La llama es uno de los cuatro camélidos que habitan en Sudamérica y su presencia abarca las regiones altiplánicas y andinas de Perú, Bolivia, Argentina Ecuador y Chile principalmente. Aunque en Perú se aprovecha más la fibra de la alpaca y la vicuña por su alto valor en el mercado extranjero, en países como Argentina y Bolivia apuestan desde hace muchas décadas por la industrialización para la moda debido a las excelentes cualidades de la fibra de llama, aunque su proceso de obtención suele ser más complejo.
La experiencia Argentina
Hace algunos meses atrás en 2024, en el marco del “Año Internacional de los Camélidos”, declarado por las Naciones Unidas, se desarrolló en la ciudad de Arequipa, Perú, el Congreso Internacional de Camélidos Sudamericanos 2024; donde se evidenció la experiencia peruana y la de otros países vecinos como Chile, Bolivia y Argentina.
Para sorpresa de propios y extraños, una exponente del país gaucho dio cuenta de la experiencia de una empresa llamada Warmi, la cual manufactura desde hace más de 100 años y trabaja conjuntamente con las comunidades para el desarrollo de prendas de fibra de llama y lana de oveja. Esta experiencia resulta nueva en tierras peruanas, debido a que en esta parte de Sudamérica la producción de fibra se enfoca en la alpaca y la vicuña, que destacan por su enorme calidad y gran valor en el mercado extranjero, principalmente norteamericano y europeo.
Pero el caso de esta empresa no es una experiencia aislada. En Argentina, debido a su geografía, existe una buena población de llamas y, gracias a este factor y la experiencia transmitida de generación en generación, se ha logrado sacar el máximo provecho a esta fibra, obteniendo productos de alta calidad similares a los de la alpaca peruana en cuanto al diámetro de cada hebra.
De hecho, y para asombro propio, existe nomenclatura que da cuenta de que en este país se logró un cruce exitoso entre llamas y alpacas a nivel macro, obteniendo ejemplares con las mejores cualidades de ambas razas de camélidos sudamericanos. Además del aprovechamiento de la fibra de la llama, en Argentina también se ha aprovechado la fibra del guanaco, otra raza camélida que es abundante en este país y en Chile, por lo que el condicionamiento productivo obedece en gran parte a la disponibilidad y técnica productiva de cada país.
Bolivia apuesta también por la llama
Experiencia similar se ha desarrollado en el país altiplánico, donde se han realizado una serie de estudios científicos que demuestran que la fibra de la llama es 10 veces más caliente que la lana de oveja. En este país se desarrolla un proyecto denominado Hilo Artesanal de Fibra de Llama que trabaja con poco más de 120 productores de 15 comunidades de la localidad de Potosí. Ellos argumentan que la fibra de llama presenta mejores prestaciones que la obtenida del carnero y apuestan por la producción de 30 kilos diarios desde el año 2021. En ese entonces su capacidad productiva era de 5 kilogramos al día.
Este proyecto cuenta con casi 30 años de ejecución y han venido perfeccionando sus procedimientos para la obtención de esta fibra, que en comparación a la de alpaca es menos costosa, pero cuenta con excelentes propiedades. En Bolivia, como en Perú, la llama tiene un arraigo ancestral que se remonta a la época precolombina, cuando se usaba como bestia de carga y se aprovechaba su fibra para textilería y su carne para la alimentación. Esta práctica aún es vigente en ambos países, aunque no de forma masiva en Perú, donde la carne de alpaca es más apreciada.
En tanto, la fibra de la llama es gruesa y con alto contenido de pelo en el vellón, por lo que es poco aprovechada. La poca cantidad de fibra que se esquila se usa especialmente en el consumo doméstico y solo un pequeño porcentaje se comercializa en los mercados locales. Sin embargo, esta fibra es capaz de regularse térmicamente, es decir, cuando hace calor sus poros se abren para refrigerarse y cuando hace frío se cierran para mantener una temperatura adecuada.
Para los estudiosos bolivianos, “la fibra de la llama sería similar o superior a la de la alpaca, pero no es preciada porque su lana tiene cerda. No obstante, cuando se le quita, mejora sus propiedades”, sostienen.
Eliminado las cerdas
La fibra se lleva a una máquina para quitarlas y con ella se eliminan las cerdas o los pelos más gruesos que presentan todos los camélidos. En Bolivia se ha logrado obtener a través de este proceso una fibra con 93% de pureza. Si se llegase al 100%, se contaría con una fibra de alto confort, eliminando así el picor en su uso. Este procedimiento genera cambios estructurales en el vellón, ya que la extracción de las fibras más gruesas, largas y rectas reduce la sensación de picazón y mejora la comodidad de las prendas, ajustándola a mejores estándares de calidad.
