En una época en la que la información es más accesible que nunca, uno podría esperar que la humanidad esté tomando decisiones más inteligentes e informadas. Sin embargo, existe una creciente preocupación ante la posibilidad de que estemos enfrentando una “crisis de razón”, esto es, una disminución en nuestra capacidad de pensar críticamente. El pensamiento crítico, la habilidad de analizar objetivamente la información, evaluar diversas perspectivas y hacer juicios razonados, es la piedra angular del crecimiento personal, el éxito profesional y la responsabilidad cívica.

En cambio, los desafíos modernos como la sobrecarga de información, las influencias emocionales y las presiones sociales parecen estar erosionando esta capacidad vital.

En este artículo se explora si realmente estamos perdiendo nuestra capacidad de pensamiento crítico, además de examinar los factores que impulsan esta crisis potencial, sus manifestaciones y qué se puede hacer para abordarla.

¿Qué es el pensamiento crítico y por qué importa?

El pensamiento crítico va más allá de un mero escepticismo o cuestionar todo por el bien de la discusión. Implica un enfoque disciplinado para comprender el mundo: evaluar la evidencia, reconocer los prejuicios, considerar puntos de vista alternativos y llegar a conclusiones basadas en la lógica en lugar del impulso. Es la herramienta que utilizamos para navegar por problemas complejos, ya sea para decidir en quién confiar en un informe de noticias, resolver un problema en el trabajo o participar en procesos democráticos.

Históricamente, pensadores como John Stuart Mill enfatizaron su valor y señalaron que “quien conoce solo su propio lado del caso, sabe muy poco de eso”. En el mundo postmoderno de hoy, el pensamiento crítico es más crucial que nunca, no obstante, hay señales de que puede estar bajo amenaza. Desde la difusión de información errónea hasta los debates polarizados, surge la pregunta: ¿estamos, como sociedad, perdiendo esta habilidad esencial?

Factores que contribuyen a la crisis

Varias fuerzas en la vida moderna parecen destruir el pensamiento crítico. Estos son algunos de los más significativos:

Sobrecarga de información y redes sociales

Internet ha democratizado el conocimiento, pero también ha desatado un diluvio de información, gran parte de ella sin verificar o deliberadamente engañosa. Las plataformas de redes sociales, diseñadas para priorizar el compromiso sobre la precisión, amplifican el contenido sensacional que apela a las emociones en lugar de a la razón (Mosleh, 2021). Esto crea “cámaras de eco”, donde los usuarios reciben opiniones que refuerzan sus creencias existentes, lo que dificulta encontrar o evaluar puntos de vista opuestos. Escudriñar este ruido para encontrar información creíble es una tarea desalentadora, que a menudo desanima el análisis crítico.

Sistemas educativos

La educación debería ser un campo de entrenamiento para el pensamiento crítico, pero en muchos lugares se queda corto. Los planes de estudio que enfatizan la memorización y las pruebas estandarizadas, a menudo priorizan los hechos sobre el razonamiento. Los estudiantes pueden sobresalir en recordar fechas o fórmulas, pero les cuesta cuestionar suposiciones o analizar argumentos complejos (Lawver, 2023). Sin una capacitación explícita en pensamiento crítico, los jóvenes pueden abandonar la escuela sin estar preparados para un mundo que exige juicios matizados.

Influencias emocionales y psicológicas

Los humanos no somos criaturas puramente racionales. Las emociones como el miedo, la ira o la esperanza, dan forma a nuestras decisiones, especialmente si estamos bajo mucho estrés. Los sesgos cognitivos, como el “sesgo de confirmación” (que favorece la información que se alinea con nuestras creencias), nublan aún más nuestro razonamiento (Friedman, 2017). En una era de incertidumbre con pandemias, inestabilidades económicas, agitaciones políticas, las personas pueden apoyarse en instintos viscerales o lealtades tribales, en lugar de pensar deliberadamente, dejando de lado el análisis crítico.

Presiones políticas y sociales

La polarización en la política y los medios exacerba el problema. Cuando el discurso público se divide en campos rígidos, las personas enfrentan presión para alinearse con su "lado" en lugar de buscar la verdad. Los medios de comunicación, que atienden a audiencias específicas, pueden presentar narrativas sesgadas, reforzando los prejuicios en lugar de desafiarlos (Bernhardt, Krasa & Polborn, 2008).

El papel de la tecnología

La tecnología, en particular, los algoritmos que impulsan las redes sociales y los motores de búsqueda, desempeñan un doble papel… Los sistemas de recomendación personalizan el contenido en función de nuestro comportamiento pasado, creando “burbujas de filtro” que limitan la exposición a diversas perspectivas (Dahlgren, 2021). Además, avances como las falsificaciones profundas, desvanecen la línea entre la realidad y la fabricación, lo que dificulta confiar en lo que vemos u oímos. Si bien la tecnología amplifica estos desafíos, también ofrece herramientas, como sitios de verificación de hechos, que podrían ayudar si se usan de manera efectiva.

