Hace algunas semanas, Marianela Camacho, amiga y compañera en la Junta Directiva del proyecto histórico Jimmie Angel (Jimmie Angel Historical Project), me envió el enlace al documental de 2023 de TV3-PeMón Films, Tras la pista del Capitán Cardona. Este narra la vida del catalán-venezolano Félix Cardona i Puig (1903-1982). Asegura que fue el primer no-indígena que vio el Salto Ángel.

Pocos días después, mi amiga Dorothy Withenbury, mis hermanos y familiares, me hicieron llegar un video de Tik Tok, cuyo narrador menciona que Cardona y el también catalán Joan María Mundó i Freixas (1877-1932), vieron el Salto Ángel a fines de los 1920, pero fue Ernesto Sánchez La Cruz (1899-1956) el primero ante esa cascada.

Sánchez, Mundó y Cardona fueron, sin duda, importantes exploradores de la Guayana venezolana. Sin embargo, la evidencia disponible nos permite asegurar que ciertas afirmaciones en ambos videos son mayormente incorrectas.

La primera expedición exitosa hasta el Salto Ángel, la lideró la fotoperiodista estadounidense Ruth Robertson (1905-1998) en 1949. Su guía y «mano derecha» fue el ingeniero y explorador letón-venezolano Aleksandrs «Alejandro» Laime (1911-1994), gran conocedor del Auyantepui. Un año antes, Laime llegó al Salto, explicando los detalles y su idea de abrir una ruta turística, a periodistas de Ciudad Bolívar y Caracas (Octava maravilla del mundo. El Salto Ángel). Robertson, una vez en Venezuela, había decidido fotografiar desde su base, y medir la altura del enorme Salto, cuya existencia dio a conocer el aviador y explorador estadounidense Jimmie Angel (1899-1956).

Conocido el Salto oficialmente como Ángel (no «del Ángel» como algunos equivocadamente lo nombran), la familia de Sánchez La Cruz busca su reconocimiento. Sánchez comentaba que había realizado un croquis de la ruta al Salto, depositándolo en la Casa Blohm en 1910. El joven del Tik Tok afirma que fue en 1909, mostrando un artículo de prensa, posiblemente realizado con alguno de los descendientes de Sánchez.

Yo conocí a una hija de la Sra. Francis Aranguren, sobrina de Sánchez, en Maracay, siendo yo estudiante en Agronomía. Recuerdo un día en que ella nos contaba a Francisco Fernández Yépez (1923-1986) y varios estudiantes, la historia de su antepasado, mostrando sus notas comentando sobre el croquis depositado en aquella casa comercial. Desafortunadamente, ese importante documento no ha podido ser encontrado.

Antes de su expedición, Robertson entrevistó a Sánchez La Cruz. Dicha entrevista («Who discovered Angel Falls?») se publicó el 23 de mayo de 1949, en The Caracas Journal (luego The Daily Journal, hoy desaparecido). Sánchez, oriundo de Jajó, estado Trujillo, explica detalles de su vida, incluyendo explorar diversos lugares buscando caucho y «otros productos de la selva» que pudieran proporcionarle alguna ganancia. El afirma que:

Fue en uno de estos viajes, atravesando la región del Alto Paragua… que por casualidad descubrí el erróneamente conocido Salto ‘Ángel’, cuya tremenda altitud me causó una inolvidable impresión. Ante tan asombrosa catarata localizada en la sierra Pacaraima, realicé un croquis el cual entregué unos meses después a la casa Blohm en Ciudad Bolívar... Con tan imponente visión de la enorme ‘Cascada Pacaraima’ en mi mente, tuve que regresar a La Paragua.

Esta descripción hecha por el propio Sánchez La Cruz, es la mejor evidencia que él no estuvo frente al Salto Ángel. Éste cae desde el Auyantepui, mientras que la catarata descrita por Sánchez La Cruz está en el Alto Paragua, en la Sierra Pacaraima. Desde 1958, la conocemos como el Salto Montoya.

Según los videos que me enviaron, Cardona y Mundó llegaron hasta el Salto Ángel en 1927. En el de TV3-PeMón, uno de los hijos de Cardona lee una sección del diario de su padre donde menciona llegar hasta «el Gran Salto». Un fotograma muestra dicha página y escuchamos:

Seguimos un camino infernal, llegamos a la cabecera de El Gran Salto. Desde junto a nuestra ranchería se descubre uno de los espectáculos más bellos e imponentes de la naturaleza. Una mole inmensa de agua cayendo perpendicularmente a una profundidad de un centenar de metros…

Sorprende la mención que la «mole de agua» cae «un centenar de metros». ¡Pero el Salto Ángel tiene unos 979 metros de altura, con 807 metros de caída libre!

