Es extraño ver cómo evoluciona la humanidad a lo largo del tiempo y cómo, a pesar de haberse advertido, generación tras generación, a lo largo de la historia (valga la redundancia), la humanidad no ha aprendido de los errores de su historia pasada y, más bien, tiende a repetirlos o a ignorarlos cuando se dan advertencias recientes.
El Nuevo Milenio no ha sido la excepción: de hecho, inició con el Problema del Año 2000 (o Problema Y2K, por el numerónimo Y2K: Y=year o año, 2=dos y K=abreviatura) del número 1000. Literalmente el mundo estaba pendiente de el bug (o error de software) originado por la “costumbre” de los programadores informáticos de omitir la centuria del año para el almacenamiento de fechas, costumbre que se debía a que las memorias de las computadoras antes del año 2000 eran muy limitadas. Tan es así que las SDR SDRAM (Single Data Rate SDRAM) más poderosas de esa época eran de 64 KB de RAM. Recuerden que la K es de 1000, no la G de Giga (= 1.000.000) de las computadoras actuales —o sea, mil (K) veces más—.
Sin mencionar que la velocidad o frecuencia de procesamiento de las memorias actuales va desde los 2666 MHz hasta más de 6000 MHz (en las DDR5 de gama alta), y la velocidad de procesamiento de los procesadores (CPU) modernos, que se mide en Giga Hertz (GHz), va de 1.6 Giga Hertz (GHz) a más de 5.0 GHz en modelos de alta gama: la velocidad de procesamiento de los procesadores de computadoras antes del año 2000 iba de 450 MHz a 1 GHz con el Athlon de AMD, que fue el primer procesador en alcanzar ese rango de frecuencia en 1999. Y para finalizar, la mayoría de los procesadores de antes del 2000 tenía una arquitectura de 32 bits, no de 64 como los actuales.
Las mayores falacias del siglo XXI no son solo los errores lógicos tradicionales (como el ad hominem), sino que se manifiestan en conceptos erróneos generalizados y la manipulación de la información que caracterizan la era digital y la posverdad.
A continuación, se presentan algunas de las falacias o mitos más relevantes del siglo XXI:
1. La "Posverdad" y las Fake News
- La falacia ad populum digital: La creencia de que, si una idea se vuelve viral o es apoyada por un gran número de personas en redes sociales, debe ser cierta. Las opiniones generadas por bots o campañas de desinformación pueden dar una percepción falsa de la realidad, manipulando la opinión pública.
2. Mitos sobre la ciencia y la salud
Pseudociencias y "curas milagrosas": La persistencia de la creencia en pseudoterapias (como la aromaterapia, las flores de Bach o la programación neurolingüística), que carecen de fundamento científico sólido.
Conceptos erróneos sobre salud: Mitos populares (como que "las frutas orgánicas son más nutritivas" o que "el azúcar causa hiperactividad en los niños") que, a menudo, contradicen la evidencia científica.
3. Falacias en la economía y la política
La falacia de la “mano invisible” infalible: La idea de que los mercados siempre se autorregulan perfectamente sin necesidad de intervención, un concepto que ha sido cuestionado tras diversas crisis financieras globales.
La falacia del falso dilema en debates políticos: La presentación de solo dos opciones extremas como las únicas posibles, ignorando soluciones intermedias o alternativas complejas para simplificar (y manipular) el debate público.
4. Mitos Tecnológicos y Sociales
La “sociedad de la información” sin desigualdad: La falacia de que el acceso a la información por sí solo resolvería problemas globales, como la pobreza o la exclusión, cuando en realidad la brecha digital ha creado nuevas formas de desigualdad.
La falacia ad novitatem (apelación a la novedad): La creencia de que una idea o producto es intrínsecamente superior o correcto simplemente porque es nuevo, moderno o la última tendencia tecnológica.
