Corrían los últimos años de la década de los setenta cuando al empresario automotriz Valentino Mercati le empezó a dar vueltas una idea por la cabeza: ¿qué hacer con esa casa señorial, circundada de 300 hectáreas de terreno agrícola recientemente adquirida, ubicada en Aboca, un lugar cerca de Sansepolcro, tierras del pintor Piero della Francesca, en la campiña Toscana?

Y aunque los negocios iban bien, don Valentino decide cambiar drásticamente su vida e invertir en una empresa que se dedicara a la agricultura biológica, un proyecto que al poco tiempo iba a ir más allá de la relación normal entre un empresario y su industria, para transformarse en un verdadero proyecto de vida, una visión específica del mundo y de la salud bajo el signo de lo que era verdaderamente natural.

«De generación en generación, el respeto, la transparencia, la búsqueda incesante de libertad e independencia guían nuestra evolución junto a la pasión y al entusiasmo de las personas que colaboran con nosotros», enfatiza don Valentino en conversación con el Wall Street International Magazine.

A partir de ese momento se adentra en el mundo de las plantas medicinales y decide dedicar sus energías a investigar una relación nueva con la tierra como punto de partida y, en ese sentido, explorar nuevas fronteras de la relación entre el hombre y la naturaleza: la salud del hombre en equilibro con el medio ambiente, es el ideal que ha llevado a don Valentino y a su familia a descubrir un universo nuevo, prácticamente aun inexplorado.

Se estudian en detalle las tradiciones antiguas que vinculan al hombre con las plantas medicinales, descubriendo un mundo nuevo y antiguo a la vez, que nuestros antepasados ya habían utilizado, pero que se había ido perdiendo. De ahí la necesidad imprescindible de rescatar este rico patrimonio y ponerlo a disposición de todo el mundo, entrecruzando los resultados de una historia milenaria con las potencialidades que ofrecen la ciencia actual de cara a los nuevos descubrimientos científicos y tecnológicos.

De este modo Aboca empieza su recorrido por el mundo de la salud natural en modo revolucionario: un proceso productivo totalmente vertical que va desde la producción de la materia prima de calidad, cultivada rigurosamente con los métodos de la agricultura biológica, hasta la verificación final de los efectos farmacológicos y clínicos de cada producto.

«En la naturaleza encontramos todo. Se trata solamente de saberlo buscar, de combinarlo en el modo justo, de tratarlo y conservarlo, aplicando todo el conocimiento del pasado y del presente para lograr un equilibrio nuevo entre el hombre y la naturaleza, que sea ventajoso para ambos», explica don Valentino.

«Cuando hace casi 40 años fundé Aboca estaba convencido de que el hombre no podía dejar de usar las sustancias naturales y no solo para su propio bienestar, sino también como antídoto y cura contra determinadas enfermedades», agrega el empresario.

No era una posición fácil de sostener, ya que en esos años el mundo parecía haber encontrado en la química la respuesta a todas sus exigencias, dejando al margen el extraordinario patrimonio del mundo natural, relegándolo a las denominadas terapias no convencionales, o a la simple tradición.

«Ese contexto contrastaba profundamente con lo que eran mis convicciones de que el universo de las sustancias naturales tenía que afrontarse necesariamente con el método riguroso de las investigaciones clínicas al interior de un esquema no alternativo a la medicina oficial, sino afín y coherente a ella», añade.

Estos son los principios sobres lo que se ha asentado Aboca, apuntando hacia la innovación, la investigación y las nuevas tecnologías.

Mucho agua ha corrido bajo los puentes de la ciencia desde que se fundó Aboca: «Hoy estamos frente a un escenario profundamente cambiado, ya que también el mundo científico ha descubierto de nuevo las ventajas que derivan del uso de las sustancias naturales, que son muy complejas, y que han ido evolucionando junto al hombre, razón por la cual son capaces de interactuar con nuestro organismo, respetando su fisiología», afirma don Valentino.

De aquí parte la misión fundamental de la industria: estudiar y analizar estas sustancias naturales con el fin de favorecer el bienestar del organismo, al interior de un concepto de equilibrio, cuyo objetivo final es mejorar las condiciones fisiológicas del hombre sano.

