Uno puede amar a Mexico o a España, pero esto es lo que sucedió.
Cortés nació en Medellín, un Pueblo de Badajoz, España en 1485 y falleció en Sevilla, en 1547. Se le considera posiblemente el más importante conquistador de América Latina, ya que México, en tamaño, riqueza y población, es la mayor conquista hecha por algún conquistador español. Por eso los reyes de España le confirieron los títulos de Gobernador y capitán general de la Nueva España. Y, por cierto, tenía una relación familiar con Francisco Pizarro, el conquistador del gran Imperio Inca, ya que era su primo segundo, pero este no estuvo en la conquista del Imperio Azteca.
Aparte de su valor como capitán español, llegó a conquistar México, por haber logrado conocer la forma de pensar y actuar de los indígenas. En eso hay que reconocer que le ayudó un indio maya apodado Melchorejo, que conocía la región y hablaba una de las lenguas.
Posteriormente, al llegar y conquistar Tabasco, los caciques le dieron alimentos, joyas, tejidos y esclavas. Una de ellas era una mujer india muy inteligente que tomó por compañera en ese país. Una esclava según unos, una princesa según otros, se llamaba Malitzin o Malinche, y hablaba muy bien las lenguas maya y náhuatl, y aprendió el español. Ella fue su amiga, consejera y traductora, y además le dio un hijo (Martín Cortés), mezclando así permanentemente a la raza india y a la española de esa nación.
El hecho que ella se pudiera comunicara con españoles y con los indios le dio una gran ventaja: ya no dependía del lenguaje de signos, sino que podía convencer con sus palabras a los indios que odiaban a los aztecas, para con ellos lograr lo que él deseaba, la conquista de la capital de los aztecas.
Antes de convertirse en conquistador de México en 1511, participó en la expedición de conquista de Cuba organizada por el gobernador Diego de Velázquez, quien le dio como premio tierra y esclavos.
Inicialmente se convirtió en un colono en Cuba, y tenía una hacienda grande y productiva. Era conocido por su buen trato a los indios que trabajaban para él. Además, era secretario del gobernador.
La historia lo señala como mujeriego y tenía pleitos con todo el mundo, pero tenía una gran cualidad: tenía bien puestos los pies sobre la tierra, siendo muy esforzado y trabajador, aparte de un excelente guerrero.
Llegó, incluso, a ser alcalde de Santiago de Cuba.
Una etapa gris de él se debió a que fue encarcelado por el gobernador, aunque se dice que injustamente fue acusado de conspirar en su contra. Se probó que era falso, e incluso luego se casó con la cuñada del Gobernador Velázquez.
Este gobernador envió tres expediciones a conquistar lo que después se llamaría México. Cortés preparó la tercera, reclutando a 600 hombres. Debido a que se le indicó que el gobernador le impediría la salida por chismes en su contra, partió precipitadamente del puerto de Santiago de Cuba en noviembre de 1518, y se fue a Trinidad a aprovisionarse. De allí, con 11 naves y casi 600 hombres, 32 caballos, algunos cañones y, además, 200 negros e indios como cargadores, partió a la conquista del futuro México.
Tuvo el primer contacto con los indios de esa región en la Isla de Cozumel, donde les pidió a los indios que dejaran su religión, adoptaran el cristianismo y dejaran de hacer sacrificios humanos. De ahí partió a Tabasco.
Posteriormente, instaló un campamento cerca de la actual Veracruz, que llamó Villa Rica de la Vera Cruz. Esta es, posiblemente, la primera ciudad fundada en el continente americano.
Poco a poco, estableció alianzas con los Totonacas, que le dieron 13000 guerreros para conquistar el Imperio Azteca y les prometió que ellos serían libres, aunque posteriormente no cumplió esto: los esclavizó y obligó a adoptar la religión, y los repartió como siervos para cultivar caña de azúcar. Eso relatan los historiadores mexicanos, pero no los españoles.
Algunas crónicas dicen que a Cortés lo favoreció para conquistar México (llamada inicialmente Nueva España), una leyenda o mito entre los indios de esa nación (especialmente entre los aztecas o mexicas), que habla sobre una deidad llamada Quetzalcóatl o "la Serpiente Emplumada", el dios del viento o la lluvia y creador del hombre. Este predijo la llegada de los conquistadores blancos del otro lado del océano en el año 999, que dominarían a los dioses indios, substituyéndolos por una deidad no especificada.