5. Sesgos cognitivos comunes
La falacia del jugador: La creencia errónea de que si algo ha ocurrido con más frecuencia de lo normal en el pasado reciente es menos probable que vuelva a ocurrir pronto (o viceversa), lo cual es común en las finanzas y los juegos de azar.
El sesgo de confirmación: La tendencia a buscar, interpretar y recordar información de manera que confirme nuestras creencias preexistentes, lo cual se ve amplificado por los algoritmos de las redes sociales que crean “cámaras de eco”.
Ejemplos concretos de las falacias del siglo XXI con contexto y explicación
1. La "posverdad" y la falacia ad populum digital
Cuándo ocurrió: Durante la pandemia de COVID-19 (2020-2022), y sigue siendo prevalente.
Contexto: En redes sociales como Facebook, Twitter y YouTube, se difundieron masivamente teorías de conspiración y desinformación sobre las vacunas (por ejemplo, que causaban autismo o que implantaban microchips para manejar por control remoto).
Falacia: Argumentum ad populum (apelación al pueblo/popularidad).
Por qué: La gente creía estas afirmaciones falsas simplemente porque se volvieron virales, tenían miles de “me gusta” o eran compartidas por muchas personas en sus círculos sociales, en lugar de basarse en la evidencia científica y el consenso médico de las autoridades sanitarias como la OMS o los CDC.
2. Mitos sobre la ciencia y la salud (falacia causal)
Cuándo ocurrió: Décadas de los 2000 en adelante.
Contexto: La promoción y venta de sustancias, como el dióxido de cloro (MMS), como “cura milagrosa” para diversas enfermedades, incluyendo el cáncer, el SIDA y, más recientemente, el COVID-19.
Falacia: Falacia causal (específicamente post hoc ergo propter hoc: “después de esto, por lo tanto, debido a esto”) y ad ignorantiam (apelación a la ignorancia).
Por qué: Se asume una relación causa-efecto sin evidencia científica real. Si alguien mejoró después de tomar la sustancia, se atribuye a ella, ignorando otras variables o la recuperación natural del cuerpo. La falacia ad ignorantiam se usa al afirmar que "funciona porque no hay pruebas concluyentes de que no funcione", a pesar de la falta de estudios que respalden su seguridad y eficacia y las advertencias de las agencias de salud sobre su toxicidad.
3. Falacias en la economía y la política (falso dilema y manipulación de evidencia)
Cuándo ocurrió: Marzo de 2003 (Invasión de Irak).
Contexto: La administración del presidente George W. Bush en los Estados Unidos justificó la invasión de Irak con la afirmación de que el régimen de Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva (ADM).
Falacia: Manipulación de evidencia. Falsa presuposición y, en el debate público, falso dilema.
Por qué: Se presentó la situación como si la única opción para evitar un peligro inminente fuera la guerra, ignorando las conclusiones de los inspectores de la ONU que no encontraron ADM activas. La premisa principal (la existencia actual de ADM) resultó ser falsa después de la invasión: los datos disponibles fueron presentados a través del "prisma" de los ataques del 11 de septiembre para justificar la acción militar, en lugar de una evaluación objetiva.
4. Mitos Tecnológicos y sociales (Falacia ad novitatem)
Cuándo ocurrió: Lanzamiento de nuevos productos tecnológicos (ej. iPhone X en 2017).
Contexto: Campañas de marketing que enfatizan repetidamente que un nuevo modelo es "revolucionario", "el futuro" o "el mejor hasta la fecha", centrándose en lo novedoso y no en las características objetivas.
Falacia: Argumentum ad novitatem (apelación a la novedad).
Por qué: La estrategia publicitaria sugiere que el producto es superior o necesario simplemente por ser el más reciente o innovador, capitalizando el deseo de estar a la vanguardia tecnológica en lugar de proporcionar razones sustanciales por las que es mejor que modelos anteriores o de la competencia.
5. Sesgos cognitivos comunes (sesgo de confirmación)
Cuándo ocurrió: Elecciones presidenciales de EE. UU. de 2016 y 2020.