Pero no solo de trata de ayudar al hombre sano: dado que la investigación ha dado pasos de gigante y que gracias a las técnicas modernas de extracción, producción y análisis es posible obtener de las sustancias naturales complejos moleculares, y, en consecuencia, utilizar estas sustancias naturales también en la cura de las patologías, por lo tanto este uso se extiende ahora al hombre enfermo.

Por eso la investigación es un valor ideal que guía Aboca y gracias a ello su capacidad innovadora es fruto de constantes inversiones en las diferentes áreas de investigación que interactúan entre sí para obtener los mejores resultados: un estupendo laboratorio en la sede central, que en realidad parece un centro espacial, refleja en concreto este valor ideal.

Aboca cultiva directamente 67 tipos diferentes de plantas, ya no solo en las originales 300 hectáreas de 1978, sino en otras 1.000 hectáreas de terreno entre Toscana y Umbría con el método de agricultura biológica que se funda en el respeto absoluto de los recursos naturales del ambiente y de la biodiversidad.

Asimismo sus cultivos siguen las disposiciones del Reglamento Europeo sobre la Agricultura Biológica (REG. CE 834/2OO7) que significa la adopción de técnicas de cultura idóneas para preservas las estructuras y equilibrios micro orgánicos del terreno; el uso de variedades vegetales que se adaptan al medio ambiente específico; la exclusión del uso de fertilizantes y antiparasitarios químicos y la prohibición del uso de OGM.

La recolección de las hierbas se efectúa durante el período denominado balsámico, que es cuando la planta ofrece sus mejores cualidades, tanto en términos de aprovechamiento, como de los valores cualitativos y cuantitativos.

El ciclo productivo agrícola parte desde la semilla y termina con la recolección-secado de la planta para tener una materia prima seleccionada, de gran calidad, sin uso de pesticidas ni agentes contaminantes.

Aboca produce 68 líneas de productos eficaces y seguros, entre ellos medicinas propiamente tal, integradores alimenticios, cosméticos biológicos,, que no contienen derivados del petróleo, colorantes ni perfumes de síntesis.

Sin embargo, don Valentino ha ido más allá y en Sansepolcro, en el imponente Palacio Bourbon del Monte, construido a fines del siglo XVII, es posible visitar el original Museo de las Yerbas, cuyo objetivo es difundir la antigua tradición de las plantas medicinales remontándose a sus orígenes con preciosos herbarios, libros de botánica farmacéutica del todo el mundo, antiguos morteros , cerámicas, alambiques y delicados instrumentos de precisión.

La sugestiva y fiel reconstrucción de laboratorios antiguos acompaña al visitante en este maravilloso viaje al pasado donde curiosidades, anécdotas y perfumes naturales se enlazan para narrar la historia de las plantas a través de los siglos.

La sala principal del Museo está dedicada al instrumento más antiguo e insustituible de este mundo fantástico: el mortero, cuyo uso se remonta a los albores de la civilización, como lo demuestran los diferentes materiales usad en su construcción, tales como fierro, cobre, plata, madera, piedras duras, mármol, alabastro, terracota, cerámica, vidrio o bronce.

Interesantísima la biblioteca que presenta una extraordinaria colección de preciosos libro relacionados con la historia de las plantas medicinales y de su uso a lo largo de las épocas y de las diferentes civilizaciones desde la invención de la imprenta hasta principios del siglo XIX.

Cada uno de los 1500 ejemplares de esta biblioteca (hay incluso un interesante tomo publicado en Perú el siglo XVII), rinde testimonio de un período de la historia del hombre y de sus conocimientos sobre el uso curativo de las plantas.

En la sala denominada de las yerbas, quizás el ambiente más sugestivo del museo, se entra en una dimensión especial: en una sala semiiluminada, con un aroma embriagador, una gran cantidad de plantas medicinales, cada una con su cartelito de identificación, cuelgan desde el techo. Esta disposición lejos de luces directas ha permitido un justo secado, manteniendo íntegramente al mismo tiempo sus propiedades.

Naturalidad, innovación, búsqueda incesante de la calidad es el aire que se respira en todos los rincones de Aboca, desde la cúpula hasta el último empleado. En el trabajo diario se siente un norte común de cara a los valores que se reflejan en todas las opciones de la industria siempre bajo el signo de la salud en el respeto absoluto de la persona y del medio ambiente.