Desde mi reclusión obligada debido al coronavirus, en el piso 15 de un departamento acá en Viña del Mar, Chile, he participado a través del zoom de diversos eventos y actividades a los que me han invitado o estoy suscrito. Hace poco asistí a un emocionante acto recordatorio y testimonial acerca de la masacre nazi en el gueto de Varsovia. Fue muy emotivo escuchar a una persona de casi 100 años de edad contando cómo pudo arrancarse de las garras nazis y llegar a Chile, entregando además un emocionado homenaje al expresidente chileno Pedro Aguirre Cerda, que entregó miles de visas para que pudiesen entrar al país judíos y personas que arrancaban del exterminio. El recuerdo de millones de víctimas asesinadas por el sólo hecho de ser judíos, otros por tener algún tipo de limitaciones físicas, o por ser homosexuales, o por ser comunistas, o por haber ayudado a otros, me generó una gran pena y desesperanza. Surgió en mi la necesidad de reflexionar acerca de la verdadera, profunda y esencial naturaleza que tenemos los «terrestres» denominados amablemente «seres humanos». Me pregunté desde cuándo y cuantos intentos de genocidios ha habido. Al consultar en Internet me encontré con un panorama abrumador.

Genocidios en los últimos 1.800 años

La cantidad de intentos de hacer desaparecer a pueblos enteros ( genocidios), en distintas zonas y continentes de diversos lados del planeta es abrumadora. Nos deja helados, desconcertados, peguntándonos si como humanidad podremos superar este tipo de tendencias destructivas aparentemente tan arraigadas.

El actual paradigma de los opuestos que de manera intuitiva le he supuesto una antigüedad de unos 8.000 años, se caracteriza por esa tendencia mental a clasificarnos en «pares de opuestos» y a actuar en consecuencia: amigos/enemigos, fieles/infieles, herejes/correctos. Es una actitud mental avalada por sistemas dogmáticos, doctrinarios, credos, religiones, sectas, fundamentalismos políticos y religiosos de todo tipo. Incluso por tenebrosas creencias y tradiciones esotéricas, entre las que se amparó el nazismo para clasificar al mundo entre razas superiores y razas inferiores a las que era necesario eliminar.

Cuando nos informamos acerca del tema de los genocidios me pregunto: ¿podemos cambiar realmente? ¿Podemos expandir nuestro estado de conciencia y realmente generar un mundo mejor? Es decir, ¿podemos llegar a cambiar el paradigma actual por otro que sea inclusivo, respetuoso de lo diferente, colaborativo, creativo, amoroso.

Acerca de Dios y del modo de relacionarse

No entro en polémica acerca de Dios. Pienso que es un tema de creencias que debe ser respetado y que ha de quedar sólo en el ámbito familiar e individual, sin ser parte ni de la política ni de los gobiernos. La relación entre los hombres, el fundamento de la política y del modo de gobernarnos ha de basarse en los valores humanistas que llevan en sí el respeto mutuo y una relación de incluirnos mutuamente en cuanto «conjunto» como humanidad, aprendiendo de nuestras diferencias.

Pienso que Dios, aparentemente una necesaria invención de los hombres, desde los temores e ignorancias puede transformarse sin problema alguno, como ha sucedido en nuestra historia, en un pretexto para comportarse de una manera salvaje ante otros que son diferentes o para justificar cualquier barbaridad muchas veces culpando o responsabilizando a Dios. Sin duda es una manera de manipulación usando las doctrinas, dogmas, y/o creencias” en base al temor y la ignorancia por parte de algunos líderes que a veces mueven multitudes generando guerras religiosas, genocidios y grandes sufrimientos. Dichos tan comunes, tan «religiosos» como: «Dios lo quiso», o «es palabra de Dios», sirven a veces para generar los actos más abominables, como persecuciones, discriminaciones, torturas, asesinatos….

Algunos de los tantos casos

1. Los cátaros

Uno de los más emblemáticos y antiguos genocidios es el de los cátaros. Estos consideraban a la Iglesia de Roma desorientada y perdida en su primitiva esencia, con que los primeros cristianos vivían su fe, con sencillez, pobreza y humanismo. Según los cátaros, la Iglesia se había convertido en una religión, prepotente, cruel, intransigente. Sus fieles vivían en continuo temor al castigo divino por cualquier falta o desvío de sus actos, que pudiera reportarles la condenación de sus almas. Los cristianos estaban obligados bajo pena de excomunión, obediencia ciega hacia los dogmas que para la Iglesia eran inamovibles. La herejía de los cátaros era considerar a Jesús como «ser humano». Eran considerados «arrianos», por tanto, herejes de acuerdo a sus dogmas. Por todo eso, el papa Inocencio III, al llegar al poder en 1198, resolvió suprimir el movimiento cátaro con la definición sobre la fe del Concilio de Letrán a través de sus ejércitos con la misión de eliminar a todos los cátaros de la faz de la tierra: hombres, mujeres y niños. Para más detalles, véase aquí.