El panorama peruano
En el contexto peruano, son la alpaca y la vicuña las razas de camélidos que se erigen como las reinas en cuanto al aprovechamiento de su fibra, la cual sirve para la manufactura de productos de alta calidad como bufandas, abrigos y un largo etcétera de prendas de vestir. Su costo es alto, sobre todo el de la vicuña, por su fina textura y confort, siendo de las finas del mundo.
Por otro lado, la carne de la alpaca también es apreciada para el consumo interno y desde hace algunos años como una alternativa saludable y gastronómica, valorada por los visitantes extranjeros. Esta carne tiene un sabor especial y resulta ser en la práctica más nutritiva que la de res. Para el ingeniero Alberto R. Gómez Cárdenas, especialista en investigación en biotecnología animal del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) de la Estación Experimental Agraria de Arequipa, la carne de llama ofrece un gran potencial nutritivo, incluso podría superar al de la alpaca, y es sabido que esta carne es consumida por miles de familias en el país que subsisten con la crianza de estos animales.
Textilería aún es artesanal
Por otro lado, para el especialista, la razón por la cual en Perú no se ha llevado a niveles de industrialización la fibra de la llama obedece principalmente a que en este país la atención se centra en la fibra de alpaca y vicuña, debido a sus grandes poblaciones y la alta demanda existente en el mercado exterior.
“El comercio y la industrialización en el caso de la alpaca se fortalece en 1995 gracias al I Festival Internacional de Camélidos Sudamericanos desarrollado en la ciudad del Cusco, evento que después de algunos años de ser organizado por el Estado Peruano, pasa y da origen a los eventos posteriores denominados Alpaca Fiesta, el mismo que es organizado por la empresa privada. Estos eventos ayudan a promover la industrialización, la artesanía y otros aspectos como la sostenibilidad y responsabilidad en la actividad productiva”, apuntó.
Potencial cárnico de la llama
Gómez, además señaló que la carne de llama se consume en las localidades altoandinas de Arequipa y regiones como Cusco y Puno entre otras. Esto se pudo conocer a mediados de los años 90, cuando se realizaba un estudio sobre el consumo de carne de alpaca. Trabajos realizados en base a encuestas en aquellos años con el apoyo de universidades de Arequipa arrojaron que se consumía al mes 60 mil kilos de carne de alpaca, pero también se consumía carne de llama, que es similar, pero contiene mejores propiedades nutritivas, al ser baja en colesterol y contener un alto nivel de proteína.
“Cuando desarrollábamos esos estudios, también se descubrió la presencia de carne de llama, que se mezclaba con la de alpaca. La calidad de la carne de llama es muy buena, muy similar a la del cuy ya que tiene un alto porcentaje de proteínas y menos grasas, colesterol entre otras”, apuntó. De hecho, existen estudios sobre el consumo y la calidad de la carne de alpaca y llama. En dos años, una alpaca puede llegar a pesar 70 kilos de peso vivo, con un rendimiento de carne del 50%. En cambio, una llama en el mismo tiempo puede alcanzar los 120 kilos de peso vivo y también tener un rendimiento del 50%, casi el doble.
El experto señala además que la llama presenta una mejor conversión alimenticia, ya que por cada kilo de alimento produce una cantidad significativamente mayor de carne. Además, puede alimentarse de pastos más duros. En cuanto a la fibra, la de vicuña es la mejor, con un diámetro de 12 a 14 micras. La llama tiene cerdas que no se pueden descartar fácilmente, pero en otros países han mejorado el proceso. La fibra de llama tiene sus nichos artesanales en Perú, utilizada más en prendas de tejidos artesanales como chompas y chalinas, aunque a menudo se mezcla con la de alpaca.
El cruce entre la llama y la alpaca es conocido y mejora sus características, pero la mayoría de los cruces no son aplicables en la práctica, principalmente por los volúmenes. A veces, un cruce puede ser óptimo o no. Eliminar las cerdas es costoso, por lo que estas prácticas no funcionan en Perú, a diferencia de Argentina o Bolivia.
¿Por qué su consumo no es masivo?
“Un amigo me comentó y definió que el consumir carne de alpaca podría llevar a agotar todas las alpacas disponibles, ya que solo tienen una cría al año y su gestación dura 11 meses. Frente a la carne de bovino, que en promedio produce 900 kilos de peso vivo, una alpaca solamente 70 kilogramos de peso vivo en el mismo tiempo, mientras que la carne de llama no se valora adecuadamente”, sostiene.
En Bolivia, el gobierno promueve el consumo de carne de llama en programas sociales. Esto demuestra que también se trata de un tema cultural que se debería informar y promocionar más, ya que finalmente se verían favorecidos los comuneros de las zonas altoandinas al mejorar su alimentación y la comercialización de la carne de llama como otra alternativa para consumo interno en el país, aunque no a niveles masivos como lo que pasa con la carne de bovinos, que es una de las más consumidas en Perú, después de la de pollo y cerdo.