Retrocedamos brevemente hasta 1975. Un 1975 alternativo en el que George Lucas nunca conoció a Ralph McQuarrie y, en consecuencia, nunca llego a convertirse en el primer empleado contratado por el cineasta para hacer realidad Star Wars. La emblemática producción hubiera sido muy diferente sin la fundamental colaboración del artista y veterano de la guerra de Corea o, muy posiblemente, ni siquiera hubiera llegado a rodarse. En definitiva, habría sido un 1975 trágico para toda la chiquillada de los 70 y generaciones posteriores. Por no mencionar a un Hollywood que con Star Wars descubrió un molde a partir del cual crear grandes producciones que sigue vigente hasta el día de hoy.

Ralph McQuarrie no es mencionado muy a menudo, aunque su nombre es suficientemente conocido entre seguidores de la saga. Su labor en Star Wars fue pionera en un aspecto de la producción cinematográfica que cobraría más importancia en la industria a partir de aquel momento: el diseño conceptual.

El factor McQuarrie.

El artista, que no tenía experiencia en el cine cuando comenzó a trabajar para Lucas, hizo mucho más que diseñar escenarios, trajes o naves espaciales. Plasmó por primera vez en imágenes momentos clave del guion que terminarían trasladándose a la pantalla prácticamente en su literalidad porque ahí ya estaba todo como debía de ser. El encuadre, el diseño de los personajes, su actitud y personalidad, el escenario, la acción… Conceptualizó y definió personajes hoy icónicos como Darth Vader, C3P0 o R2D2 entre muchos otros. Creo escenarios y mundos de ficción con imágenes que más que diseño eran puro storytelling que visualizaba lo que había escrito Lucas con mucha más fuerza y claridad que las palabras del autor. El espectador ve escenas emblemáticas del filme y está contemplando la visión de Ralph McQuarrie tanto o más que la de Lucas.

Los dos personajes se conocieron a mediados de los 70 a través de amigos comunes. McQuarrie era un veterano de la guerra de Corea que incluso se había llevado un disparo en la cabeza en combate. Afortunadamente, el casco detuvo la bala y McQuarrie sobrevivió a la guerra, lo que permitió que años más tarde entrara a estudiar en una escuela de Arte. Tras finalizar sus estudios comenzó a trabajar como ilustrador para una empresa de odontología. De los dientes pasó a Boeing y de ahí a colaborar con la NASA en la recreación de escenas de las misiones Apollo.

Es 1975 y nadie quiere a Lucas

Por entonces Lucas era un joven cineasta con un éxito debajo del brazo –American Graffiti (1973)- pero con serias dificultades para sacar adelante su siguiente película. Tanto Universal como United Artists habían rechazado una versión muy primeriza de Star Wars que aún habría de conocer cambios sustanciales y revisiones sucesivas hasta encontrar su forma final. El proyecto no captó el interés de productora alguna hasta que McQuarrie comenzó a plasmar en imágenes las ideas del director. Fue la primera persona que contrató Lucas para Star Wars y la que encauzó el proyecto. Tras ver los diseños de McQuarrie, 20th Century Fox decidió producir la película.

Teóricamente, la labor de un diseñador artístico no es de las que trascienden. Y menos en aquella época. Pero el éxito sin precedentes de Star Wars propició el lanzamiento de todo tipo de merchandising entre el que se encontraba The Star Wars Portfolio[1].

The Star Wars Portfolio es una colección de 21 pinturas originales de McQuarrie lanzada en 1977. Fue un éxito como todo lo que rodeó Star Wars. Popularizó el trabajo de McQuarrie, disparó la imaginación de una generación entera de críos y constituyó, para muchos, el primer vistazo al proceso de creación de una película. Algunas de las imágenes pertenecían a las que McQuarrie había creado a partir de la segunda versión del guion[2]. Por aquel entonces, la producción se llamaba The Adventures of Starkiller. Episode I: The Star Wars y presentaba bastantes diferencias con lo que llegaría finalmente a rodarse que sería la cuarta versión del guion.