Contexto: En la era de las redes sociales y los medios de comunicación polarizados, las personas tienden a seguir cuentas y consumir noticias que confirman sus inclinaciones políticas e ideológicas. Esto crea “cámaras de eco”.
Falacia/sesgo: Sesgo de confirmación (un tipo de razonamiento circular, o “begging the question” a nivel cognitivo).
Por qué: Los individuos buscan e interpretan la información de una manera que confirma sus creencias preexistentes, descartando evidencia contradictoria. Los algoritmos de las plataformas amplifican este efecto al mostrar contenido con el que es más probable que el usuario interactúe, reforzando así la falacia de que “todo el mundo” piensa como ellos y que su punto de vista es el único válido.
¿Cómo reaccionó la gente a esas falacias? ¿Las aceptaron, las rechazaron, se mantuvieron neutrales o indiferentes y por qué?
La reacción de la gente a estas falacias ha sido variada, oscilando entre la aceptación masiva, el rechazo rotundo y la polarización, lo cual se explica por factores psicológicos, la influencia de los medios y la confianza en las instituciones.
1. La "posverdad" y la Falacia ad populum digital (vacunas COVID-19)
Reacción principal: Polarizada. Hubo una aceptación significativa de la desinformación por parte de algunos grupos, pero también un rechazo mayoritario basado en la ciencia.
Por qué:
Aceptación: Las personas con alta desconfianza previa en el gobierno o las farmacéuticas fueron más susceptibles. La desinformación jugaba con sus miedos y sesgos preexistentes, ofreciendo narrativas alternativas que se sentían más "auténticas" o menos manipuladoras que los mensajes oficiales. La naturaleza viral de las redes sociales dio una falsa sensación de consenso (ad populum), lo que reforzó estas creencias.
Rechazo: La mayoría de la población confió en las autoridades sanitarias y en la evidencia científica. Instituciones de salud pública y medios de comunicación trabajaron activamente para desmentir los bulos, lo que ayudó a contrarrestar la desinformación para una parte importante de la población.
Indecisión: Muchas personas se sintieron confundidas o indecisas debido a la cantidad contradictoria de información, lo que retrasó la vacunación en algunos casos.
2. Mitos sobre la ciencia y la salud (dióxido de cloro)
Reacción principal: Aceptación peligrosa por una minoría, rechazo institucional y de expertos.
Por qué:
Aceptación: Un pequeño pero vocal grupo de personas (a menudo desesperadas por la falta de curas para enfermedades graves como la COVID-19 o el cáncer) aceptó esta falacia causal. Creían que "no perdían nada por probar" o que era una conspiración de las farmacéuticas para ocultar una cura barata. Esta aceptación se basó en testimonios anecdóticos y la falacia post hoc ergo propter hoc, ignorando advertencias médicas sobre sus graves riesgos para la salud (vómitos, fallos hepáticos, muerte).
Rechazo: Las agencias de salud y los ministerios de salud pública de múltiples países emitieron alertas y advertencias contundentes sobre los peligros de consumir dióxido de cloro, lo que generó un rechazo generalizado de su uso a nivel institucional.
3. Falacias en la economía y la política (guerra de Irak)
Reacción principal: Aceptación inicial generalizada, seguida de un rechazo masivo y protestas globales cuando se reveló la falsedad de la premisa.
Por qué:
Aceptación inicial: Inmediatamente después de los ataques del 11 de septiembre, había un alto nivel de miedo y un deseo de seguridad en EE. UU. y algunos de sus aliados. La administración Bush utilizó una comunicación eficaz que vinculaba a Saddam Hussein con Al Qaeda y las ADM, creando un falso dilema: guerra o riesgo inminente. Muchos ciudadanos y políticos aceptaron esta narrativa por la presión emocional y el contexto de seguridad.
- Rechazo posterior: Cuando las inspecciones post-invasión no encontraron armas de destrucción masiva, la opinión pública dio un giro drástico. Millones de personas en todo el mundo ya habían protestado contra la guerra antes de que comenzara, cuestionando la justificación, pero el rechazo se generalizó cuando la falacia de la premisa se hizo innegable, llevando a una fuerte crítica de la planificación y la credibilidad del gobierno.
