado, los aceptaba si se los relataban personas de su confianza; fue así como se comenzó a hablar de Historia. Por esa razón se le considera «el padre de la Historia».

Antes de que él comenzara a escribir, el poeta griego Homero había escrito la Ilíada y la Odisea. Y, aunque la Ilíada ha resultado en algunos aspectos histórica, está llena de ficción, con dioses que juegan entre sí y con el mundo, hombres descendientes de ellos que peleaban entre sí; era imposible saber qué era mito y qué realidad.

En honor a la verdad debemos señalar que Hecateo de Mileto, (500 años a. C.), escribió un libro llamado Viajes por el mundo, que el mismo Heródoto señala le sirvió de fuente de datos. Hecateo, en dicho libro, describía la tierra conocida y analizaba racionalmente los mitos del pasado griego y sus tradiciones, que le parecían contradictorias y hasta ridículas. Pero se considera que fue Heródoto quién en sus primeros escritos titulados Historia o Los nueve libros de la historia, hizo la primera descripción del mundo antiguo más o menos confiable y, a su vez, es la primera escritura en prosa griega que se ha conservado con un estilo caracterizado por la simplicidad y el arcaísmo. Hoy lo señalamos como lenguaje claro y sencillo. Aristóteles señalaba su forma de escribir como ordenada y concatenada. La obra de Heródoto está escrita en rollos de papiro y la compuso en dialecto y escritura jónicos.

Heródoto, para realizar sus escritos de historia, aplicó la siguiente metodología. En primer lugar, utilizó la transmisión del conocimiento oral que diferentes personas en diversos lugares le relataron y que luego tuvo oportunidad de conocer en sus viajes. Fue así como escribió sobre el Egipto Antiguo y sobre la guerra entre los persas y los griegos ya que las vivió. Por otro lado, además, usó documentación de muchas personas (informes, cartas, diarios, etc.), existente al respecto y que le parecía creíble y seria. Finalmente, él consideraba que lo más importante en sus escritos era el valor que le dio al hombre como autor de las guerras y hazañas, dejando de lado a los dioses. Con eso insistía que era el hombre el que hacía la Historia y le hizo ver al pueblo griego que el hombre merecía respeto y admiración por sus hechos.

Los críticos señalan que él especulaba y fantaseaba mucho, algo que a veces él advierte en sus manuscritos, como cuando señala que no ha podido verificar un informe o porque tenía dudas de la veracidad de algún comunicado, ya que en esos tiempos la gente creía que los dioses participaban en todas las acciones humanas. Sin embargo, dejó un legado de conocimientos de las costumbres y formas de ser no solo de Grecia, sino de Egipto, Babilonia, Tracia, Italia y otros lugares que visitó. Como daba importancia a la geografía, se le considera geógrafo, aparte de historiador.

Se conoce muy poco de su vida, precisamente, porque escribió muy poco sobre ella y, además, no había narradores. Nació en el año 484 a. C. en la ciudad jonia de Halicarnaso (en la Turquía actual), de familia noble, tuvo diferentes maestros que despertaron su curiosidad por viajar y conocer. (Falleció en el 425 a. C.) Vivió solamente 59 años. Fue acusado por levantarse en armas contra el tirano Ligdanis de su ciudad y desterrado. Esto dio lugar al inicio de sus viajes por toda Grecia y sus islas, en especial Sicilia. Posteriormente, viajó a Egipto y Mesopotamia, y a diferentes lugares del mar Caspio, donde estudió a los misteriosos escitas (de ojos azules y cabellos de fuego).

Se radico en Turios y ahí publicó sus primeros libros de Historias, estos gustaron de inmediato y fueron divulgadas en toda Grecia, en especial en Atenas, donde Aristóteles las popularizó. Plutarco, años después. hablaba de sus historias y Cicerón fue quién lo calificó como padre de la Historia. La palabra «Historia» es del dialecto jónico y significaba «la investigación que hacía un perito para verificar hechos en una disputa», Heródoto conservó ese sentido, solo que lo aplicó a la investigación de los hechos humanos en el tiempo.

La obra de Heródoto se divide en tres partes de tres libros cada una. En la primera, narra el origen y crecimiento del Imperio Persa y la amenaza que significaba para los griegos. En la segunda, narra acontecimientos que dieron lugar a enfrentamientos de los persas con los griegos de los pueblos asiáticos del mediterráneo. En la tercera, relata la invasión del rey Darío a Grecia, que termina con la batalla de Maratón y, en la última, parte la invasión de Jerjes y los triunfos de los griegos en Salamina, Platea y Micala, con lo que lograron la expulsión de los persas. En realidad, su obra se refiere a la vida de los principales pueblos del Mediterráneo oriental y a los conflictos existentes entre griegos y los persas. Además, relató la vida de Darío el Grande, Ciro II el Grande, Creso, Cambises II y muchos otros más. Realizó una auténtica investigación de las causas de esas guerras, sus circunstancias y los pueblos que participaron. Sin embargo, repetimos, él se sentía muy orgulloso señalar que lo principal de su obra es el valor que le dio al «hombre» como autor de grandes hazañas y hacedor de Historia.

Heródoto es considerado el primer prosista occidental de gran calidad literaria e incluso se dice que fue el primer antropólogo. Posiblemente impresionó su impronta narrativa y personal de la historia, y porque trató con la mayor seriedad los aspectos sociales del hombre de todos los lugares, no solo de sus compatriotas griegos. Además, describió y analizó las costumbres, formas de gobierno y las leyes de muchos pueblos que visitó, como las de los lidios, egipcios, asirios y otros más.

Se aprecia que quien creó la palabra «Historia» fue Heródoto, pues él fue el primero en emplearla dándole el sentido de «investigación», para salvar del olvido las gestas de los hombres de su época y anteriores a ella, la cual guardaba la memoria de los principales hechos de ese siglo y de las figuras humanas descollantes y no solo de los héroes que era lo que se acostumbraba; aunque, por supuesto, el valor de los espartanos en el paso de las Termópilas, luchando contra las persas que querían destruir Grecia, quedó inmortalizado en sus escritos.

Lo que más atención atrae de su lectura es que él relata las diferentes costumbres que existían en ese tiempo de pueblo a pueblo y no solo eso, sino las instituciones y leyes que crearon, así como formas de gobierno que difieren entre los pueblos y los monumentos que han construido, como las pirámides de Egipto; algo grandioso, por cierto, él relataba que era este era el único pueblo que se circuncidaba y sus sacerdotes se rapaban el pelo de la cabeza.

Un hecho muy interesante es que él, en lugar de criticar las religiones de los pueblos que visitó, respetaba mucho eso. Así, pudo apreciar infinitas religiones según cada pueblo y aprendió a respetar sus creencias. Él no solo relató las cosas maravillosas que hace el hombre, sino que también se dio cuenta de que todas las religiones hacían ver la fugacidad de la existencia humana. Por esa razón, escribió su Historia como una manera de inmortalizar al hombre.

Notas

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Russell, B. (1975). Los historiadores griegos. México, D.F.: México. Editorial Siglo XXI.