Asumir un ámbito y explorar su afectación permite advertir el enorme impacto. Por ejemplo, la comunidad científica. En The Death of Nature: Women, Ecology and the Scientific Revolution, (Merchant, 2020) Carolyn Merchant ofrece una visión renovadora a la relación entre el rol de la ciencia, el ambientalismo y el feminismo, expresando la importancia del género en los primeros escritos modernos sobre la naturaleza y el uso de la historia ambiental, social y literaria como contexto para la historia de la ciencia.

Desde la Antigüedad hasta el Renacimiento, Merchant muestra cómo la tierra era asociada una imagen de organismo vivo y madre nutricia constituyendo el marco cultural y ético para los seres humanos. Entre los siglos XVI y XVII, esa imagen de un cosmos orgánico que tenía en su centro a una tierra viva y femenina dio paso a una visión mecanicista del mundo. Enfatiza Merchant:

Entre los siglos XVI y XVII -en Europa- la imagen de un cosmos orgánico con una tierra femenina viva en su centro, dio paso a una visión del cosmos mecanicista en la que la naturaleza fue reconstruida como muerta y pasiva, para ser dominada y controlada por los seres humanos los supuestos sexistas que formaron las concepciones del universo y la fisiología humana de los siglos XVI y XVII.

(Carolyn Merchant, 2020, p.16)

De esta manera, la naturaleza se volvió una realidad salvaje y caótica que era necesario neutralizar y, finalmente, una materia inerte disponible para ser dominada y controlada. A medida que avanzaban los procesos de mercantilización e industrialización de la mano de la Revolución Científica moderna y los cambios tecnológicos, empezaron a gestarse nuevas imágenes de la naturaleza y de la mujer como pasivas y subordinadas al engranaje de las máquinas y al imperativo del progreso económico a cualquier costo. A la luz de una historia de la ciencia llena de tensiones, cabe preguntarse cómo construir una visión del mundo que guíe a los ciudadanos del siglo XXI hacia una vida sostenible y sin opresión de género.

En la actualidad, la herencia del paradigma dominante en la ciencia constituido por un modelo de racionalidad que se fundamenta en el dominio de la naturaleza continúa vigente. Este modelo conlleva a la demarcación entre ciencias naturales y las ciencias pertenecientes a los ámbitos sociales y humanísticos. Santos Boaventura de Sousa en Un Discurso sobre las Ciencias, (Boaventura, 2018) expone un análisis sociológico acerca del discurso y práctica científica de frente a los cambios del siglo XXI y la posible responsabilidad del rigor científico de frente a los aspectos tecnológicos, ecológicos y nucleares.

Boaventura analiza la crisis actual del paradigma científico dominante, subrayando en ello la creciente necesidad intelectual global que lleva a científicos naturales, a acercarse a reflexiones humanísticas (filosofía, sociología, historia, etc.) así como, las nuevas teorías multidisciplinarias que dejan en claro la génesis y desarrollo de la crisis (2018, p.35).
Bajo una reconstrucción histórica que muestra la evolución, fortificación y crisis del paradigma dominante de la ciencia, Boaventura destaca en su estudio las dos facetas sociológicas por las que atraviesa el paradigma científico actual (2018, p. 48) y que dejan abierta la brecha para los cambios necesarios que conduzcan a la sostenibilidad y rompimiento de paradigmas actuales.

Analizar la crisis por la que atraviesa el paradigma científico puede delimitarse aún más si se observa detenidamente el impacto del dominio epistemológico que ha influido en las regiones latinoamericanas. Boaventura reflexiona en Una epistemología del Sur sobre la epistemología reinante en el Sur de América Latina (Boaventura, 2009, pp.13-14). En su estudio Boaventura da cuenta del impacto que ha tenido en las sociedades latinoamericanas la asunción de una epistemología que oprime, controla, condena y subsume, incluso, dentro del ejercicio y práctica científica en comparación a otras sociedades de mayor desarrollo. Boaventura muestra de esta manera el aspecto sociológico de la ciencia, y, con ello, el impacto e influencia en sociedades de terceros países.