4. Mitos tecnológicos y sociales (falacia ad novitatem)
Reacción principal: Aceptación entusiasta por los consumidores.
Por qué: La gente acepta fácilmente la falacia ad novitatem en tecnología porque el marketing juega con las emociones y el deseo humano de mejora, estatus y novedad. Los consumidores adoptan nuevos iPhones u otros dispositivos porque se les hace creer que lo "nuevo" es intrínsecamente "mejor" o necesario para estar "conectados" o "modernos". Rara vez se evalúa racionalmente si las mejoras justifican el costo o si el modelo anterior es suficiente, lo que demuestra una alta tasa de éxito de esta falacia en el consumismo moderno.
5. Sesgos cognitivos comunes (sesgo de confirmación)
Reacción principal: Refuerzo y polarización de las propias creencias (aceptación selectiva).
Por qué: El sesgo de confirmación no se acepta o rechaza conscientemente: es un atajo mental subconsciente. Las personas se sienten atraídas por el contenido que confirma lo que ya piensan. Al consumir este contenido en las redes sociales, se refuerzan sus puntos de vista y se vuelven más resistentes a la información contraria. Esto ha llevado a una sociedad más polarizada, donde diferentes grupos viven en “cámaras de eco”, aceptando como verdad indiscutible la información que les llega a través de sus filtros personalizados y rechazando la información externa como fake news, o sesgada.
Asalto al Capitolio
¿Cómo califican en todo esto la llamada de Donald Trump a desconocer los resultados de la elección del 2021, el llamado a asaltar el Capitolio y la polarización de la población entre seguidores y detractores en la actual administración?
La negativa de Donald Trump a aceptar los resultados de las elecciones de 2020 y su retórica previa al asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 se califican como una mentira deliberada y persistente que sirvió como base para un intento de subvertir el proceso democrático.
1. Es una mentira (Hecho vs. Ficción)
La afirmación de que hubo un "fraude electoral masivo" (la narrativa Stop the Steal) es calificada por expertos legales, funcionarios electorales (incluidos muchos republicanos) y los tribunales como una mentira. No se encontraron pruebas de fraude a una escala que pudiera haber revertido el resultado electoral:
Numerosos tribunales en varios estados clave desestimaron las demandas del equipo legal de Trump por falta de pruebas.
Funcionarios estatales de ambos partidos confirmaron repetidamente la integridad del voto.
El propio Departamento de Justicia y la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA) de EEUU declararon que la elección de 2020 fue "la más segura en la historia de Estados Unidos".
2. Uso de Falacias Retóricas
Aunque la premisa central era una mentira, la retórica se basó en varias falacias para movilizar a la gente:
Argumentum ad populum y sesgo de confirmación: Trump y sus aliados utilizaron mítines y redes sociales para repetir la mentira, creando una cámara de eco donde la creencia en el fraude se sintió como un consenso popular entre sus seguidores, reforzando sus sesgos preexistentes.
Falso dilema: Se presentó la situación como una batalla existencial entre "defender la democracia" o permitir que los "demócratas radicales" robaran el país, ignorando el proceso constitucional legítimo para la transferencia de poder.
3. Un intento de subvertir la democracia
El Comité Selecto de la Cámara que investigó el asalto al Capitolio concluyó que las acciones de Trump constituyeron una conspiración en varias fases para anular el resultado electoral, lo que algunos expertos califican como un intento de golpe de Estado o insurrección.
Reacción de la Población y Polarización
La reacción de la población a estos eventos es el ejemplo definitorio de la polarización extrema en los Estados Unidos actuales:
Aceptación y movilización (seguidores): Millones de seguidores de Trump aceptaron la mentira del fraude como un hecho. Su retórica apeló a la lealtad y el patriotismo, y creyeron genuinamente que estaban "luchando por su país" en el Capitolio. Para ellos, la "verdad" oficial era parte de una conspiración en su contra.
