Ubicado en el Pirineo navarro, el pequeño pueblo de Zugarramurdi es mundialmente conocido por la leyenda de sus brujas. Este enclave, rodeado de bosques y cuevas, fue escenario de uno de los episodios de caza de brujas más famosos de la historia de España. En el siglo XVII, la Inquisición persiguió y condenó a decenas de personas acusadas de practicar brujería y pactar con el diablo. Esta historia, a medio camino entre la realidad y la superstición, sigue atrayendo a turistas y estudiosos que buscan comprender los sucesos de Zugarramurdi.

Orígenes del mito

Las historias sobre brujas y hechiceros en Zugarramurdi se remontan a tiempos antiguos. La cultura popular relataba la existencia de aquelarres, reuniones nocturnas donde supuestamente se llevaban a cabo rituales paganos, danzas y prácticas ocultas. Estas celebraciones solían tener lugar en la Cueva de Zugarramurdi, un impresionante enclave natural que se convirtió en el epicentro de la leyenda.

El temor a la brujería no era exclusivo de esta región. En toda Europa, la caza de brujas se intensificó durante los siglos XVI y XVII, impulsada por la Iglesia y las autoridades civiles. En este contexto, Zugarramurdi no escapó a la ola de persecuciones que marcó la época. En muchas ocasiones, las acusaciones surgían por conflictos vecinales, rivalidades o incluso envidias, lo que incrementaba la paranoia colectiva.

El proceso inquisitorial de 1609-1614

Uno de los episodios más dramáticos de la historia de Zugarramurdi ocurrió a principios del siglo XVII, cuando la Inquisición Española llevó a cabo un proceso contra la supuesta brujería en la región. La persecución comenzó en 1609, cuando varias personas fueron acusadas de participar en reuniones nocturnas donde se decía que adoraban al demonio y realizaban sacrificios. La falta de pruebas no impidió que la maquinaria inquisitorial actuara con dureza, basada en confesiones obtenidas bajo tortura.

El proceso culminó en el Auto de Fe de Logroño en 1610, en el que se juzgó a más de treinta personas. De ellas, once fueron condenadas a morir en la hoguera, aunque algunas ya habían fallecido en prisión. Este evento marcó un punto álgido en la historia de la caza de brujas en España y dejó una profunda huella en la memoria colectiva. La comunidad quedó estigmatizada durante generaciones, y muchas familias decidieron abandonar el pueblo por miedo a nuevas represalias.

Las acusaciones contra los habitantes de Zugarramurdi eran diversas, incluyendo la capacidad de volar, la transformación en animales y la preparación de pociones mágicas. Se decía que los aquelarres eran reuniones donde el diablo aparecía en forma de macho cabrío y exigía lealtad a sus seguidores. Aunque estas historias parecen inverosímiles hoy en día, en su momento causaron terror y llevaron a la condena de muchas personas inocentes.

La cueva de Zugarramurdi

La cueva es el lugar más emblemático de esta historia. Conocida como la "Cueva de las Brujas", es un espacio natural de gran belleza donde, según la tradición, se realizaban los aquelarres. Actualmente, es un destino turístico que atrae a miles de visitantes cada año.

La cueva ha sido objeto de múltiples interpretaciones. Mientras algunos la ven como un simple refugio natural, otros creen que fue un lugar de prácticas rituales precristianas. Lo cierto es que su atmósfera misteriosa y su conexión con la leyenda la han convertido en un símbolo de la mitología de las brujas.

Se trata de una gran cavidad kárstica esculpida por el arroyo Olabidea, cuya entrada impresiona por su tamaño. Durante siglos, ha despertado la curiosidad de historiadores y antropólogos que buscan señales de antiguos cultos precristianos, lo que refuerza la idea de que la persecución de las brujas pudo haber sido, en parte, un intento de erradicar viejas creencias paganas.

Zugarramurdi hoy: entre la historia y el turismo

En la actualidad, Zugarramurdi ha sabido aprovechar su legado histórico y convertirlo en un atractivo turístico. El pueblo cuenta con el Museo de las Brujas, un espacio dedicado a explicar los acontecimientos del siglo XVII desde una perspectiva histórica y antropológica. A través de documentos, reconstrucciones y testimonios, los visitantes pueden sumergirse en el contexto de la caza de brujas y comprender cómo el miedo colectivo llevó a la tragedia.

Además, cada año se celebra el "Día de las Brujas", una festividad en la que se recrean rituales y se rinde homenaje a las víctimas de la Inquisición. En esta jornada, los visitantes pueden participar en representaciones teatrales, mercados temáticos y eventos gastronómicos, todo ello enmarcado en la mística del pasado. Es un recordatorio de la historia del pueblo, pero también una celebración de su identidad y resiliencia.

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El Museo de las Brujas es un espacio dedicado a explicar los acontecimientos del siglo XVII desde una perspectiva histórica y antropológica.

El fenómeno de las brujas de Zugarramurdi ha sido objeto de numerosas investigaciones, libros y películas. Una de las más conocidas es la película "Las brujas de Zugarramurdi" (2013), dirigida por Álex de la Iglesia, que mezcla comedia y terror para recrear la leyenda desde una perspectiva moderna. Además, escritores y estudiosos han analizado el caso, ofreciendo diferentes enfoques sobre lo sucedido, desde la teoría de la represión de cultos ancestrales hasta la idea de que todo fue una estrategia de control social.

Conclusión

La historia de las brujas de Zugarramurdi es un testimonio de cómo el miedo y la superstición pueden llevar a la persecución y la injusticia. Lo que en su momento fue una tragedia hoy es un símbolo de identidad para la región y un recordatorio de los peligros de la intolerancia. La leyenda sigue viva, atrayendo a quienes buscan comprender mejor los misterios del pasado y disfrutar de la magia que envuelve este rincón de Navarra.

Zugarramurdi no es solo un lugar de mitos y leyendas, sino también un reflejo de un pasado en el que la ignorancia y el fanatismo marcaron el destino de muchas personas. Hoy, su historia se mantiene viva en la memoria colectiva, no solo como una advertencia sobre los peligros de la intolerancia, sino también como una celebración de la cultura y la tradición de un pueblo que ha sabido transformar su oscuro pasado en una fuente de orgullo y aprendizaje.