Durante mucho tiempo, he trabajado como activista en derechos humanos y he aprendido que el discurso clásico de los derechos humanos (DDHH) tiene sus defectos. En particular, este discurso ignora o resta importancia a las características fundamentales del capitalismo que interfieren con la aplicación adecuada de los principios de los DDHH en el mundo real. He aquí otros de los defectos que es necesario explorar:

  • El marco de los DDHH tiene sus deficiencias y defectos, ya desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) de 1948.

  • Desde su concepción, la DUDH asumió erróneamente que el sistema político-económico capitalista permite y facilita el cumplimiento de los DDHH.

  • En las décadas del 1960 y del 1970, se sucedieron una serie de convenios clave de la ONU sobre derechos humanos. La elaboración de sus textos, estuvieron dominados por influyentes juristas internacionales, en su mayoría occidentales, con un enfoque legalista. No es de extrañar, por tanto, que en estos convenios (de derechos cívicos y políticos y de derechos sociales, económicos y culturales) el elemento que sobresale es el de ‘perpetradores-de-violaciones-que-deben-ser-castigados-y-víctimas-que-deben-ser-reivindicadas’.

  • Aunque se puede atribuir a estos acuerdos universales el mérito de haber creado un consentimiento global sobre las innumerables injusticias en materia de DDHH, en cierto modo se ‘fabricaron’ estos pactos para abordar estas injusticias específicas, de modo que su esencia careció, una vez más, de una perspectiva más política y sistémica. Como resultado, existe una visión ortodoxa y legalista de los DDHH que tiene mucho peso en todo el mundo. (Hicieron falta casi dos décadas para cuestionar el predominio de los abogados en la defensa de los derechos humanos en todo el mundo. En primer lugar, fueron las organizaciones-de-interés-público-de-la-sociedad-civil-con-claridad-política las que empezaron a cuestionar este dominio legalista rescatando aquellos elementos de verdadera justicia social que el marco de los DDHH pudiera tener --y tiene).

  • No es una coincidencia que los titulares de deberes sean en su mayoría personas que ocupan posiciones de élite en el poder y las finanzas y que han sido hechos responsables de la implementación de los DDHH.

  • Los titulares de derechos son personas que ocupan posiciones subordinadas de poder y finanzas y sufren porque sus derechos son ignorados o violados por los garantes de derechos.

  • Así pues, el discurso de los DDHH muestra contradicciones inherentes y tiene elementos que limitan su utilidad para lograr los cambios necesarios para la transición a una era post-capitalista. (La tarea que he emprendido en mi trabajo es rescatar los DDHH añadiendo al cuerpo del discurso de estos derechos aquellos elementos que lo politicen).

  • El discurso de los DDHH no reconoce, más allá de la palabrería (lip service en ingles), la brutal historia del capitalismo, del imperialismo, del patriarcado y del colonialismo, cuyas características represivas y explotadoras han violado sistemáticamente los DDHH.

  • Históricamente, el racismo estructural ha sido y sigue siendo una característica esencial del capitalismo que condona las continuas violaciones de los DDHH.

  • La estructura de clases sociales hace que un pequeño grupo de ricos y poderosos haga todo lo posible por conservar sus privilegios. Por lo tanto, estas élites siguen aplicando políticas que no aplican los principios de los derechos humanos y, de hecho, bloquean su consecución.

Debido a estas contradicciones fundamentales, sostengo que debemos y podemos politizar el discurso de los derechos humanos e ir más allá de algunos de sus principales defectos y ‘supuestos gratuitos’. Sostengo que el activismo en DDHH puede corregir progresivamente estas condiciones injustas mediante el empoderamiento de los titulares de derechos para que demanden sus derechos directamente y/o a través de acciones legales, aplicando en este último caso el derecho internacional de los derechos humanos --y esto debe considerarse como un esfuerzo de concientización política.

Lo que estoy explorando son posibles agendas y acciones para reinterpretar el significado y el papel de los titulares de derechos y los titulares de deberes en condiciones sociales que deberían instaurarse en una sociedad post-capitalistas, movilizando a los primeros para la acción política en términos de enérgicamente exigir que sus derechos sean respetados. Los derechos humanos pueden ser respetados e implementados como parte esencial de la superación del capitalismo si le damos a los derechos el contenido político necesario del que carecen actualmente.

Sobre esto, no sólo debemos hablar con los conversos, sino que, sobre todo con los lectores no conversos de Meer. Los invito a contribuir a este esfuerzo; escríbanme.

Ya hemos dejado atrás la época en la que sólo queríamos hacer una crónica de la historia de las violaciones de los DDHH. Refiriéndonos claramente al actual -y posible- escenario geopolítico debemos partir del hecho consumado de que el marco de los DDHH ya está ahí, por mucho que haya excluido sus contenidos políticamente relevantes.

Ahora debemos afrontar las contradicciones de los DDHH bajo el capitalismo como nuestra principal empresa.