Por ese motivo tan nimio, millones de críos se devanaban los sesos pensando en que hacia ese soldado imperial con un sable láser o por qué no estaba en la película esa escena en la que se enfrentan Luke y Vader entre otras importantísimas cuestiones.

Por qué Darth Vader es como es

Años más tarde, McQuarrie explicaría que en el primer caso simplemente le pareció lógico que si los rebeldes contaban con sables láser también los tuvieran los soldados imperiales[3]. Y en cuanto al enfrentamiento que nunca tuvo lugar era entre Vader y Deak Starkiller[4], protagonista de esa versión del guion.

Algunas ideas de McQuarrie no llegaron a la pantalla, obviamente. Ni todo lo que se ve en sus dibujos es obra suya. Las naves, por ejemplo, eran en gran medida responsabilidad de Colin Cantwell y Joe Johnston. Otros diseñadores conceptuales se irían incorporando al proyecto siguiendo la dirección creativa de McQuarrie. La gran mayoría de sus aportaciones fueron definitivas y terminarían viéndose en pantalla tal cual.

El diseño de Vader es icónico. Y el hecho de que use un respirador y tenga la voz distorsionada se debe a nuestro ilustrador. The Adventures of Starkiller presentaba una escena en la que Vader saltaba de nave espacial en nave espacial, por lo que pensó que resultaría necesario para el personaje. C3PO era originalmente un claro sosias de Maria, el androide que se veía en la película de Fritz Lang Metropolis (1929). Pero con lo que no terminaba de quedar contento el diseñador era con el rostro. Realizó los ojos según las indicaciones del también diseñador John Barry y entonces dio por completado el personaje. Anthony Daniels había rechazado el papel, pero al ver la interpretación de McQuarrie reconsideró su decisión. Chewbacca y R2D2 también fueron definidos en las ilustraciones de McQuarrie.

McQuarrie fue tan responsable de las imágenes que cautivaron a una generación como Lucas.

Después de Star Wars

Lucas contó con los servicios de McQuarrie para dar forma tanto a El Imperio contraataca (1980) como El retorno del Jedi (1983). Además de ser el director conceptual de la trilogía, pintó muchos de los mate paintings –técnica que consiste en integrar un escenario detalladamente pintado sobre una superficie de cristal con la imagen de los actores- que forman parte de escenas clásicas de la película. No tan sorprendentemente, los mate paintings[5] realizados por McQuarrie y otros artistas aguantan mejor el paso del tiempo que los entornos digitales de la segunda trilogía.

McQuarrie siguió su carrera profesional fuera de Star Wars. Realizó la misma labor para Battlestar Galactica (1978/1980) y películas de Steven Spielberg como Encuentros en la tercera fase (1977), En busca del arca perdida (1981), o E.T. (1982). A mediados de los años 80 ganó un Oscar por su contribución en los efectos visuales de Cocoon (1985). Cuando Lucas contactó en los 90 con un ya retirado McQuarrie para realizar los tres primeros episodios de la saga, este declinó la oferta. El artista falleció en 2012 a la edad de 82 años.

JJ Abrams ha recuperado el trabajo de McQuarrie para El despertar de la Fuerza (2015). Algunos escenarios rescatan imágenes de McQuarrie y el nuevo droide BB8, que promete cautivar a toda una generación de niños, está inspirado en una de las primeras versiones que McQuarrie dibujo para R2D2[6].

Las creaciones del bueno de McQuarrie volverán a iluminar la pantalla grande a finales de este año. Algunas de las escogidas por JJ Abrams figuran en la siguiente galería que recopila 100 imágenes creadas por Ralph McQuarrie para la trilogía original[7].

Referencias

[1] The Star Wars Portfolio
[2] Segunda versión del guion de Star Wars
[3] Soldados imperiales con espada láser
[4] Combate entre Vader y Deak Starkiller
[5] Mate paintings
[6] El nuevo droide BB8
[7] Galería de dibujos originales de McQuarrie