Esc. 1 – Universo – Sin tiempo

La pantalla es toda negra. Aparecen diminutos foquitos de luz que titilan. Resultan ser estrellas. Unas líneas se dibujan a partir de los puntos centrales, creando fugas brillosas que flotan en el medio de la no gravedad. Resplandece en el fondo la vía láctea, primero chiquita, cada vez más grande, se acerca a nosotros. Varios cuerpos celestes realizan una danza lenta, un apareamiento circular, un coqueteo que no se concreta. Una de estas esferas resalta entre las demás, solo por el lugar que ocupa en el encuadre. Es azul y verde. A su vez, del centro inferior de la pantalla, sube un texto y la voz del Pity irrumpe la tranquilidad cósmica:

El día miércoles 05 de marzo de 2025,
bajo la luz divina del Dios Todopoderoso Sol,
existió un país llamado Argentina.
De las tres veces que fueron a votar,
resultó un cachivache con aires monárquicos
arengado por una multitud llena de hartazgo e ira.
Otra sin esperanza y gobernada por el cinismo.
También, huérfana y sin dirección. Todas un poco mezcladas.
Este títere controló los destinos del país
(esperemos) sólo por un corto tiempo.
Estos seres, autodenominados libertarios,
demostraron ser muy injustos con los demás,
siendo la única raza que exigía lo que ellos mismos no hacían: trabajar.
Y dieron paso a así a un apagón energético.

Esc. 2 – Int. casa Ciudad de Buenos Aires – Tarde

Streaming promedio que escucha cualquier millenial.

Me llega el mensaje de una amiga para invitarme a ver la peli brasilera que ganó los Oscar en la terna extranjera. Mi respuesta tarda en salir unos segundos, el reloj finalmente se convierte en tilde. Cambio la pantalla del celular por la de la computadora y refresco la plataforma del trabajo online. El spinner no deja de cargar y cargar y cargar. Me fijo en el ícono con forma de computadora: conectado. Puteo a Personal, aunque no me disgusta para nada la idea de avisar en el laburo que no tengo internet. Me acomodo en la silla, vuelvo a refrescar la página, spinner infinito.

Deja de sonar el streaming promedio
que escucha cualquier millenial.

Ahora sí, sin internet. Pienso en avisar al laburo: mensaje promedio tratando de exponer preocupación. El reloj nunca se convierte en flecha, pero no me preocupo. Pienso tomármelo con calma, no hay nada que pueda hacer. Voy a la cocina para renovar el mate, pongo la pava, cambio la yerba, abro Instagram. Nada. Claro, por eso tampoco anda WhatsApp. Sale Twitter: tampoco. Se corta la luz.

Silencio.

Esc. 3 – Ext. calles Ciudad de Buenos Aires – Las siguientes 2 horas

La luz viene a la media hora, nos da quince minutos y se vuelve a ir.

Vecino:
¡Daaaaale! ¡Así me gusta!
Para que se me quemen todas las cosas.

No hay luz, no hay internet, no hay comunicación. Sí hay 44° de sensación térmica. Los semáforos no andan, hay demoras en el tren Roca, no funcionan los subtes. El tráfico es un desastre. La gran parte de la ciudad y el Gran Buenos Aires afectado por el apagón eléctrico. Durante los días anteriores, diferentes barrios se manifestaron por los cortes de luz. Un día después, se prendería fuego una central de electricidad en Colegiales. Otro día más: temporal deja devastada la ciudad de Bahía Blanca. El 70% de la población fue afectada y hasta el momento hay casi un centenar de desaparecidos.

Esc. 4 – 18 de marzo de 2020 – Día

Un auto vuelve de Villa Gesell a la ciudad de Buenos Aires después de filmar un videoclip. Hay bolsas y valijas llenas de vestuario, luces y andá a saber que más.

Amigo 1:
Che, ¿será que en dos días cierran todo?

Amigo 2:
No creo, boludo.

Amigo 3:
Me siento en una película de ciencia ficción.

Vamos a 120km por hora. La mano de enfrente no se movía de la cantidad de autos en dirección a la costa atlántica. Dos días después comenzaba el aislamiento obligatorio. A la semana siguiente, detenían al surfer.

Esc. 5 – Un día de lluvia – Post pandemia

Es viernes y afuera se cae el mundo. Volví del trabajo empapada, pero antes pasé por una panadería y compré una tarta de ricota. Me saco los zapatos, pongo la pava para, esta vez, hacer un té: me regalaron uno hace poco con unos yuyos que me gustan bastante. Agarro la única taza que tengo y las gatas se suben conmigo a la cama (faltaba muy poco para que ambas mueran, pero de ese fin del mundo no voy a hablar ahora). Manoteo el ebook que también iba a morir pronto y empiezo “Frío”.

Esc. 6 – Algún lugar de Argentina – En algún momento

Una monja vive en un convento. Afuera hace frío, mucho frío. Las estatuas la miran caminar, dormir, comer cada vez menos, tratar de calentarse. Las ratas empiezan a acercarse, intentan sobrevivir juntas.

Créditos finales

Pinedo también escribió “Plop” y “Subte”. Son buenas novelas para leer mientras morimos agónica y lentamente de explotación laboral en un mundo con escasez de recursos, en medio de un colapso ambiental (mental también), mientras Elon Musk y sus tres amigos hacen viajes galácticos jugando a ser inmortales.