2. Los kurdos

Los kurdos son un pueblo de origen indoeuropeo que se asentaron en el sur de Anatolia en torno al siglo X a. C. En 1925 una insurrección kurda fue derrotada por las tropas turcas. Tras el Tratado de Lausana (1923), el Kurdistán fue dividido entre Turquía, Siria, Irán, Irak y la URSS. Es un pueblo que ha sido atacado y no reconocido como tal, luchando para tener su autonomía, su país, pero que la negativa internacional especialmente de parte de Turquía han impedido que logren sus justas pretensiones, De hecho durante el siglo 20 hasta la actualidad han sufrido ataques de todo tipo con enormes pérdidas de vidas. En la actual guerra de Siria, los kurdos fueron parte de las víctimas.

Genocidios de hoy: grupos étnicos y religiosos que se enfrentan al exterminio

Para conocer algunos genocidios o intentos de los mismos en pleno siglo XXI, pueden acceder al link.

Sólo unas pequeñas menciones y de algunos casos.

  • Los armenios

El Genocidio Armenio fue planeado y administrado centralmente por el Estado de Turquía contra toda la población armenia del Imperio Otomano. En 1913 se constituyó el Comité de Unión y Progreso (CUP) liderado por Talat Pasha, de ideología nacionalista y cuyo principal lema esgrimía «Anatolia para los turcos». Los armenios se convierten en enemigos de la nación turca. El 24 de abril de 1915, las fuerzas otomanas decapitaron a la cabeza intelectual de los armenios —235 personas— en un movimiento encaminado a desestructurar a su población mediante la eliminación de sus líderes. Tras estas matanzas, la ley otorgó la legitimación al Gobierno para arrestar y deportar armenios aldea por aldea, informándoles de que se les reubicaría en localidades del interior del país. El genocidio fue llevado a cabo durante la Primera Guerra Mundial entre los años 1915 y 1918. Gran número de armenios fueron masacrados a lo ancho y largo del Imperio Otomano. Toda clase de atrocidades fueron cometidas contra ese pueblo.

Casi todos los armenios (11 a 12 millones) han sufrido en sus familias el zarpazo del terror. Y si bien es cierto que el nuevo Estado turco que se constituyó en 1923 se aleja radicalmente del CUP, dedica considerables esfuerzos y dinero a defender que estos crímenes fueron cometidos en un periodo de guerra y no como actos genocidas. Turquía debe reconocer el genocidio en beneficio no sólo de las víctimas, sino de su propia subsistencia y de la de toda la humanidad.

  • Los yazidíes en Irak

La minoría yazidí es perseguida con especial crueldad por los yihadistas del Estado Islámico, intolerables hacia cualquier persona que no se ajuste a su ideología sunita salafista. Al apoderarse de la ciudad iraquí de Sinjar, los islamistas obligaron a miles de familias yazidíes a huir a las montañas, donde muchos murieron de hambre y sed. Los hombres de esta minoría religiosa kurda fueron sumariamente ejecutados y las mujeres convertidas en esclavas sexuales.

  • Los no sunitas bajo el control del Estado Islámico

La ideología salafista sunita del EI (Estado Islámico) considera enemigos a los musulmanes chiitas, a cristianos, asirios y todas las demás minorías que se encuentren en su camino para establecer un califato. En todas las regiones donde opera el grupo terrorista, estos grupos y otros se han enfrentado a una forzada conversión, persecución y muerte. Un informe de Amnistía Internacional encontró una limpieza étnica de «escala histórica» refiriéndose a los ataques sistemáticos de «las comunidades musulmanas no árabes y no sunitas, matanza y secuestro de cientos, posiblemente miles, de personas, y la obligación a más de 830.000 personas a huir de las zonas que tuvieron controladas desde el 10 junio de 2014 hasta tiempo atrás».

  • Los rohingya en Birmania

La organización Genocide Watch declaró una situación de emergencia en el estado birmano de Rajine, donde se cree que vive alrededor de un millón de miembros de esa minoría. Los rohingya son una minoría étnica musulmana indígena de Birmania, que se enfrenta a una discriminación religiosa y étnica sistemática. Birmania, un país predominantemente budista, les niega la ciudadanía, al igual que Bangladés. En los últimos tres años, los ataques por parte de budistas han dejado cientos de rohingyas muertos y 140.000 atrapados en campamentos, en los que viven sin acceso a una atención sanitaria adecuada, educación o empleo.

