Estaba por escribir un pequeño artículo sobre cómo superar los problemas de bloqueo de escritura, que tan frecuentemente se comentan. Tenía algunas notas y ejemplos al alcance de la mano y estaba cómodamente sentado en mi mesa, mientras buscaba la primera frase y esta no llegaba. Sonreí y me dije, que esta era una de esas veces que escribía o, mejor dicho, trataba de escribir sobre un tema, sobre el que escribía en ese momento específico y leyendo mis apuntes, seguí mis propios consejos: 1) parte de la situación misma, 2) cuenta lo que te sucede y trata de explicar el por qué. 3) después esboza dos o tres explicaciones alternativas y 4) discútelas para llegar a una posible conclusión, que seguramente conllevará a nuevas preguntas.

Pensando en las posibles explicaciones, hice un rápido viaje hacia mi infancia. Una vez tenía que contar por escrito una visita al cementerio y esto me preocupaba, porque siempre he sufrido obsesión por la muerte, especialmente, después del suicidio de uno de mis amigos de solamente 11 años. Él se colgó con una cuerda al cuello. Nunca supe el motivo ni lo sabré jamás. No supe si lo hizo por juego o por castigar a sus padres o si todo fue un absurdo accidente. El resultado fue, que se murió y el trauma mayor para mí, en ese momento, fue ver llorar a su madre. Pensé, si mi madre lloraría así, desconsoladamente, por mí y esto me dio mucha pena.

Cavilando sobre estos recuerdos, me pregunté qué tiene que ver esto con el bloqueo de escritura y recordé que por mucho tiempo evité la casa de mi amigo para no encontrarme con su madre y volver a sentir toda la pena que había sentido al verla llorar y mis pensamientos eran, que el no poder escribir sobre un tema, está ocasionado, en parte y entre otras razones, a que lo queremos evitar, ya que puede representar una experiencia dolorosa y que por ese mismo motivo, yo no había podido escribir sobre la visita al cementerio. El otro motivo, que me vino en mente, es que precisamente hoy, una amiga se enojó conmigo y quedé triste por no saber por qué y esto me quedó girando en la cabeza, como una pregunta sin respuesta. Odio las preguntas sin respuestas, ya que no me dejan dormir, ni concentrarme en otra cosa, que no sea la pregunta.

A menudo, me enojo conmigo mismo por no tener la respuesta justa a una pregunta importante y al enojarme me atasco. Mi regla es evitar temas donde no conozca o no pueda acercarme a la respuesta o no la pueda encontrar, ya que la primera opción sería una limitación enorme y quiero conservar el derecho a escribir sin tener la respuesta justa, conformándome con las informaciones que pueda recuperar. Otro motivo, que creo sea digno mencionar, es el de procrastinar: esperar hasta el último momento y cuando comenzamos a hacerlo, descubrir que hay otras cosas, aún más urgentes que nos esperan. Muchas veces, la causa detrás de este fenómeno es el conflicto de prioridades y para superarlo, la regla es dedicar anticipadamente unas horas a la escritura y saber, que esas horas están exclusivamente destinadas a escribir, compartimentando el tiempo.

He conocido varios escritores en mis correrías, que tienen sus rituales y se aíslan completamente para poder escribir, excluyendo de su mente y atención, cualquier posible disturbio, hasta el más mínimo y esto es importante: para escribir hay que pensar solamente en escribir y nada más, como si el resto del mundo no existiese. El lado triste de todo esto, es que el mundo no deja de existir y tenemos que protegernos, creando un espacio dedicado a la escritura en medio de todo el caos y tentaciones posibles. Escribir requiere determinación y aislamiento. Es decir, entrar en un estado mental al cual tenemos que acostumbrarnos.

Mi lugar preferido es la cocina, donde tengo toda la fruta posible: manzanas, cerezas, fresas, mangos. Sólo hacer la lista de las frutas, me da hambre y me impide seguir escribiendo sobre el bloqueo de escritura. Otra cosa, antes de que me olvide o me bloquee: la escritura o el escribir tiene que ser un placer y esto es lo más importante, porque sin placer, sin divertimiento, no podríamos motivarnos y este será otro tema: ¿Cómo autoconvencernos a hacer cosas aburridas, pensando que son divertidas? Sin esta capacidad esencial, no podríamos nunca empezar a escribir. Antes de terminar, quiero mencionar otro aspecto, el miedo a la crítica, el temor que alguien diga, que lo que escribimos es una mera y simple porquería. Mi remedio para esto es que tenemos que aceptarlo y no preocuparnos en absoluto, ya que no lo podemos evitar: siempre habrá alguien por allí, que lo diga o lo piense.

No sé si mis recetas para superar el bloqueo de escritura funcionan para todos, pero para mí han funcionado. He vuelto a leer el texto y he escrito sin mayores problemas la cantidad de palabras, que quería escribir sobre este argumento tan serio y mi solución final es que para escribir: o uno deja de hacerlo completamente o acepta su modo de escribir, mejorándolo lentamente y sin fijarse objetivos imposibles, porque hacerlo, es como dejar de escribir. Por otro lado, tengo que reconocer, que por el momento no he sufrido de este mal en modo crónico y si sucede en un futuro no lejano, trataré seriamente de seguir estos pocos y simples consejos con la única alteración, que antes de hacer el primer intento, pensaré en algo que me haga reír, ya que una risa sana nos ayuda a superar tantos problemas y entre otros el bloqueo de la escritura.