• Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas...

Al principio de la historia estaba Dios, que creó al hombre, y después fueron los refranes. El hombre. Con esa gran capacidad de altruismo que siempre le ha caracterizado, ya desde los albores de la humanidad quiso congraciar a quienes vendrían después dejándoles como legado su conocimiento en forma de sentencia breve.

  • Dame pan y llámame tonto.

A lo largo de los tiempos, de generación en generación, los refranes se han ido forjando a través de lo vivido en una comunidad, convirtiéndose en la esencia cultural del pueblo, ya que contienen las tradiciones y costumbres de sus habitantes. Surgen de la experiencia y lo que buscan es transmitir una enseñanza, una reflexión o un consejo, por eso su finalidad es instructiva.

  • A quien madruga, Dios le ayuda, aunque no por mucho madrugar, amanece más temprano.

Hubo un tiempo en el que el analfabetismo estaba presente en todas las capas de la sociedad y la vida en las zonas rurales inclemente. De ahí que cobrara gran importancia la sabiduría popular, que se difundía de manera oral, anónima y colectiva entre los pueblos y hacía posible su aplicación ante las dificultades de la vida y el trabajo cotidiano para facilitarles la existencia.

  • En tu casa cuecen habas, y en la mía, a calderadas.

Una vez más, El Quijote sirve como el mejor de los ejemplos. Encontramos gran número de refranes entre sus páginas, expresados por boca de muchos de los personajes, que le aportan parte de la riqueza que define a la obra. El mismo Cervantes habla de ellos como sentencias sacadas de la experiencia, caracterizados por la lección moral, la brevedad y la fuente de sabiduría popular. Otros rasgos son el sentido metafórico, su variada tipología (moral: quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija; meteorológico: agosto, frío en rostro; laboral: a juventud ociosa, vejez trabajosa; supersticioso: afortunado en el juego, desgraciado en amores; geográfico: Tarazona no recula, aunque lo mande la bula; gastronómico: al pan, pan, y al vino, vino), la rima fácil de asimilar y la veracidad de su contenido.

  • Si te duele el culo, úntatelo de aceite; si no se te cura, se te pondrá reluciente.

Hoy podemos encontrar muchos de ellos en el refranero español, formado por más de 100.000 refranes que se clasifican según su origen y significado, y que dan buena cuenta de la importancia de la tradición oral en nuestro país.

  • Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar.

Pese a que el cambio en nuestra sociedad está haciendo que vayan quedando en desuso, los refranes nos tienden la mano a un pasado que con frecuencia descubrimos no tan distinto de la realidad que nos acontece; nos hablan del tiempo, de las costumbres sociales, de las creencias. Y aunque es habitual que encontremos el carácter aleccionador y los tópicos machistas, también están siempre presentes la riqueza del lenguaje y el desarrollo del pensamiento y la creatividad del ser humano tras las ideas encubiertas que llevan consigo. En los refranes no solo se manifiesta la historia, sino que además suponen una parte importante de nuestra herencia cultural, ya que más sabe el diablo por viejo que por diablo.