Por mucho tiempo, Cardona y sus descendientes, han clamado que él fue el primero frente a «el Gran Salto», muchas veces dejando de lado al experimentado Mundo i Freixas quien promovió y dirigió aquella expedición en la cual vieron «el gran salto del Caroní».

Como producto de dicha expedición Mundó elaboró un mapa, que luego se atribuyó su aprendiz Cardona, delimitando el contorno del Auyantepui y una sección de la entrada al Cañón del Diablo. Dicho mapa, que curiosamente no muestra ni posición, ni nombre de ningún «Gran Salto», sería utilizado en 1937 por William H. Phelps Sr. (1875-1965) para su expedición con el Museo Americano de Historia Natural (AMNH).

Por lo visto y escuchado en el video de TV3-PeMón, Cardona no presenta detalles de la ruta seguida hasta «el Gran Salto». Sin embargo, Mundó, aguzado explorador y escritor, quien acuñaría el nombre «Gran Sabana» para definir esa enorme región al sur del Orinoco, escribiría varios artículos (Una fiesta entre los Indios de Cura-Tabaga-Pa, Como llegué hasta el Gran Salto del Caroní y Viaje al Caroní) en los que detalla y menciona la ruta que siguieron hasta la enorme catarata que ambos llaman «el Gran Salto». En uno de los artículos leemos:

Terminada la exploración del Yau-Yante-Puy… decidimos proseguir viaje por el Caroní arriba… llegamos a la tribu Cura-tabaga-pa [grupo Pemón]… pasamos un día… salimos… para reunirnos al resto de la gente y marchar en busca del famoso Gran Salto del Caroní, jamás contemplado por los hombres blancos y apenas conocido de algunos indios que sienten por el un miedo de leyenda.

En otro artículo, Mundó nos da más detalles:

Nuestro viaje al gran salto fue sumamente accidentado… [pero] sobradamente compensado por el espectáculo grandioso de la colosal Catarata del Caroní. …A medida que avanzábamos, el ruido crecía en intensidad y al acercarnos… al Caroní, vimos que este corría a lo largo de una distancia de cuatro kilómetros, para despeñarse desde una imponente altura… comprendimos… que nos encontrábamos ante el Gran Salto.

Los artículos de Mundó y la nota en el diario de Cardona indican claramente que ambos exploradores no estuvieron frente al Salto Ángel durante esa expedición. El Salto Ángel, con sus 979 metros de altura, cae desde el Auyantepui, bastante lejos del Caroní.

Luego de analizar dichos escritos, mi amigo Charles Brewer-Carías, reconocido naturalista y explorador venezolano, conocedor de las regiones visitadas por los exploradores catalanes, concluyó que «el Gran Salto» que mencionan es el Eutowarimá, también llamado Otoando, Tobarimá o Salto Avispa. Un salto impresionante, sin duda, que se desprende del río Caroní, bastante alejado del Auyantepui.

El joven del Tik Tok incurre en otra equivocación, común entre poco-informados relatores. El menciona que Jimmie Angel (1899-1956) vería el salto que luego llevaría su nombre, guiado por Cardona, en 1937. Nada más erróneo.

Jimmie Angel, volando por cuenta propia o contratado por alguna empresa, o el gobierno venezolano, volaría frecuentemente la región de la Gran Sabana. Volando solo, vería por vez primera el Salto Ángel el 16 de noviembre de 1933. En su bitácora de vuelo, anotaría en esa fecha:

Found myself a waterfall (Me encontré una catarata).

Desde entonces, Jimmie «adoptó» como suya la enorme cascada y con quien se reuniera, le comentaba sobre tal maravilla geográfica. Un par de años más tarde volaría con Leonidas R. Denison (1885 - 1953), mostrándole «su» salto. Dennison lo reportaría en su libro, parte verdad, parte ficción: Devil Mountain.

El nombre «Salto Ángel» se originó en 1937 durante una reunión entre Jimmie, el ingeniero estadounidense Francis Ivan «Shorty» Martin (1896-1952) y el ingeniero y explorador venezolano Gustavo «Cabuya» Heny (1903-1982). Este último al escuchar a Jimmie hablar del salto de «una milla de altura» preguntó por el nombre. Jimmie no supo contestarle, los mapas de la época eran muy incompletos y ese salto era desconocido. Heny sugirió llamarlo «Ángel», por ser el aviador-explorador quien comentaba acerca de su existencia frecuentemente.

