La guerra de las Galias es el nombre de los siete libros que el procónsul romano Julio César dedicó a relatar sus campañas militares desarrolladas durante siete años en las Galias, del año 58 al año 52 antes de Cristo. La obra incluyó también sus incursiones en Britania y en el territorio de los germanos. A cada año le corresponde un libro.

Como escribió Martín de Riquer, “de un documento oficial como La guerra de las Galias el genio de Julio César ha hecho uno de los mayores primores de la prosa latina”.

Nótese que estamos hablando de un documento muy anterior en más de un siglo a los Cuatro Evangelios que narran el nacimiento, vida, misión y muerte de Jesús de Nazareth. Así también, mientras que los Cuatro Evangelios fueron un texto de cultura y ética monoteísta y espiritual de un pueblo judío que era totalmente marginal en la historia, La guerra de las Galias fue un texto sobre guerra, conquista y lucha por el poder dentro de lo cual era la cultura hegemónica del imperio romano.

Julio César vivió desde el año 100 a.C. al año 44 a.C., fue un célebre general y estadista romano, conquistador de la Galia, vencedor de la Guerra Civil (49-45 a. de C.) y dictador.

Gayo Julio César nace el 12 o el 13 del mes de julio del año 100 a.C. en Roma, en una familia patricia venida a menos. Su padre fallece en el año 84 sin haber alcanzado el consulado. Desde entonces, César adhiere al partido popular. En aquel tiempo, los menos favorecidos tendían a alinearse con el partido popular para hacer frente a los más favorecidos que se agrupaban en el conservadurismo.

En el año 73 es elegido Pontífice y se inicia su ascenso hacia el poder. Luego es elegido tribuno militar. En el año 69 alcanza la cuestura y, en un viaje a Cádiz, al visitar el templo de Hércules vio la estatua de Alejandro Magno, ante la que se lamentó porque Alejandro a su misma edad ya había conquistado el mundo entero, mientras que él todavía no había hecho nada de provecho.

En el 63 es nombrado Pontífice Máximo. Siempre repetía un pensamiento de Eurípides: “Si uno tiene que ser injusto, que lo sea para obtener el poder absoluto; y quede la piedad para asuntos menores”. Allí se definía muy bien su actitud ante el poder y la vida. Consideraba legítimo que un emperador romano aspirara al poder absoluto, por lo menos en el ámbito de lo político y militar. No hay de por medio valores de libertad, estado de derecho, división y equilibrio de poderes o moderación alguna.

Los años que van del 58 al 52 los va a dedicar a someter a la Galia Transalpina, a la expedición a Britania y a reforzar las fronteras del imperio romano en los territorios de los germanos.

“La suerte está echada”: estas son las palabras pronunciadas por César al cruzar el río Rubicón, cuando ya vio que era inevitable el enfrentamiento con Pompeyo. El hecho no tiene nada de épico, porque el Rubicón es un pequeño río de la cuenca adriática que marcaba la frontera entre Italia y la Galia Cisalpina.

En la sesión del senado celebrada en Roma el 15 de marzo del año 44 a. de C., un amplio grupo de senadores conducido por Bruto y Casio le rodean y acaban con su vida. Una trayectoria política y militar dedicada a la conquista, a la violencia física y a la guerra de ocupación terminará también cercenada por la violencia y el asesinato.

Si bien César fue sobre todo un hombre de acción política y militar, llama la atención que haya dedicado tiempo para la producción literaria de calidad. Dentro de ella destacan La guerra de las Galias y La guerra civil como dos obras maestras de la prosa latina.

En el libro uno queda de manifiesto que el propósito de Julio César era apoderarse de toda la Galia y lograr que sus pueblos se convirtieran en tributarios del poder imperial.

En el libro dos se menciona que cuando Julio César lograba éxitos militares en la Galia, en Roma se decretaban fiestas solemnes durante 15 días.

En el libro tres, el autor escribe que “todos los hombres por naturaleza aman la libertad y odian la servidumbre”, lo cual denota una especie de influencia del pensamiento de los atenienses en el texto del autor.

En el libro cuatro, Julio César se refiere a su guerra en el territorio de los germanos. Los germanos alegaban que el imperio del pueblo romano terminaba en el Rin. Asimismo, narra la llegada con sus naves a las tierras de Bretaña.

El libro cinco continúa narrando las campañas de César en las tierras de Bretaña. Allí parece que el clima es más templado que en la Galia, siendo el frío menos intenso. Es entonces cuando César define el tributo que Bretaña debe pagar al imperio romano.

En el libro seis, ya César está de nuevo en la Galia. Allí dedica unas páginas a describir las diferencias entre las costumbres en la Galia y en Germania. Esta parte tiene un mayor interés sociológico.

En el libro siete, “pacificada la Galia, César conforme había determinado parte para Italia a celebrar las asambleas”. El concepto de pacificación es equivalente a conquista y ocupación de un determinado territorio.

En fin, Julio César se movilizó saliendo desde Roma y desde allí ingresando en la Galia (o Francia de hoy), así como en Bretaña o la Inglaterra contemporánea y también en los territorios germanos, es decir la Alemania moderna.

Es evidente que uno de los propósitos principales de las campañas militares de César era lograr que los pueblos sometidos se convirtieran en tributarios de Roma y del imperio romano. También las victorias militares en la Galia, Bretaña y Germania resonaban fuertemente en la población romana y renovaban el prestigio, la legitimidad y el poder de Julio César.

Según el historiador Plutarco, los resultados de La guerra de las Galias fueron 800 ciudades conquistadas, 300 tribus sometidas, un tributo de más de 40 millones de sestercios para César, un millón de prisioneros vendidos como esclavos y otros tres millones de muertos en el campo de batalla. Recuérdese que la esclavitud era uno de los componentes del sistema económico romano de aquellos tiempos.

El resultado de la guerra fue la victoria total romana sobre las Galias, que incluían a la actual Francia, Bélgica y parte de Holanda. Es decir, un área que se extendía desde el Mar Mediterráneo hasta el Canal de la Mancha y más allá.

Como parte de los operativos, también se consolidó la presencia y la expansión del imperio romano en Bretaña y en los territorios germanos.

Bibliografía

Julio César. La guerra de las Galias. Gredos. Barcelona, España, 2021.