¿Existe relación entre la epistemología dominante en los países en vías de desarrollo y la vinculación ciencia, naturaleza y feminismo?
Si se analiza críticamente la historia se descubren factores comunes. Como se ha dicho, y siguiendo a Merchant, la identificación de la “naturaleza”, particularmente la tierra, como una madre nutricia, una madre que proveía para cubrir las necesidades del humano fue fundamental para una teoría orgánica del cosmos. Pero esta no era la única imagen feminizada de la “naturaleza”. Existe también la imagen femenina de la “naturaleza” como salvaje e incontrolable, capaz de producir violencia, tormentas, sequías, y otros fenómenos caóticos. Esta bifurcación fue identificada con el sexo femenino y fueron proyecciones de las percepciones humanas sobre el mundo. De hecho, una de las huellas, o secuelas, de la experiencia de la conquista de América es la manifestación de la colonialidad ecológica, o la imperialidad, un término que desarrolla Mauro Scalercio en su artículo Dominating nature and colonialism. Francis Bacon’s view of Europa and the New World (2018), para referirse al poder que ejerce la humanidad sobre la “naturaleza”.

Con el surgimiento de la revolución científica europea, la imagen de la tierra como madre nutricia comienza a desvanecerse a medida que la revolución buscó racionalizar el mundo a través de su mecanización. La imagen de la “naturaleza” como violenta produjo la idea de dominación, ya que se manifestó la noción de querer controlar lo incontrolable. Esto, junto a la visión mecanicista del cosmos, pasaron a ser conceptos claves euromodernos que comenzaron justamente a partir de la conquista de América y continuó hasta la vulcanización del capitalismo y de la euromodernidad en general. La “naturaleza” en su proyección femenina y las sociedades tribales de la nueva América (con sus creencias y respeto hacia la naturaleza) debían ser colonizadas y controladas.

Según Merchant, las imágenes, metáforas, o cuentos que se utilizan para darle sentido a los fenómenos que vivimos o atestiguamos son de cierta manera meta-éticos y sirven para restringir las acciones de los seres humanos. Dice Merchant que “las declaraciones descriptivas sobre el mundo pueden presuponer lo normativo; entonces tienen una carga ética.” (Merchant, 2020, p. 4) Por tal razón, para el comienzo de la conquista de América, en Europa resultaba difícil entrar en actividades de minería comercial porque significaba la violación y mutilación de la madre tierra ya que “las minas fueron comparadas con su vagina, y la metalurgia fue el apresuramiento humano del nacimiento del metal vivo en el útero artificial del horno – un aborto del ciclo de crecimiento natural del metal antes de su tiempo.” (Merchant, 2020, p. 4)

La colonización de América (incluido el proceso de transformación europeo) produjo un cambio en las metáforas o imágenes empleadas para describir el cosmos, y con ello, una transformación epistemológica, representando esto el resquebrajamiento de la relación humano-cosmos. La Euromodernidad, con el dualismo ontológico de René Descartes, separó al ego de su entorno produciendo la separación entre mente y cuerpo, el individuo y lo exterior a éste: la “naturaleza”. Como consecuencia de esta separación, el individuo resulta inafectado si la “naturaleza” cambia o se destruye.

El paradigma dominante no afecta solo a países en vías de desarrollo. La propia epistemología de las sociedades industrializadas se ha visto transformada. Uno de los ámbitos que refleja el cambio de la perspectiva de las sociedades hacia el mundo es el arte. Las obras de Caspar David Friedrich , pintor alemán del siglo XIX, han despertado un inusitado interés. Recientemente se ha llevado a cabo una muestra de sus obras en la ciudad de Hamburgo . Las obras de Friedrich han cobrado importancia en el marco de la actual crisis climática debido a la contraposición que muestra la obra del artista con relación a la concepción de “naturaleza” que tenía la comunidad científica del siglo XIX y XVIII.