Evidencia de una crisis

El declive del pensamiento crítico no es solo teórico; es visible en la sociedad. Considere el surgimiento de teorías de conspiración como el terraplanismo, que alega una camarilla global secreta, o narrativas antivacunas que persisten a pesar de la abrumadora evidencia científica. Estas ideas prosperan cuando las personas no analizan las fuentes o cuestionan la lógica defectuosa, aceptando afirmaciones que se ajustan a sus miedos o cosmovisión.

La investigación respalda esto. Un estudio de la Universidad de Stanford de 2016 descubrió que muchos estudiantes, desde la escuela secundaria hasta la universidad, tienen dificultades para evaluar la credibilidad de la información en línea (Wineburg et al). A menudo juzgan los artículos por apariencia en lugar de investigar la autoría o la evidencia, una clara señal de habilidades críticas vacilantes. Más allá de la academia, las observaciones cotidianas revelan el pensamiento grupal en acción: en los lugares de trabajo o en los foros en línea, la disidencia se sofoca a medida que las personas se ajustan a las voces más fuertes, incluso cuando esas voces carecen de razón.

¿Es realmente tan sombrío el panorama? Contraargumentos

No todo el mundo está de acuerdo en que el pensamiento crítico está en declive. Algunos argumentan que los desafíos actuales son simplemente nuevos, no insuperables. Internet, a pesar de todos sus tropiezos, proporciona un acceso sin precedentes a diversas perspectivas y recursos de verificación de hechos. Una persona motivada puede desacreditar un mito o explorar un problema en profundidad con unos pocos clics, algo imposible hace una generación.

También existen tendencias positivas. Las iniciativas educativas, como la Iniciativa de Pensamiento Crítico en varias universidades, incorporan habilidades analíticas en los cursos, enseñando a los estudiantes a diseccionar argumentos y detectar falacias. El impulso por la educación STEM y la alfabetización de datos también fomenta el razonamiento lógico. Mientras tanto, organizaciones como News Literacy Project capacitan a las personas para navegar por los medios con discernimiento, contrarrestando la propagación de la desinformación.

Quizás el pensamiento crítico no se está desvaneciendo, sino que está evolucionando. Las habilidades necesarias en la actualidad, como la evaluación de contenido digital, por ejemplo, difieren de las del pasado, lo que sugiere adaptación en lugar de pérdida.

Avanzando: abordando la crisis

Ya sea que el pensamiento crítico esté disminuyendo o simplemente enfrentando nuevos obstáculos, se necesitan acciones para reforzarlo. Estos son algunos pasos que podemos seguir:

  1. Reforma educativa: Las escuelas deben priorizar el pensamiento crítico sobre la memorización, enseñando a los estudiantes a analizar, cuestionar y razonar a través de problemas del mundo real.

  2. Alfabetización mediática: Las campañas y programas públicos pueden equipar a las personas para verificar las fuentes, reconocer los prejuicios y resistir el sensacionalismo.

  3. Esfuerzo individual: Todos podemos mejorar practicando la atención plena para moderar las reacciones emocionales, buscando diversos puntos de vista y participando en un debate respetuoso.

La tecnología también se puede aprovechar para siempre. Las herramientas y aplicaciones digitales diseñadas para mejorar el pensamiento crítico (como en acertijos lógicos interactivos o guías de evaluación de fuentes) podrían convertir un pasivo en un activo.

Conclusiones

La crisis de la razón no es una conclusión inevitable. Si bien la sobrecarga de información, la educación defectuosa, los prejuicios emocionales, las divisiones sociales y las influencias algorítmicas desafían nuestra capacidad de pensar críticamente, también resaltan su importancia. Al reconocer estas amenazas y comprometernos con soluciones, podemos recuperar y fortalecer esta habilidad vital.

El pensamiento crítico no es innato; se cultiva a través del esfuerzo y la práctica. Como individuos y como sociedad, debemos valorarlo lo suficiente como para nutrirlo: verificar los hechos, escuchar a los demás y cuestionarnos a nosotros mismos. Al hacerlo, no solo salvaguardamos nuestro propio juicio, sino que también construimos un mundo donde la razón prevalece sobre el caos.

Las herramientas están a nuestro alcance, la elección es nuestra.

Bibliografía

Bernhardt, D., Krasa, S., & Polborn, M. (2008). Political polarization and the electoral effects of media bias. Journal of Public Economics, 92(5–6), 1092–1104.
Dahlgren, P. M. (2021). A critical review of filter bubbles and a comparison with selective exposure. The Nordicom Review of Nordic Research on Media & Communication, 42(1), 15–33.
Friedman, H. H. (2017). Cognitive biases that interfere with critical thinking and scientific reasoning: A course module. SSRN Electronic Journal.
Lawver, H. (2023, noviembre 1). How higher education fosters critical thinking and problem-solving skills. Maranatha Baptist University.
Mosleh, M. (2021, febrero 11). MIT Sloan study finds thinking style impacts how people use social media. MIT Sloan.
News Literacy Project. (2022, septiembre 15). News Literacy Project. Wineburg, S., Mcgrew, S., Breakstone, J., & Ortega, T. (2016). Evaluating Information: The Cornerstone of Civic Online Reasoning.