Cuando surgió la Fotografía no se la reconoció al principio como un nuevo arte. El argumento era que, al ser un reflejo perfecto de lo real, no tenía cualidades artísticas, solo era un mero proceso mecánico y químico que documentaba de manera objetiva la realidad. Algunos fotógrafos, en consecuencia, comenzaron a priorizar en sus fotos recursos que lograran embellecer, en la imagen obtenida, la escena fotografiada, con el objetivo de transmitir emociones y sensaciones. Para conseguirlo, comenzaron a implementar en el registro de imágenes, filtros y lentes suaves, procesos especiales en el revelado, retoques manuales en las impresiones, referencias mitológicas y otros recursos que agregaban subjetividad y constituían una visión personal del artista. Este movimiento se llamó Pictorialismo, y surgió a finales de 1880.

Características del movimiento pictorialista

Con una marcada influencia del Impresionismo, los temas destacados en el pictorialismo eran paisajes en días nublados, de lluvia, niebla, y otras condiciones climáticas que impidieran la obtención de fotos nítidas. También se optaba por los retratos femeninos, buscando incluso en ellos la borrosidad, así como alegorías, puestas en escena, poses clásicas, etcétera.

También era clave el juego de luces y sombras para lograr atmósferas especiales. El desenfoque deliberado buscaba imitar el efecto logrado en las pinturas impresionistas, de manera que el pictorialismo además recibió el nombre de fotografía impresionista. Para tal fin se recurría al uso de objetivos fotográficos antiguos, ya que poseían imperfecciones como las aberraciones esféricas, e incluso se usaban cámaras estenopeicas, cuya característica esencial es la carencia de objetivo fotográfico.

Revelaciones y aspectos positivos

Como la mayoría de los efectos especiales tenían lugar en la etapa de revelado y positivado, se acostumbraba aplicar las técnicas de impresión al carbón, bromóleo, goma bicromatada, y el agregado de otros pigmentos para obtener resultados similares al dibujo y el grabado. De manera que los exponentes del movimiento consideraban menos importante el momento en que se efectuaba la toma que su posterior revelado. De esta forma, los pictorialistas eran una suerte de fotógrafos a medio camino entre el aficionado y su libertad creadora total, al no estar supeditados a encargos de clientes, y del fotógrafo profesional y su dominio de la Técnica.

Peter Henry Emerson, en su libro Fotografía naturalista, de 1899, se expresa sobre el tema, en un famoso pasaje que no tiene desperdicios:

Una gran paradoja que se ha de combatir es la asunción de que, al no ser la fotografía trabajo manual, como dice el público -aunque a nosotros nos parece que hay mucho trabajo manual y de cabeza en ella-, no puede ser un idioma del arte. Esto es un error nacido del no pensar. Un pintor aprende su técnica para poder hablar, y como nos ha dicho más de un pintor, "el pintar es un proceso mental", y en cuanto a la técnica casi la podrían llevar a cabo con los pies. Igual pasa con la fotografía, que es un proceso mental muy severo y requiere de todas las energías del artista, aun cuando se tenga la técnica dominada. Lo que cuenta es lo que se ha de decir y cómo decirlo. Sería igual de razonable poner inconvenientes a que un poeta imprimiese sus versos en letras de imprenta, en vez de escribirlos en estilo gótico con pluma de ganso y sobre piel de asno.

Junto con esta acusación va implícita la de carencia de originalidad. La originalidad de una obra de arte se refiere a la originalidad de lo que se expresa y a la manera en cómo esto se expresa, ya sea en fotografía, en poesía o en pintura, y el artista original es aquel que capta impresiones nuevas y sutiles de la naturaleza; "las arranca de la naturaleza", como dijo Durero, y las presenta al mundo por medio de la técnica que domina. El hecho de que una técnica sea más difícil de aprender que otra no se puede negar, pero los más grandes pensamientos han sido expresados con la más sencilla de las técnicas, es decir, la escritura.

Algunos de los representantes clave del movimiento fueron los fotógrafos Alfred Stieglitz, Edward Steichen, Gertrude Käsebier y Frank Eugene.

Adiós Pictorialismo, bienvenido Nuevo realismo fotográfico

En 1910 y luego de alcanzar su punto cúlmine, el pictorialismo comienza su decadencia hasta desaparecer tras el final de la Primera Guerra Mundial. Agotadas sus propuestas, más los cambios sociales de la época, se produce la transición de este a la nueva fotografía. Y así, luego de que, gracias al pictorialismo la fotografía logró ser aceptada como un arte más, a pesar de que nunca hubo un acuerdo ni desacuerdo total sobre esto hasta el día de hoy, el arte fotográfico siguió una evolución constante en cuanto a técnicas y tecnología de cámaras y objetivos, más o menos por espacio de un siglo, hasta que, de pronto, el pictorialismo pareciera haber resucitado bajo la forma de un Nuevo pictorialismo digital.

Hola de nuevo, Pictorialismo Con el advenimiento de las cámaras digitales y sus herramientas de software capaces de alterar la imagen obtenida durante o después de la toma, y de los programas de edición fotográfica, también llamados de revelado digital, fue inevitable el resurgimiento del pictorialismo en pleno siglo XXI. Aplicaciones como Instagram favorecieron a una nueva trascendencia ahora de orden inverso, es decir, se pasó de la fotografía fiel a lo real, amén de algún que otro filtro de color colocado físicamente por delante del objetivo, a un pictorialismo más extremo, quizás, que el de 1880.

Durante la década pasada y la actual, ha sido cada vez más infrecuente hallar tomas puras, donde apenas tuviera lugar la edición o revelado digital con el fin de refinar la calidad de la imagen, sin llegar al retoque digital. Y, como si esa moda de la alteración de la imagen digital también hubiese alcanzado el hastío generalizado, fuimos testigos hace pocos años del surgimiento de un nuevo tipo de imagen, cuya expansión, cada vez más acelerada en todo el mundo, parece amenazar la existencia misma de la Fotografía como nunca antes en toda su historia. Me refiero a las imágenes generadas por la Inteligencia Artificial.

Hola, inteligencia artificial… ¿Adiós fotografía?

Las que comenzaron siendo imágenes a la carta, notoriamente artificiales y con deficiencias claras, fueron volviéndose cada vez más perfectas y por ende menos artificiales o, mejor dicho, más realistas, al punto de llegar a un nivel de detalle que, sin exagerar, si no ha ocurrido aún, muy pronto no seremos capaces de distinguir entre una fotografía y una imagen artificial.

No voy a entrar en la consabida polémica de los peligros versus los no peligros de este avance tecnológico, eso sería irnos del tema; sólo resta decir, a modo de conclusión de este artículo, que, como un círculo irónico de la vida, pareciera ser que, así como a la Fotografía le fue negado al principio de su existencia su merecido título de Arte, ha llegado el momento donde, una suerte de dejá vù tuvo lugar, y las imágenes obtenidas con inteligencia artificial, cuestionadas en un principio, quizá sean consideradas, temprano o tarde, como un nuevo Arte.