¿Se imaginan que el director de un hospital sea un payaso? Una persona que nada tiene que ver con la medicina, que no conoce nada sobre salud o enfermedades. Que no trabajó ni como médico, ni como enfermero, ni siquiera en un hospital. Que puede ser muy bueno en lo que hace, pero desconoce sobre el ámbito que está dirigiendo. Si esta idea nos parece un poco descabellada, qué sucede con la educación, en la que muchos de sus ministros no han pisado un aula más que como estudiantes.

Esta puede ser una de las razones por las cuáles las decisiones que se vienen tomando sobre materia educativa, no están siendo muy acertadas. Como por ejemplo el agregar una hora más de clases, para terminar agregando más días al final del ciclo lectivo. Priorizando así la cantidad de horas de aprendizaje, sobre la calidad. Porque se habla de aumento de horas, pero no de incorporación de personal, de mejoras edilicias, recursos o capacitaciones docentes. Hay como una «falsa creencia» de que a mayor tiempo en la escuela es mayor cantidad de aprendizajes. Cuando lo fundamental en la construcción de conocimientos son las estrategias pedagógicas, la motivación de los estudiantes, la planificación en conjunto con toda la escuela, etc.

Por ejemplo, algunos expertos recomiendan para alfabetizar, que haya más de una docente en el aula, para trabajar en simultáneo, pero por niveles. Y aun así las parejas pedagógicas, solo existen en la mayoría de los casos cuando trabajan dos grados juntos, y las maestras solo cambian de salón, pero siguen trabajando solas en el aula.

También hay recomendaciones como la implementación de horas extracurriculares, pero dirigidas a aquellos estudiantes que necesitan configuraciones de apoyo para alcanzar el nivel de aprendizajes de sus compañeros y que el «desfasaje» no sea tan amplio. En ningún momento plantean, «quédense una hora extra, pero todos juntos, haciendo más de lo mismo».

Pero tal vez el problema no sea simplemente que los que conducen hayan estudiado economía o política, como es en la mayoría de los casos. Porque tal vez un payaso que dirige un hospital podría consultarle a los médicos, pedir ayuda, escuchar a los profesionales de la salud o a los pacientes para tomar decisiones inteligentes. Diferentes a las que toman los ministros, muchos de ellos actuales políticos en campaña, haciendo oídos sordos y criticando a los docentes por llevar adelante sus derechos, como el del paro. Exigiéndoles trabajar o estudiar, según el caso, en aulas con techos que se caen, sin calefacción en el invierno, sin refrigeración en el verano. Edificios en mal estado, con fugas de gas que se han cobrado más de una vida. Persiguiendo a estudiantes y sus familias cuando estos reclaman, por ejemplo, por una alimentación saludable, ya que están cansados de comer viandas podridas y recibir todos los días como «desayuno» una magdalena o una vainilla.

En ocasiones, pienso que, si la docencia estuviera dirigida por profesionales de circo, tal vez los maestros nos reiríamos un poco más, porque la verdad es que esta situación no da más que pena. Aunque bien nos advirtieron cuando comenzamos a estudiar, que educar era una de las profesiones imposibles, y de a poco, creo que voy comprendiendo las razones.