Al rescate del género comedia familiar, se ha estrenado al inicio de la temporada de invierno en Argentina y Uruguay El novio de mamá, una película que nos narra una historia de amor, diversión y caos en escenarios bucólicos, que promueve el bienestar que produce ir al cine con el núcleo familiar de diferentes generaciones, con los amigos del instituto o bien en una juntada de abuelos o primos.

Cuando hablamos de comedia, nos referimos a un género cinematográfico que busca, mediante el humor, hacer reír al espectador por medio de una historia exagerada, de cuadros cómicos y alegres, que nos alejan del momento real para sumergirnos en una cadena de situaciones absurdas, predecibles y con un happy ending casi garantizado en formato caricaturesco.

En sus inicios, la comedia hacía uso de recursos a través de situaciones cómicas, mediante escenas de golpes, caídas, persecuciones, torpezas en las acciones de los personajes, culebrones amorosos en donde uno de los protagonistas no para de sufrir, hasta que llega ese final feliz...

Además de ello, hace uso del “buen timing”, con un inicio, clímax y final feliz.

Todos estos elementos que definen el género de la comedia los podemos identificar en la película producida por Pampa Films y dirigida por el binomio de Nicolás Silbert y Leandro Mark, tema central de este artículo, que es la peli El novio de mamá.

Esta comedia hace uso de una historia que narra la travesía de desencuentros de una pareja conformada por un simpático caballero solitario y soñador, dueño de una agencia de viajes –sin él realizarlos–, y una sufrida damisela viuda con dos niños y un perro, que la rema para mantener económicamente a sus hijos y ser el sostén del hogar, mientras el mundo se le ha venido abajo luego del fallecimiento de su esposo a una edad temprana y con pibes en plena edad escolar.

Cada uno por su lado mantiene una vida de luchas y sueños para mantenerse en el real system social, del lado que le toca a cada uno: él como dueño de una agencia de viajes física que no se ha modernizado aún con el uso de las redes sociales, y ella como chef en una cadena de comida, que de un día para otro recibe una gran oportunidad laboral en su campo: la gastronomía y restauración.

Se conocen de forma fortuita cuando ella está sacando al perro al parque, y él está sentado consumiendo su vianda de almuerzo fuera de su oficina.

Allí comienza la historia y las desventuras que estos protagonistas sufren para entablar una relación amorosa y estar juntos en medio del caos de los hijos de ella, en particular la hija adolescente, que planea en cada momento abortar una posibilidad de futuro de esta pareja.

Se ha comenzado describiendo lo que es la comedia dentro del género cinematográfico porque justamente hace uso de una historia de amor caracterizada por situaciones extremas, con acciones torpes por parte del protagonista, caídas, huidas, buenos y malos que, en una montaña rusa de emociones con aderezo de humor, logra ese final feliz y pone a cada uno en su lugar.

Todo ello con un fondo de escenarios naturales hermosos, con la luz de Bariloche en verano, una paleta de color cálida entre tonos verdes, azules, naranjas y castaños.

La fotografía logra crear esa atmósfera que sostiene a la historia gracias al uso idóneo de la luz para cada escena, que va de suave a difusa y, a veces, contrastada, según sea una acción alegre, romántica o tensa.

La paleta de color es vibrante y cálida, dado que se desarrolla en pleno verano, cargada –como se ha comentado– de tonos verdes, naranjas, amarillos y con cielos azules alegres, como el relato con final feliz que tiene esta película.

Los planos en la composición son claves, creando diferentes efectos visuales según estén en espacios interiores o exteriores, que acompañan la dinámica emotiva interior de cada personaje en su rol dentro de la historia.

El vestuario, a su vez, es muy acertado, tanto el de los protagonistas como el de los hijos de ella, al igual que el elegido para los malos de la trama y los demás personajes secundarios.

En cuanto al reparto, las figuras protagónicas son dos actores. Uno, José María Listorti –que interpreta a Leonardo–, ha sido humorista y conductor de programas de entretenimiento de la TV argentina, y ha realizado teatro y comedias musicales. Por su parte, ella –La Chepi, como es conocida– tiene también una trayectoria en televisión, teatro y cine desde su adolescencia, y en los últimos tiempos es más conocida por sus redes sociales y su perfil de influencer, pero ha tenido también, como en el caso de Listorti, una trayectoria en proyectos de humor y comedia en los escenarios de radio, TV y teatro.

Los otros actores secundarios sustentan muy bien su papel, con participaciones muy convincentes en el rol de los hijos de Lucía. La villana de la historia está caracterizada por la maravillosa actriz y comediante Jorgelina Aruzzi, que nos hace reír en su personificación de una jefa exagerada que recuerda a Úrsula, de La Sirenita de Disney; así como su locuaz mano derecha, Beltrán, que está todo el tiempo vigilando al protagonista, interpretado por Alex Pelao.

En resumen, es una comedia que cumple el objetivo de entretener a la familia mediante un producto bien hecho, divertido, con una buena química entre sus protagonistas, en un escenario –sobre todo de exteriores– excepcional para ser “la peli de la estación estival” de estas vacaciones de invierno y de un momento de relajación en familia y/o con amigos que nos permitamos tener cuando esté disponible en el streaming de alguna de las más conocidas plataformas, como por ejemplo Disney+.