El nivel de consagración y de concentración del poder en manos de Xi solo es comparable con el que tuvo el Gran Timonel Mao Zedong durante el período del «culto a la personalidad» o el de los grandes emperadores de la milenaria Historia china. Razón por la cual el calificativo de emperador no es exagerado ni peyorativo en el caso del camarada Xi.

La actual República Popular China es un estado socialista dirigido por un partido único, el Partido Comunista chino, encabezado por Xi Jinping, el secretario general del partido y de hecho el mandatario supremo de China.

Xi Jinping es un político e ingeniero químico chino quien se desempeña como secretario general del Comité Central del Partido Comunista chino desde el 15 de noviembre de 2012, presidente de la Comisión Militar Central desde el 15 de marzo de 2013 y presidente de la República Popular de China desde 2013.

El 9 de marzo pasado se aseguró un inédito tercer mandato de cinco años como presidente de China, y va a estar en dicho cargo al menos hasta 2028.

De tal manera que Xi ostenta los máximos cargos de poder tanto en el partido único del sistema político, como en las fuerzas armadas y en el mismo Estado chino. El PCCH cuenta actualmente con unos 90 millones de miembros.

La ideología del Partido Comunista chino es el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Zedong, aunque se reconocen aportes posteriores de los exmandatarios Deng Xiaoping y Jiang Zemin. Sin embargo, su ideología actual es «el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas».

La economía china

En sus escritos Xi define a la actual economía china como «economía socialista de mercado», dirigida por el Estado que a su vez es conducido por el Partido Comunista chino. De manera que en los índices de libertad económica no clasifica como economía de mercado y, en mi opinión, se trata más bien de un capitalismo de Estado.

En fin, que la tesis de Carlos Marx según la cual la base económica o infraestructura de una sociedad es la que determina en última instancia la superestructura política de dicha sociedad no aplica en el caso de la China actual, pues allí es la superestructura política la que determina en última instancia la base económica. En otras palabras, es el Estado-partido a cargo del emperador el que determina en última instancia lo que se hace en la base económica.

China es la primera economía de Asia y la segunda economía del mundo, solo detrás de los Estados Unidos. En términos de riqueza total en 2022 cuenta con $19,373,59 billones de dólares frente a los $26,854,60 de los Estados Unidos. Tiene una economía altamente diversificada con enormes sectores manufacturero y agrícola.

Durante años se convirtió y sigue siendo la fábrica del mundo, siendo los Estados Unidos su principal socio comercial. Aunque más recientemente le están afectando las tendencias mundiales al nearshoring y friendshoring desatadas por la pandemia del COVID-19 y la crisis de suministros y contenedores, así como la guerra comercial con los Estados Unidos.

Según el FMI China representa el 22.6% del PIB mundial.

Desde el período de Deng Xiaoping, China apostó a la apertura comercial al mundo, y el crecimiento de su sector exportador se ha basado en la inversión extranjera directa. Desde entonces han sido dignos de admiración mundial sus éxitos en la disminución de las tasas de pobreza. Gracias, sobre todo, a las altísimas tasas de crecimiento económico sostenido durante varias décadas, a las Zonas Económicas Especiales, a la inversión extranjera directa y a un pujante sector exportador.

Buena parte de ese éxito se ha debido a las Zonas Económicas Especiales que «son aquellas delimitaciones geográficas que gozan de políticas que ayudan al desarrollo económico de la región a través de la inversión extranjera directa». Hoy día en China hay 15 zonas de libre comercio, 49 de desarrollo económico y 53 de desarrollo industrial y de alta tecnología.

Sin embargo, la economía china creció solamente 3% en 2022, su nivel más bajo en 40 años, debido a la pandemia del COVID-19, a la crisis del sector inmobiliario y a las políticas de cero covid que incluyeron confinamientos severos. Dichas políticas finalizaron en diciembre de 2022, pero dejaron efectos negativos en la economía. De acuerdo con los pronósticos del FMI esa tasa de crecimiento será mejorada en 2023.

Población, superficie y poder militar

La República Popular de China tiene una superficie de unos 9,596,900 kilómetros cuadrados, siendo el cuarto país del mundo en extensión, detrás de Rusia, Canadá y los Estados Unidos.

En 2023 tiene una población de 1,425,671,353, siendo el segundo país del mundo en población detrás de la India.

En el año 2021 su esperanza de vida estaba situada en 78 años.

En el campo militar, China tiene 2,535,000 personal militar según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de China. Solo el Ejército Popular de Liberación cuenta con 1.6 millones de efectivos.

Beijing dispone de tres portaaviones, pero solo dos operativos, versus Estados Unidos con 11 portaaviones. China tiene la mayor armada del mundo en cuanto a número de buques, pero incluyendo a muchas unidades pequeñas tales como fragatas o corbetas.

Posee unas 350 cabezas nucleares, detrás de las 5,428 que tienen los Estados Unidos y las 5,977 de la Federación de Rusia, según datos del Instituto Internacional de Estocolmo para la investigación de la paz. (SIPRI). Pero sin duda China es una gran potencia militar y nuclear.

Relaciones internacionales de China

En cuanto a relaciones internacionales China es miembro de la ONU desde el 25 de octubre de 1971 y, allí mismo, miembro permanente del Consejo de Seguridad. Es miembro del Fondo Monetario Internacional e ingresó a la Organización Mundial del Comercio el 11 de diciembre de 2001.

Es miembro fundador y destacado de BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica. También fundador y miembro de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) que agrupa a los 10 países de la ASEAN, China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Un bloque de libre comercio que excluye a los Estados Unidos.

A principios de 2022 firmó con Rusia un acuerdo de asociación «sin límites», días antes de la invasión rusa a Ucrania. Se discute si esa alianza entre China y Rusia es un bloque, una alianza de cooperación entre rivales o un matrimonio de mutua conveniencia. En todo caso sí está claro que se trata de una alianza de cooperación entre dos grandes potencias que tienen un adversario común: los Estados Unidos de América y la OTAN.

Otra alianza crucial es el Eje China-Rusia-Corea del Norte que representa un gran desafío para Japón, Corea del Sur y los mismos Estados Unidos. Así también la Triple Alianza o Eje China-Rusia e Irán, que empieza a perfilarse como un marco de cooperación estratégica en los campos económico, político y militar. Supongo que Israel no estará muy cómodo con el nacimiento de dicha alianza, aunque mantiene buenas relaciones diplomáticas con Rusia y China.

Muy recientemente se ha observado el papel diplomático creciente de China en Oriente Medio, como se demostró en la mediación exitosa entre los grandes actores adversarios: Arabia Saudita e Irán.

Por otra parte, en la América Latina, China se ha convertido en el segundo socio mayor comercial después de los Estados Unidos.

Hoy día Beijing es el primer socio comercial de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Argentina y tiene acuerdos comerciales con Chile, Perú y Costa Rica. Pero conviene distinguir entre los países o gobiernos latinoamericanos que son socios comerciales y de negocios con China y los países que son completos aliados ideológicos, estratégicos y geopolíticos de Beijing, tales como Cuba, Venezuela y Nicaragua. Aunque a veces cuesta encontrar la diferencia.

El gran dilema para los gobiernos occidentales es distinguir en China cuándo están tratando con un competidor o con un socio comercial y cuándo están tratando con un rival sistémico. Porque seguramente China representa las tres cosas para las democracias occidentales.