Rosa Montero es una escritora que se pasea como articulista, ensayista y novelista que recorre desde lo histórico hasta la ciencia ficción, y con su marca indeleble psicológica en sus creaciones literarias.

A Rosa Montero me la presentó un buen amigo, ferviente lector de géneros literarios y de autores consagrados. Como estuvimos saliendo un par de años, quiso compartir conmigo su amor por la literatura y fue así que me motivó a leer por mero disfrute y no por obligación, como hasta entonces yo estaba acostumbrada.

Me gusta el estudio académico y en la universidad tenía, porque sí, convertirme en un ratón de biblioteca; porque estudié historia del arte y después ciencias sociales. Había muchas tareas y trabajos académicos que realizar y como no soy de la generación del ChatGPT –que te puede servir de herramienta de guía para saber por dónde dirigir un trabajo de investigación–, pues tenía que revisar mucha bibliografía, hasta dar con las fuentes necesarias para hacer mis deberes.

Me tocaba leer mucho de historia, de sociología, filosofía, metodología, biografías y un libro me llevaba al otro. Sin embargo, cuando culminaba mi tarea, realmente no profundizaba en los autores que me servían de referencia en la investigación. Es decir que Gombrich, Hauser, Eco, Kant, Merleau-Ponty, Jung y tanto más, sólo me cautivaban hasta que terminaba mi tema de investigación y entregaba a los profesores mis compromisos académicos.

Ciertamente que como a todos un poco antes, en el bachillerato nos mandaban a leer en la asignatura de Castellano y Literatura, obras clásicas de Platón, de autores latinoamericanos y de escritores universales.

En ese período sólo recuerdo dos títulos que realmente disfruté, como fueron por supuesto Cien años de soledad en donde el Maestro Gabo me sumergió en su Macondo de puro realismo mágico y el Paraíso Perdido de John Milton.

Y en mi casa, como soy la sexta de seis, a mi llegada mi mamá estaba un poco agobiada de tanta crianza en diferentes épocas, que realmente no me sembró el amor por la literatura. Sólo, un escritor que ella admiraba mucho y que era según ella el mejor biógrafo del siglo XX, merecía su mención; y fue así como leí 3 títulos de su Stefan Zweig que ella me recomendó y que estaban en mi casa materna, como fueron Impaciencia del corazón y su biografía de la Reina María Antonieta.

Más allá de ellos, realmente pasaba mis vacaciones de adolescencia leyendo novelas rosas que formaban parte de revistas femeninas que mi madre adquiría y de otras que venían en formato mini libro y que intercambiaba en un puesto de uno de los mercados municipales, cerca de casa.

Ese fue mi trayectoria literaria hasta que conocí a este ingeniero agrónomo apasionado de la literatura. Y entre los libros que me invitó a leer y que puso en mis manos, fue precisamente uno de Rosa Montero, y su novela La loca de la casa.

Al iniciar su lectura, este título me magnetizó e hizo que no lo abandonara en mi mesa de luz. Me sumergí en su narrativa y en su historia de miedos, de fantasía, de sueños y de reflexiones en ese devenir de lo que fueron sus recuerdos, mezclados con ilusiones y de una historia sin límites entre la realidad y la fantasía; con la idea pienso yo de compartir con sus lectores, el origen del mundo que le tocó vivir y que la convirtieron en la maravillosa escritora que ha “parido” tantas novelas, cuentos, relatos y artículos periodísticos.

Realmente con ese título al que hago mención La loca de la casa (2003), me pasó lo que me ha pasado en el cine con Fellini y con Allen, que me hacen reír sola y me conmueven tanto, que me han motivado a convertirme en una fanática de la filmografía de ambos.

Y bien con Rosa, y le digo su nombre de pila, porque con sus creaciones he reído mucho sola, llorado, sentido miedo y creo que todas las emociones de la película Intensamente (Inside Out).

En los títulos que he tenido la oportunidad de “devorar” me siento como en una película larga que disfruto muchísimo y en donde puedo ir identificando su identidad literaria y abordar su trayectoria profesional en el desarrollo de su vasta colección de títulos publicados.

Pero, ¿cómo es Rosa Monero como escritora y cómo la podríamos caracterizar en su escritura?

Es una respuesta un poco compleja, porque al transitar como columnista del diario español El País, al igual que como cuentista, novelista, ensayista, entrevistadora; tiene en su haber un inmenso cofre de producciones literarias.

Y ni hablar de las temáticas que ha abordado, porque todas son densas, profundas, con una genuina visión crítica que se manifiesta en sus personajes y en donde expresa como persona, al propio espíritu humano en su condición de mujer contemporánea de la época que le tocó vivir, de sus miedos, de la libertad y de la genuina feminidad y de dar a luz personajes profundamente humanos.

Como narradora de historias de ensayos, cuentos y novelas, Rosa nos invita a reflexionar sobre lo real, el subconsciente y la fantasía, porque en el proceso de creación como ella misma cuenta se preocupa de traer y trabajar esas “imágenes del subconsciente colectivo y sacarlas a la luz” (Montero, 2003, 120).

Como novelista tiene los siguientes títulos desde el último hacia los anteriores: Animales difíciles (2025), La desconocida (2023, una historia escrita a cuatro manos con el francés Olivier Truc), El peligro de estar cuerda (2022), La buena suerte (2020), Los tiempos del odio (2018), La carne (2026), El peso del corazón (2025), La ridícula idea de no volver a verte (2013), Lágrimas en la lluvia (2011), La hija del Caníbal (1998), Bella y obscura (1993), Crónica del desamor (1979).

Como relatos: Amantes y enemigos (1998), Hombres y algunas mujeres (2019). Como cuentista, títulos de Bárbara (títulos que llevan ese nombre entre 1996 a 1998), además del Nido de los sueños (1991).

Ni decir como articulista y entrevistadora, que ha llegado a realizar cerca de dos mil entrevistas.

Y en el género de ciencia ficción, se ha desdoblado en una detective androide y ha dado a luz a su Bruna Husky en una saga dedicada a una Blade Runner mujer, que envejece más rápido al compás del avance tecnológico y que ve su fin en la última publicación de su saga, bajo el título de Animales difíciles. Y nos narra su visión del género humano desde su condición de mutante, que supera la capacidad de psiquis humana y que por ello puede apreciar mucho mejor las emociones y aberraciones de los seres humanos.

En fin, la trayectoria de esta genia de la literatura responde a su intensa aprehensión del mundo y lugar que le ha tocado vivir, del tiempo y de su auténtica vulnerabilidad por demostrarnos el complejo universo femenino y de responder a las inquietudes, que la mueven no sólo a ella, sino al mundo, que va a revoluciones insospechadas y que entre tanto avance tecnológico, nos recuerda, que hay un corazón y un alma dentro de cada uno; y que no debemos caminar como borregos al devenir de los nuevos escenarios de poder mundial, que hoy en día representan el propio meteorito que juega en contra de lo que debería ser realmente importante: el saber el por qué estamos revoloteando y de como soñar despiertos en el mundo que quisiéramos tener y legar a nuestras próximas generaciones.

Lean a Rosa, porque en cada producción, emerge un universo creativo de una brillante inteligencia, narrado de forma locuaz, inverosímil y a la vez muy conmovedor y reflexivo.

Nos descubre ese universo de prototipos femeninos que hemos recibido y que vamos a legar, haciendo que entendamos nuestros miedos y emociones más auténticas en la era del metaverso, la inteligencia artificial y de la realidad aumentada.