El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que se necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia.

(Woody Allen)

Eso nos ha dado la UE, dinero, con la aprobación del fondo anticrisis de 750.000 millones de euros, Sánchez ha conseguido las ayudas para reflotar la economía española tras la crisis del covid-19, nos han tocado 140.000 millones de euros entre subvenciones y préstamos. Europa ha sufrido largas horas de negociaciones, era necesario un presupuesto para salir de la crisis, y era necesario no olvidar que para nuestros socios europeos actualmente somos el Gobierno democrático más inestable de la UE, nos temen, se avergüenzan, y somos su mayor cruzada. Claro, nuestro presidente, con eso de «dame pan y llámame tonto», tras conseguir la ayuda, llegó al Congreso de los Diputados como Iker Casillas cuando levantó la Copa del Mundial en Sudáfrica.

No hay victoria, no hay celebración, la ignorancia hay que perdonarla, no celebrarla… ¿en qué nos estamos convirtiendo? España, para Europa, es un circo de tres pistas, suponemos la escalera de Venezuela en Europa, la guardería permanente de las rabietas independentistas, la democracia huérfana ante una derecha inútil y engolada por la fragmentación, la perdida de la división de poderes ante una izquierda invasora, y por fin, también somos nuestro peor enemigo con la pataleta populista de Iglesias para destruir la Monarquía parlamentaria. Siento decir que ven el vaso medio vacío. Una enorme presunción por mi parte suponer lo que piensa la UE, espero que me incluyan en el grupo de los ignorantes.

Y ahora es cuando hay que presentar el «freno de emergencia» que Sánchez ha olvidado mencionar. El acuerdo definitivo propuesto por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, es un mecanismo que permitirá a Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia, frenar en solitario el desembolso de las ayudas europeas a España si considera que no cumplimos con los compromisos exigidos. Si un país activa el freno de emergencia, los pagos a nuestro país se suspenden y la disputa se remitirá directamente al Consejo Europeo, que adopta sus decisiones por unanimidad.

No hay regalos de la UE, ni aplausos, tendremos que explicarle a Podemos con un mapa que Europa no es Venezuela. Se trata de una intervención de facto en la economía española desde la UE, tal y como ha exigido desde el principio el primer ministro holandés, Mark Rutte, que desconfía profundamente del Gobierno español. El precio a pagar por el dinero de la UE serán condiciones similares a las de un rescate. Las ayudas se entregarán por tramos y el desembolso se supedita a la aplicación de las reformas prometidas.

El acuerdo para el Fondo de Recuperación de 750.000 millones de euros, llamado Next Generation EU, movilizará una cantidad masiva de recursos públicos europeos para la recuperación, tras la crisis del covid-19. Esta recuperación debe sostenerse en la transición digital, la transición ecológica y la formación de estudiantes y trabajadores. Estos recursos suponen el equivalente al 4,6% del PIB europeo de 2019.

En la práctica estamos en manos de los nórdicos, Sánchez defendía que las condiciones se centraran sólo en la transición digital y verde, nada de reformas macroeconómicas. Pero se ha aprobado todo lo contrario, gracias a que somos el vaso medio vacío. No habrá un cheque en blanco para nuestro Gobierno… es ahora cuando podemos agradecer a la providencia que las partidas europeas no se destinen a banderitas para ministra de Igualdad.

Las ayudas tardarán en llegar, de entrada, Sánchez debe enviar un plan de inversión y reformas a Bruselas antes del 15 de octubre. Debe ser un proyecto basado en las recomendaciones de política económica que la UE dirige cada año a España, que incluye sistemáticamente la reforma laboral, medidas para garantizar la sostenibilidad de las pensiones, un pacto educativo y la aplicación de la Ley de Unidad de Mercado.

La última palabra la tendrán los gobiernos de la UE, que deciden por mayoría cualificada. Es decir, el Ecofin podrá corregir o no aprobar la política económica de nuestros aplaudidos gobernantes. Sin olvidar que la ayuda se divide en tramos y el dinero sólo se entregará cuando España haya ejecutado las reformas comprometidas.

Esto es una cesión de soberanía económica para la UE, así que no habrá pan y circo para Sánchez…no es preciso explicar su desorientación internacional. Cuando llegó a la Moncloa, el presidente del Gobierno, pensaba que ascendería al Olimpo europeo rápidamente. Nadia Calviño ha perdido la presidencia del Eurogrupo frente al irlandés Pascal Donohoe, también quedó en el banquillo Arancha González-Laya respecto a la presidencia de la Organización Mundial de Comercio, el año pasado perdió la presidencia de la Comisión Europea. Parece que la UE intenta mandarle algún mensaje al Gobierno de PSOE-Podemos.

A finales de mayo, Angela Merkel y Emmanuel Macron, anunciaron un fondo de reconstrucción de 500.000 millones de euros para enfrentar la crisis económica provocada por el COVID-19. En estas conversaciones Sánchez no participaba, a pesar de ser España uno de los países más afectados por la pandemia. Además de nuestro desplazamiento en Europa, existe una mala sintonía con Estados Unidos, porque estamos bajo sospecha de habernos convertido el gran obstáculo de la UE para una política común de rechazo del régimen chavista en Venezuela.

¿Ganaría nuestro gobierno peso político en la UE si renunciase al amor de Nicolás Maduro? ¿Sería más creíble Sánchez si pactase con el PP, en lugar de pactar con independentistas, cuando reclama solidaridad a la UE?