Con la ayuda eventual de Cardona, planificaron una expedición para buscar oro en el Auyantepui. Esa aventura culminaría con Jimmie, su esposa Marie (Sanders) Ángel (1906-1987), Heny y su asistente, Miguel Ángel Delgado, accidentándose sobre el tepuy. Les tomaría varios días llegar al campamento del cual salieron.

Poco después, Phelps Sr. dictó una charla en la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales sobre su expedición con el AMNH, 1937-1938. Estos eventos motivarían al gobierno venezolano a comisionar el estudio y exploración intensiva de la Gran Sabana para conocer sus recursos. Los detalles de la investigación serían reportados (Exploración de la Gran Sabana) en 1939. Incluirían un mapa detallado de la región (Mapa-Croquis Geológico de la Gran Sabana y regiones adyacentes). Allí aparece por vez primera el nombre «Salto Ángel» para identificar al que se desprende del Auyantepui, haciendo el nombre oficial. En 1953, el Ministerio de Minas e Hidrocarburos reimprimiría el informe y al pie de la fotografía del Salto Ángel tomada por el colíder de la exploración Carlos A. Freeman (1898-1973) leemos: «Salto Ángel, bautizado en honor a su descubridor James Angel».

Desde hace algunos años las agencias turísticas de Canaima vienen utilizando el nombre «Kerepacupai» (¡Tiempo antes usaban Churún merú!) o similar (en el Tik Tok es deletreado Körepa ‘Kupayi Vená), como nombre indígena del salto. En el mapa realizado por Mundó, finalizado por Cardona, se nota el nombre «Kerepacupai» para denominar el «bloque» noroeste del Auyantepui, lejos del área donde está localizado el Salto Ángel.

Respecto al nombre indígena del Salto Ángel, recordemos que los Pemón no entraban al Cañón del Diablo. Según los ancianos de Kamarata, solo selectos Piaches (curanderos/brujos con acceso e influencia en el mundo de los espíritus) de alta envergadura iban al cañón para realizar algunos rituales. Los indígenas que acompañaron a Robertson y Laime hasta el pie del Salto Ángel se cubrieron el cuerpo con un pigmento rojo para no ser vistos por los Mawariton (espíritus) que pueblan el tepuy. Al ver los rápidos frente a la cascada (lo primero que se ve al salir del bosque, justo antes de observar al salto) comenzaron a gritar repetidamente «Churún-merú» («merú» en Pemón significa rápidos, «vená» significa cascada). Desde entonces, los pobladores de Kamarata, descendientes de aquellos indígenas, llaman al Salto Ángel, Churún-Vená.

Notas

Aguerrevere, S., López, V.M., Delgado O., C. y Freeman, C. (1939). Exploración de la Gran Sabana. Revista de Fomento. 3(19): 501-735.
Aguerrevere, S., López, V.M., Delgado O., C. y Freeman, C. (1953). Exploración de la Gran Sabana. Revista de Hidrocarburos y Minas. 2(9): 1-192.
Angel, K. (2012). Why the world’s tallest waterfall is named Angel Falls. Terrae Incognita. 44(1): 16-42.
Angel, K. (2019). Angel’s Flight. The life of Jimmie Angel, American Aviator-Explorer, Discoverer of Angel Falls. Eureka, California: Jimmie Angel Historical Project, 415 pp.
Brewer-Carías, C. (2010). Tras la Huella del Salto Ángel. Rio Verde. 2: 61-77.
González, J. M. (2019). Ruth Robertson: Grande Dame of Angel Falls. En: Angel, K. 2019. Angel’s Flight. The life of Jimmie Angel, American Aviator-Explorer, Discoverer of Angel Falls. Eureka, California: Jimmie Angel Historical Project. pp. 350-357, 410-414.
Mundo Freixas, J. (1928). Venezuela Adentro. Una Fiesta entre los Indios de Cura-Tabaga-Pa. El Universal. Septiembre.
Mundo Freixas, J. (1928).Venezuela Adentro. Como llegué hasta el Gran Salto del Caroní. El Universal. Septiembre, 21.
Mundo Freixas, J. (1929). Viaje al Alto Caroní. Cultura Venezolana. 40(97): 91-97.
Robertson, R. (1949). Who discovered Angel Falls? The Caracas Journal. Mayo, 23, pp. 15.
Robertson, R. (1975). Churun Meru. The tallest Angel of jungles and other journeys. Ardmore, Pennsylvania: Whitmore Publishing Company. 345 pp.
Socorro, A. (1948). Octava maravilla del mundo. El Salto Ángel. El Gráfico. Diciembre, 7.