Brevemente, el contexto histórico de Friedrich se ve marcadamente influenciado por las ideas provenientes del triunfo de la revolución francesa (XVIII) donde el progresivo avance de la ciencia eleva al hombre a una posición de dominio de su entorno a través de la razón. Posteriormente con el advenimiento de la Ilustración esta creencia toma mayor relevancia. Atrás quedarían las organizaciones sociales feudales y su dependencia de la tierra. Sin embargo, la zona correspondiente al Sacro imperio romano germánico tuvo una reacción tajante ante las circunstancias históricas que abrazaban Francia e Inglaterra:
¿Por qué la razón debe ser la respuesta a todos las problemáticas del hombre y su entorno, si cada día estamos rodeados de fenómenos inexplicables y de una naturaleza impredecible, que supera nuestro entendimiento humano?
Estos cuestionamientos calan profundamente en la mente y corazones de los intelectuales y artistas alemanes, quienes comienzan una búsqueda de su verdadera identidad.

Esta identidad o espíritu alemán lo encuentran en la relación que aún mantenían con la naturaleza, por lo que esta se vuelve el tema central de las manifestaciones artísticas de la época. La importancia hacia la reavivación de estas obras artísticas dan cuenta de la demandante reconciliación que exigen las sociedades (incluso la comunidad científica) con la naturaleza. Pero toda reconciliación debe estar precedida por una comprensión adecuada de los aspectos que impactan la vida actual. No sirve solo negarse.
¿Es posible lograr una armonía entre la naturaleza y la tecnología? ¿Qué comprende la sociedad actual por “naturaleza”?
El avance tecnológico es un hecho el cual ha transformado y transforma la sociedad actual y su relación con el ambiente.

Al igual que las sociedades de comienzos del siglo XX no regresarán al siglo XIX, la sociedad actual debe poder entender, asimilar y gestionar los avances tecnocientíficos; proceso que pasa necesariamente por un análisis epistemológico-ontológico de las dimensiones teóricas surgentes (nociones como naturaleza, ambiente, ser, ciencia, comunicación, interacción, lenguaje, etc.) para poder proyectar y gestionar acciones futuras en cada uno de los ámbitos que componen la sociedad sea esta industrializada o en vías de desarrollo.

Iniciar un cambio de paradigma en el actual siglo XXI pasa por atender el cambio climático con el consecuente resquebrajamiento de la civilización euromoderna y ello pasa por concientizar y comprender las raíces coloniales que condujeron a la transformación de la imagen de la “naturaleza”, “femenino”. Nelson Maldonado-Torres en su artículo Critique and Decoloniality in the Face of Crisis, Disaster, and Catastrophe (2019) define la colonialidad como:

Una catástrofe metafísica, demográfica, y medioambiental, es decir, como una gran ‘crisis’ (downturn) en la definición de los pueblos, el medioambiente y las coordenadas básicas de lo que constituye un mundo humano.”

(Maldonado-Torres, 2019, p. 352)

Para Maldonado-Torres, la catástrofe metafísica ocurre a un nivel fundamental de los sistemas civilizatorios produciendo una división entre “personas ‘civilizadas’, la ‘naturaleza’ como recurso a ser explotado, y aquellas personas a las cuales Fanon refiere como el damnés” entendiendo este último como el medioambiente condenado a la destrucción (Maldonado-Torres, 2019, p. 355)