Rechazo y condena (detractores): Para sus oponentes, estos eventos fueron un ataque directo a la Constitución y al Estado de Derecho. Generaron indignación y miedo por el futuro de la democracia estadounidense.
Polarización profunda: Las mentiras sobre las elecciones de 2020 y el 6 de enero no solo crearon desacuerdo, sino que cimentaron divisiones profundas. La confianza en las instituciones (prensa, sistema judicial, gobierno federal) se alineó fuertemente con las afiliaciones partidistas. Lo que un grupo ve como un crimen, el otro lo ve como una defensa heroica, lo que ilustra el poder de la desinformación para fragmentar una sociedad.
Conjetura acerca del efecto que tendrá a futuro la retórica de Donald Trump en los Estados Unidos y el Mundo
La retórica de Donald Trump tendrá efectos a largo plazo tanto en Estados Unidos como en el mundo, caracterizado por una democracia estadounidense debilitada internamente y una reconfiguración impredecible de las relaciones globales hacia un modelo más transaccional.
Efectos a futuro en Estados Unidos
Erosión continua de las normas democráticas: La persistente narrativa de "fraude electoral masivo" ha normalizado el cuestionamiento de los resultados electorales legítimos. A futuro, esto podría resultar en una mayor desconfianza pública en el sistema electoral y una mayor probabilidad de crisis institucionales durante transiciones de poder reñidas.
Polarización profunda y permanente: La retórica divisiva de Trump, que utiliza lenguaje apocalíptico y demoniza a los oponentes políticos y minorías, ha exacerbado las divisiones partidistas y sociales. Esta polarización podría convertirse en un rasgo permanente de la política estadounidense, dificultando el consenso en temas cruciales y aumentando el riesgo de hostilidad política e incluso violencia.
Desafíos a la administración pública ("Deep State"): El enfoque en desmantelar lo que él llama el "Estado profundo" ("deep state") podría llevar a futuros intentos de purgar a profesionales de carrera en el servicio civil y militar, debilitando la experiencia institucional y la continuidad del gobierno federal.
Cambio en el discurso político: Su estilo retórico, que desafía las normas de corrección política y usa un "flujo de mentiras" para abrumar los mecanismos de verificación de hechos, ha influido en otros políticos. El discurso político futuro podría ser más agresivo, menos basado en hechos verificables y más centrado en la lealtad tribal.
Efectos a Futuro en el Mundo
Debilitamiento de alianzas tradicionales: La política de "Estados Unidos primero" y el enfoque transaccional de Trump hacia sus aliados (por ejemplo, la OTAN) han generado incertidumbre global. A futuro, los aliados de EEUU podrían seguir buscando mayor autonomía estratégica y autosuficiencia en defensa, reconfigurando alianzas existentes y potencialmente creando un mundo menos estable y más multipolar.
Mayor inestabilidad económica y guerras arancelarias: Sus propuestas de aranceles generalizados podrían desencadenar guerras comerciales y afectar negativamente el crecimiento global. Esta incertidumbre en la política comercial podría llevar a otros países a buscar alternativas a la economía global liderada por EEUU.
Marginalización de EEUU en asuntos globales: La retirada o el socavamiento de EEUU de acuerdos internacionales sobre clima, salud y derechos humanos podría disminuir su liderazgo e influencia global. Otras potencias (como China o Rusia) podrían llenar ese vacío, dando forma a un orden internacional diferente.
Inspiración para líderes autoritarios: La retórica de Trump y su desafío a las normas democráticas podrían servir de modelo para líderes nacionalistas y de extrema derecha en otros países. Esto podría fomentar tendencias antidemocráticas a escala mundial, desafiando el orden liberal internacional.
La retórica de líderes populistas como Putin, Netanyahu, Xi, Maduro y Milei augura un futuro de incertidumbre en el orden global, el ascenso del nacionalismo y una mayor fragmentación política interna y externa.