Otra narración dice que los españoles se enteraron que el rey Moctezuma, emperador de Anáhuac y señor de millones de indios y extensas tierras, estaba muy preocupado por el regreso del dios con figura de persona blanca llamado Quetzalcóatl, quien por muchos años había gobernado en el país y, habiendo partido, había prometido volver y someter a los aztecas, porque ellos hacían sacrificios humanos y él no estaba de acuerdo.
Aquí se da el caso de una leyenda que se convirtió para los aztecas en una triste realidad, ya que el rey y su pueblo creyeron que Cortés, montado en su caballo y con su pequeño ejército, era el dios esperado y por ello al principio ofreció poca resistencia y le permitió llegar hasta la ciudad capital y tomarlo de rehén.
Un episodio de gran riesgo que muestra el carácter de Cortés es que este decidió quemar sus naves. Justificó esto, ya que, al parecer, muchos de los soldados que se habían enriquecido con las primeras conquistas de los indios de la costa mexicana querían desertar o regresar a Cuba, ya que estaban atemorizados, pues todo el mundo hablaba de que Moctezuma tenía cientos de miles de guerreros para enfrentarse con los españoles, que apenas llegaban a 500.
Cortés insistía en que el punto débil de los mexicas o los aztecas era ser muy soberbios y que trataban muy mal a los pueblos indios conquistados por ellos en todo México, exigiéndoles altos tributos y miles de jóvenes de cada pueblo para ser ofrecidos en sacrificios a sus dioses. Cortés, muy inteligentemente, logró obtener la colaboración de los pueblos por donde pasaba, como fue el caso con los de Tlaxcala. Después de conquistarlos, los trataba muy bien y les prometía liberarlos del yugo de los aztecas.
Fue así como Cortés y su grupo de españoles e indios tlaxcaltecas, y otros grupos enemigos de los aztecas, invadieron y tomaron Tenochtitlán, capital del imperio azteca, también denominado mexica, en el año 1519, con gran violencia.
Acordarse de que los españoles contaban con armas de fuego, armaduras, espadas, ballestas y caballos, mientras que los aztecas solo contaban con lanzas, dardos y flechas.
Moctezuma, preso, ofreció oro y esto, en lugar de apaciguar a los españoles, más bien los estimuló a apropiarse de la ciudad. Muerto Moctezuma, al parecer como producto de piedras que le tiraron sus propios súbditos o por otra causa, su substituto Cuauhtémoc fue torturado por los españoles para que les diera más oro, mientras Cortés andaba repeliendo a un grupo de españoles enviados desde Cuba por el gobernador para que apresaran a Cortés sin lograrlo, pues éste los derroto.
Por ese tiempo, los aztecas de la ciudad se rebelaron matando a muchos españoles e indios tlaxcaltecas, en la llamada “noche triste” en la que los españoles tuvieron que huir derrotados de Tenochtitlán.
Los españoles se refugiaron en Tlaxcala y, una vez organizados gracias a Cortés, reconquistaron la ciudad, pasando esta a formar parte de la corona española, con el carácter de virreinato años después. Contribuyeron a la derrota de los indios una serie de enfermedades, incluyendo la viruela que los afectó, contagiados por los españoles en sus primeros contactos.
Cortés fue muy desagradecido con la Malinche, ya que la dejó después de la conquista. Él justificó esto diciendo que tuvo que hacerlo así, ya que su esposa, una española con quien se había casado en Cuba, se vino para México y no la podía tener como querida.
Al parecer la protegió. Le dio dinero, una hacienda y a su paje, Juan Jaramillo, luego capitán del ejército. Este se casó con ella y tuvieron dos hijos. Cortés señala que al hijo que tuvo con la Malinche, de nombre Martín, lo envió a España a estudiar y se le hizo noble, llegando incluso a dominar cinco idiomas, como su madre.
Los mexicanos critican y consideran cruel y sangrienta, sedienta de oro y esclavizante, la conquista de México. Pero México no existiría como lo conocemos sin la conquista de Cortés. De hecho, los españoles sustituyeron a la larga a los sangrientos dioses indios y les dieron a la virgen María (Virgen de Guadalupe).
Los historiadores mexicanos señalan que los españoles le llevaron y entregaron la Biblia y el culto a la virgen y, a cambio, se quedaron con el oro y las tierras. En cuanto a lo esclavizante, los mexicas o aztecas lo eran y al por mayor, cientos de años antes de que llegaran los españoles.
Bibliografía
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