Se enfatiza entonces que el dualismo ontológico cartesiano fue unos de los elementos constitutivos de la catástrofe metafísica que pasó a estabilizar la relación colonizador-colonizado. Conscientes de esto, de lo que se trata entonces es de asumir una postura decolonial en la lucha ambiental desde todas las áreas pasando necesariamente por el análisis reflexivo filosófico. Una descolonización científico-tecnológica que conduzca a plantear e implementar estrategias permanentes y eficientes frente al cambio climático, y, al mismo tiempo permita la construcción de un sistema civilizatorio con basamentos teóricos claros fundado en las aproximaciones epistemológicas y ontológicas. No asumir la descolonización tecnológica conlleva a la reproducción de los mismos idearios coloniales que tanto se denuncian desde las ciencias sociales y humanas. Se necesita entonces un nuevo paradigma científico y tecnológico descolonizado y esto pasa por la emancipación de las innovaciones tecnológicas y la autosuficiencia energética. Debe haber un cambio civilizatorio profundo y reflexivo que resulte en la liberación del cosmos del yugo de la imperialidad euromoderna. Pero iniciar este cambio pasa por la concientización, educación, alfabetización y culturización tecnológica.

Antoni Bennássar Roig en su compilación Ciencia, Tecnología y Sociedad en Iberoamérica: Una evaluación de la comprensión de la naturaleza de la ciencia y tecnología (Bennássar Roig, et.al., 2010), defiende una adecuada “alfabetización”, “culturalización”, “educación” tecnológica que, consecuentemente, llevaría a las sociedades (industrializadas y en vías en desarrollo) a alcanzar conocimientos básicos y útiles sobre la ciencia y tecnología y, con ello, la posibilidad de discernir, reflexionar y participar en la toma de decisiones que impacten en su vida cotidiana y, por ende, a la sociedad a la que pertenecen. Sin embargo, este proceso de “culturización” debe estar atravesado transversalmente por la reflexión epistémica y ontológica.

Si bien la necesidad de “culturización” surge debido al avasallamiento que produce el avance tecnológico en todos los miembros de la sociedad (políticos, científicos, ciudadanos, estudiantes, trabajadores, etc.) también es cierto que este sentimiento de “avasallamiento” es generado por la transformación epistémica implícita que afecta a la sociedad. Un grupo en particular a destacar dentro del espectro social es la esfera gubernamentativa y las áreas que orbitan entorno a ella (presidentes, políticos, diputados, parlamentarios, jueces, etc.) ya que la relación entre el avance tecnológico y la adecuación de las leyes y normativas resulta asíncrona al carecer los actores políticos de basamentos teóricos que les permita fundamentar políticas de gobernabilidad eficientes de acuerdo, y a la par, del avance de la tecnología. Es decir, junto a los cambios tecnológicos se suma la ausencia de la reflexión epistémica y ontológica que permitiría la comprensión, adecuación y generación de basamentos teóricos necesarios para un ejercicio de gobernabilidad eficiente. Como consecuencia de lo anterior, los marcos jurídicos de los distintos países se quedan rezagados y obsoletos de frente al permanente desarrollo tecnológico. Una adecuada y eficiente actualización informática de la jurisprudencia, en marcos democráticos, requiere el conocimiento que brinda la reflexión sobre las distintas aristas de los problemas, lo cual pasa necesariamente por las aproximaciones ontológicas, epistemológicas, éticas, estéticas, etc.

Los estudios actuales atienden el problema contextualizándolo dentro de las realidades de las sociedades industrializadas y de países del sur de América Latina. Sin embargo, se ha dejado de lado el resto de la región latinoamericana, a pesar de la presencia de países dependientes económicamente de recursos fósiles como es el caso de Venezuela. La historia social y de la ciencia en Venezuela muestra cómo esta dependencia económica procuró durante el siglo XX el mayor progreso y desarrollo del país.
¿Cómo afectaría una transición hacia energías renovables a Venezuela? ¿Cuál sería el impacto a nivel de progreso científico? ¿Cuál sería el impacto a nivel epistemológico de su sociedad? Una investigación permanente es requerida al tiempo que la misma debe involucrar las visiones de todos los ámbitos científicos (naturales, sociales y humanísticos).