Vladímir Putin (Rusia)
Retórica: Nacionalismo imperial, defensa de un mundo multipolar frente a la hegemonía occidental, y justificación de la agresión militar como defensa contra la expansión de la OTAN.
Efecto a futuro:
Mundo: Continuará siendo un actor disruptivo en la escena global, buscando reconfigurar el orden internacional a través de la fuerza y la diplomacia energética. La retórica de Putin solidifica bloques antioccidentales (BRICS, etc.) y mantiene un alto nivel de desconfianza mutua con Occidente.
- Rusia: El país se dirige hacia una dictadura más cerrada y aislada, similar a un "reino ermitaño", donde la retórica del asedio externo justifica una represión interna cada vez mayor y el control total de la economía y la política.
Benjamín Netanyahu (Israel)
Retórica: Énfasis en la seguridad existencial de Israel, la necesidad de mano dura contra sus enemigos (Hamás, Irán) y una postura inflexible respecto al control de los territorios en disputa.
Efecto a futuro:
Mundo: Su postura inflexible contribuye a la inestabilidad en Oriente Medio dificulta los esfuerzos internacionales para una solución de dos Estados. La retórica de Netanyahu influye en la percepción global de Israel y puede llevar a un mayor aislamiento internacional o a una mayor dependencia de aliados clave como Estados Unidos.
Israel: Su retórica mantiene unida a una parte de la sociedad israelí en torno a la seguridad, pero también ha agrietado la sociedad internamente, generando protestas significativas y un futuro político frágil a largo plazo, con interrogantes sobre su permanencia en el poder una vez que cese el conflicto actual.
Xi Jinping (China)
Retórica: "Sueño Chino" de rejuvenecimiento nacional, un sistema de gobernanza global "más justo y razonable" y una política exterior más asertiva que busca un papel central en la escena mundial.
Efecto a futuro:
Mundo: Xi está reconfigurando el orden mundial con la Iniciativa de la Franja y la Ruta y otras iniciativas de gobernanza global. El efecto a futuro es una rivalidad creciente con EEUU y la consolidación de un modelo de poder alternativo al occidental.
China: La retórica de Xi solidifica el control del Partido Comunista Chino y fomenta una identidad nacional unificada (Zhonghua minzu). El futuro de China se perfila hacia una mayor centralización del poder y una política exterior más asertiva.
Nicolás Maduro (Venezuela)
Retórica: Antiimperialismo, socialismo del siglo XXI, denuncia de "golpes de Estado" externos y presentación de la oposición como "títeres" de EEUU.
Efecto a futuro:
Mundo: La retórica de Maduro contribuye a la polarización ideológica en América Latina y genera crisis migratorias que afectan a países vecinos. La comunidad internacional permanece dividida sobre cómo manejar su régimen.
Venezuela: La retórica de Maduro, combinada con la represión, ha llevado al país a una crisis política, económica y humanitaria prolongada. El futuro es incierto, con un régimen que se aferra al poder a pesar del amplio rechazo interno y la presión internacional, dependiendo del pragmatismo de otros actores sobre el petróleo.
Javier Milei (Argentina)
Retórica: Liberalismo radical, anarcocapitalismo, "motosierra" al gasto público y un discurso disruptivo y confrontacional contra la "casta" política tradicional.
Efecto a futuro:
Mundo: Su retórica genera incertidumbre sobre la alineación geopolítica de Argentina y el futuro del Mercosur. Puede inspirar a otros movimientos de extrema derecha en la región, pero también enfrenta desafíos significativos en la implementación de sus reformas radicales.
Argentina: El efecto principal es una alta volatilidad política y social a corto y mediano plazo. Si tiene éxito con sus reformas, podría cambiar el paradigma económico del país; si fracasa, podría generar un mayor caos social y político, con una población altamente polarizada entre sus seguidores leales y una fuerte oposición sindical y política.