  • Los kachines en Birmania

Otro grupo étnico víctima de la violencia genocida en Birmania son los kachines. El Ejército para la Independencia de Kachin (KIA, por sus siglas en inglés) está luchando en el Estado homólogo, con una población de mayoría cristiana, contra el gobierno de los budistas. En junio de 2011, un acuerdo de paz de 17 años se interrumpió y los combates entre el KIA y el gobierno birmano no paran desde entonces.

  • Los no musulmanes en Nigeria, controlada por Boko Haram

La facción islamista Boko Haram , que lucha para establecer un califato en el norte de Nigeria, tiene como blanco a los cristianos y otras minorías en interminables ataques terroristas, masacres y secuestros. El líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, ha declarado la yihad contra el cristianismo en Nigeria y se comprometió a atacar a la policía y funcionarios del gobierno. Genocide Watch ha puesto a Nigeria en su lista de «emergencia» de los países en riesgo de genocidio.

  • Musulmanes y cristianos en la República Centroafricana

Tanto la ONU como funcionarios franceses han advertido del riesgo de genocidio por ambas partes de un conflicto permanente. Las milicias cristianas de autodefensa anti- Balaka cometen abusos contra las comunidades musulmanas minoritarias, mientras que la coalición rebelde mayormente musulmana, Seleka, también es acusada de graves abusos contra los cristianos. A finales de 2014, miles de civiles habían sido asesinados por ambos bandos y más de 800.000 personas fueron desplazadas de sus hogares. Muchas de ellas huyen a países vecinos como refugiados.

  • Los dinka y los nuer en Sudán del Sur

Una disputa entre el presidente Salva Kiir y el vicepresidente Riek Machar, devino rápidamente en diciembre de 2013 en un conflicto abierto entre las fuerzas dinkas controladas por el Gobierno y la etnia nuer.

De acuerdo con Human Rights Watch, a raíz de los combates el pueblo étnico nuer fue sometido a asesinatos selectivos, registros de casas, detenciones masivas, detenciones ilegales, malos tratos y torturas.

En uno de los peores incidentes registrados, las fuerzas gubernamentales detuvieron en diciembre de 2013 entre 200 y 400 hombres nuer y los masacraron. En abril pasado, las fuerzas opositoras tras atacar la ciudad de Bentiu sacrificaron a cientos de civiles.

Preguntas para la reflexión

Cuando la historia conocida de la humanidad, nos muestra cómo el hombre inventa doctrinas, credos, dogmas, ideologías, y a veces las interpreta para alentar a discriminar, a no respetar al prójimo cuando es diferente, a impulsar la violencia para ganar prosélitos, adeptos para sus organizaciones y creencias, ¿qué conclusiones podemos sacar?

En mis diversos artículos acerca de Gobernanza planetaria publicados en este medio he tratado de soñar, de ser «optimista». Generar esperanzas de cambio. He postulado que dentro de unos cientos de años, por medio de un trabajo libre, voluntario, individual pero masivo, para expandir nuestro estado de conciencia, en un «trabajo interior», a través de una «Escuela de Expansión de la conciencia» que a su vez forme parte de los sistemas educacionales planetarios, que respetando las características de todas las zonas y países del planeta, podrían generar cambios sustanciales en el modo de pensar, sentir, comportarse y relacionarse entre los mismos seres humanos y con el planeta de manera que se vaya produciendo un cambio de paradigma.

En un artículo publicado en esta revista la denominé «Escuela formativa de Consciencia». Lo he postulado más que como un sueño, como una necesidad de trabajar en desarrollar una cultura planetaria diferente que genere un cambio de paradigma.

Pero, ¿seremos capaces de lograrlo? ¿Seremos conscientes de que las religiones y credos, los sistemas políticos y de gobierno, no pueden seguir sosteniéndose tal cual lo han hecho hasta ahora y han de cambiar antes de que sea demasiado tarde?

¿Será que el coronavirus es una respuesta de la Tierra a quienes la hemos maltratado, contaminado, destruido?

Necesitamos «desenterrar» la sabiduría esencial de los pueblos «precivilizados», de los pueblos ancestrales, hacerla parte de un nuevo paradigma relacional, más aprovechando constructivamente en favor del bien común los enormes recursos que como humanos hemos desarrollado y que actualmente están a nuestra disposición.

Comparto con los lectores una entrevista al psicólogo y escritor chileno Claudio Naranjo que entre otros aspectos habla de los pueblos «precivilizados» que estaban relacionados de otro modo con la tierra, con la naturaleza, consigo mismos y con el Universo. Invito a escuchar a Naranjo.

Invito a que reflexionemos e investiguemos respecto a la real posibilidad de cambio de paradigma. Invito a los científicos a escribir respecto a este tema que es fundamental al futuro del planeta y especialmente de esta humanidad. Eso, antes de que sea demasiado tarde.