El amanecer
despunta en flor rosa.
¡Es un cerezo!

(Giuliana Urban)

En este escrito a partir del libro del Profesor Donald Keene (cuya primera edición fue lanzada en 1953), con tintes de ensayo, intentaré reproducir mis propias creaciones en base a la información proporcionada y compartiré algunas reflexiones, usando así al libro como manual o guía técnica.

La literatura japonesa, de Donald Keene, habla sobre la literatura en general, poesía, teatro y novela, pero en esta entrega me centraré solo en la poesía tal y como la explica Keene. Pero para los interesados en el tema, recomiendo leer “Manioshu” la antología poética más antigua de Japón, con una selección de poemas de más de mil años de antigüedad, donde es importante aclarar que también hay autoras femeninas.

Poetas y poetizas

No tenían musas, como los occidentales, y aunque quizás creían que la poesía era algo bajado desde el plano divino (como con la mayoría de las cosas), ellos no consideraban que estuviese fuera de las capacidades humanas. Fue practicada por emperadores, cortesanos y hasta guerreros.

No se impregnaban en el texto, parecía que solo buscaban describir el momento sin involucrarse en él. El escritor tradicional japonés, buscaba con un par de palabras, generar imágenes bien formadas y estas imágenes eran en sí mismas la obra. El lector debía rellenar los huecos para darle significado, lo que en occidente podría parecer un tanto hermético. El autor se fiaba de que el receptor del mensaje, tenía conocimiento de por ejemplo, cómo corría el río en cierta ciudad, para darle sentido al poema.

También solían usar las palabras de antiguos maestros y modificarlas, porque les era más importante el buen uso de la técnica y demostrar virtuosismo que la originalidad de la composición, siempre y cuando dicha composición fuera extraída del momento presente.

En el libro del Prof. Keene hay dos ejemplos claros. El primero es de Buson (1716-1784):

En la campana del templo
descansa, dormida,
una mariposa.

El segundo, pertenece a Shiki (1867-1902):

En la campana del templo
descansa, reluciente,
una luciérnaga.

No se considera plagio, porque el segundo autor sobreentiende que sus receptores ya leyeron a Buson, y que a ellos no les parecería inapropiado sus aportes.

Por otro lado, uno de los más reconocidos poetas de Japón, Matsuo Bashō (1644-1694), predicó con sus discípulos que la poesía debía contener en su interior el cambio y la permanencia a la vez. Es decir, que pretendía abandonar el estudio excesivo de las obras y la constante imitación a los antiguos maestros.

El siguiente Haiku (tipo de poesía que explicaré más adelante) es uno de los más famosos de Bashō:

El estanque antiguo.
Salta una rana.
El ruido del agua.

Características esenciales de la poesía japonesa

La poesía japonesa desecha la rima “por demasiado fácil, ya que en esta lengua todas las sílabas terminan en una sola vocal” (pág. 39). Es decir que el verso japonés se basa en las sílabas y en sus temáticas. Existen dos tipos de poesía: el Tanka y el Haiku y de ellos nace el Hokku y el Haikai. Los dos últimos son juegos, el Hokku está plagado de reglas e inició en el ámbito de la corte. Entre los siglos XVI y XVIII aparece su pariente, el Haikai (estrofa encadenada libre), sin tantas reglas y practicado por aficionados y guerreros.

La influencia religiosa que se ve en las creaciones poéticas vienen del Zen, su simpleza y su búsqueda de la verdad. Esta religión austera, derivada del budismo, resalta lo efímero de la vida material y lleva al poeta a concentrarse cien por ciento en el aquí y ahora, ponderando la esencia de las cosas sin adornos. Quizás por eso los Haikus parecen estampas instantáneas.

Las temáticas eran dos: el amor cortés (nada de vehemencias) y la naturaleza, ambos atravesados siempre por una suave melancolía. Las imágenes más evocadas eran las flores de cerezo, el musgo, los vientos de invierno y otoño (en japonés hay varios tipos de vientos con sus respectivos nombres), la niebla, el rocío, los ríos, las aves (gaviotas, cuervos, etc) y solían hacer alabanzas al emperador o cortejar a personas cuyo rostro aún no habían visto.

Tipos de poemas y juegos

Haiku

Poema breve de 17 sílabas, tres versos de 5, 7 y 5 sílabas.

Shizuka ya
Iwa ni shimiiru
Semi no koe

(Matsuo Bashō)

Tanta calma…
El chirrido de las cigarras
penetra en las rocas.

Tanka

Se trata de un poema de 31 sílabas distribuidas en cinco versos de 5, 7, 5, 7 y 7 sílabas.

Furusato wa
Chiru momijiba ni
Uzumorete
Noki no sinobu ni
Akizase so foku

(Minamoto no Toshiyori)

Mi viejo hogar
Bajo dispersas hojas escarlata
está enterrado ahora.
A través del helecho del alero
sopla el viento de otoño.

De este último Tanka, se sospecha que pudo haber sido una composición de estrofa encadenada entre dos poetas.

Hokku

Juego de la corte, donde se proponían hacer un Tanka de a dos o más personas. El primero debía hacer los tres primeros versos lo más difíciles que se pudieran, para que al siguiente jugador le resultase difícil rematarlo y así pudiese demostrar su virtuosismo.

Las reglas base eran que debía haber cierta relación entre las estrofas y también era necesario que estuviera relacionado con el entorno y el momento presente (mencionar el clima y las estaciones era clave). No podía parecer planificado de antemano.

Si había más de dos compositores, el poema se hacía más largo y las reglas se complicaban. La segunda estrofa debía estar relacionada de alguna forma con la primera y terminar en sustantivo. La tercera era independiente, pero el requisito era que terminase en participio. La cuarta debía ser suave y así más reglas. También había restricciones con las temáticas, las flores de cerezo y la palidez de la luna tenían un momento para aparecer en la composición, no podían ser evocadas porque sí.

Haikai

Conserva las reglas base del Hakku, pero es mucho menos rígido y además se le permite ser menos cortez. En el Haikai se pueden mencionar “cagacajones”, las narices con mocos y hierbajos.

Crear poesía japonesa

Es difícil intentar imitar este tipo de poesía en español. En japonés, con una sola palabra, se puede crear una imagen completa y para una misma frase, hay variados significados. Entonces, en este intento de crear poemas del estilo tradicional japonés, según D. Keene en la actualidad (Uruguay del siglo XXI), tomaré las dos temáticas y las atravesaré por la melancolía, teniendo en cuenta la búsqueda de la imagen verdadera, sin adornar y con suma simpleza. Claro que también hay que respetar las sílabas y el número de versos.

Los siguientes Tankas de mi creación personal están inspirados en una situación momentánea, pero intento evocar algunas imágenes típicas de Japón.

I

El invierno cae
en un suave rocío
y se hace uno
con este sentimiento
de desbordante anhelo.

II

No hay tormenta,
se fue toda la niebla.
La ciudad: seda,
y mi alma te espera
bajo el agua invernal.

Los siguientes tres Haikus, suplantan los elementos tradicionales de Japón por imágenes típicas de Uruguay, en un intento de completa fidelidad a la verdad.

I

El veranillo
no dura para siempre.
El invierno es cruel.

II

Cebas un mate
y un vaho nubla tu cara.
El tiempo pasa.

III

Solo, en el centro,
un chimango caza.
Ya no hay más nada.

Las palabras claves que llevan a pensar en Uruguay son “veranillo”, “cebas un mate” y “chimango”.