El español Tomás Abadía Vicente, abogado, diplomático y funcionario europeo durante veinticinco años, impulsor desde muy joven de una agrupación de exportadores en la alicantina Vega Baja del Segura, goza de una amplia experiencia en el mundo económico y político de la UE y de América Latina. Es persona con solvencia suficiente como para escuchar su opinión sobre el momento actual de las relaciones internacionales:

Ahora estamos en un periodo inquietante por el avance de China y Rusia en la región. Habrá una Cumbre de jefes de Estado UE/LAC en Bruselas, en julio de 2023, para dinamizar la relación con la región y recuperar el tiempo perdido. En la UE necesitamos poner a América Latina en el nivel prioritario que se merece. Estamos en un momento difícil, después de la pandemia del coronavirus, del Brexit y de la guerra Ucrania/Rusia. Igualmente nos ha golpeado la inflación y el problema energético.

No hay que olvidar que representamos el 22% del comercio mundial, el 20% del PIB mundial, somos el principal donante de la ayuda internacional y campeones de la cultura de paz, además, lideramos la lucha contra el cambio climático. Somos el proceso de integración regional más exitoso en la historia de la humanidad.

Pero no faltan las amenazas.

Ciertamente, tenemos importantes amenazas como las migraciones de África, la desestabilización en los países del Este y necesitamos una política exterior, de defensa y de seguridad fuerte. Debemos pasar de ser un soft power a ser un hard power con un verdadero ejército europeo y garantizar nuestra autonomía estratégica. Precisamos de fortalecer la relación transatlántica y asumir nuestro papel en el conflicto Rusia/Ucrania. No se trata de una guerra bilateral, va más allá y nos afecta particularmente a la Unión Europea. Putin desprecia los valores de Europa y no hay cabida para su régimen político en la casa europea.

¿Es una buena ocasión para hablar de valores?

Tenemos que reaccionar con gran determinación para que los valores europeos prevalezcan. En este 2023, tendremos la Conferencia sobre el futuro de Europa y esperamos ver nacer una gran Unión Europea política y de la ciudadanía europea. Es muy importante que desarrollemos una Europa muy cercana a los ciudadanos en temas de empleo, seguridad social, salud y mundo del conocimiento, y alentar a la juventud a continuar con la antorcha.

¿Tienes algún proyecto actualmente?

En el momento presente me gustaría contribuir a mitigar el proceso de desertificación del flanco sur de Europa, que comienza en Almería, continua en Murcia, se expande en la Vega Baja del Segura y presenta indicadores inquietantes en Andalucía, sobre todo en Doñana. Se refleja también en Castilla La Mancha y necesitamos un proyecto verdaderamente nacional, que supere las tensiones y la polarización política existente en nuestro país. Un sureste español sin agua para el regadío condenaría una cultura milenaria que viene de los árabes y tendría un impacto económico y medioambiental agudo.

Es necesario ir a un gran pacto nacional hidrológico basado en la cohesión territorial y social en España y consistente con la directiva europea del agua. Para esta labor necesitamos a Europa y llevar a cabo un programa ambicioso, que contemple obras de infraestructura, reforestación y distribución del agua. No se trata solamente un problema español, es un verdadero problema europeo y me gustaría contribuir con mi grano de arena a este asunto.

¿Ves alguna solución para este espinoso tema?

Es necesario ir a un gran pacto nacional hidrológico basado en la cohesión territorial y social en España y consistente, acorde con la directiva europea del agua. Para esta labor necesitamos a Europa y llevar a cabo un programa ambicioso, que contemple obras de infraestructura, reforestación y distribución del agua. No es solamente un problema español, es un verdadero problema europeo y me gustaría contribuir con mi grano de arena a este asunto.

¿Qué opinas de la situación en Brasil y otros lugares de la región?

No solo en Brasil; también hay una situación preocupante en Perú, con el golpe de estado del expresidente Castillo. Hubo un intento de hordas populares que bloquearon aeropuertos y organismos oficiales. Y en El Salvador el presidente Bukele recurre a masas populares para su consolidación de políticas públicas. Estamos en una situación de contagio del populismo antidemocrático en las Américas que contribuye a la erosión de las democracias.

Pero la influencia de Brasil en el resto de los países del área…

El caso de Brasil es más grave. Es inadmisible que el expresidente Bolsonaro abandonara Brasil el 30 de diciembre, incumpliendo su mandato constitucional. El presidente Lula debería prestar más atención a desarticular el legado de Bolsonaro en el ámbito militar y en los temas de seguridad. Todo ha fallado: los servicios de inteligencia, el criterio diferente de los nuevos ministros de Justicia y Defensa, y el sistema de policía militar en Brasilia. Se trata de un tema importante por el liderazgo que ejerce Brasil en la región latinoamericana.

Lula tendrá que tomar decisiones de gran calado en materia de seguridad, máxime al principio de su mandato. La consolidación de la democracia en Brasil es capital para el futuro de América Latina. La Unión Europea ha prestado un apoyo unánime al presidente Lula. Es nuestro aliado natural para frenar la deforestación en el Amazonas. El nombramiento de Marina Silva como ministra de Medio Ambiente avala esta perspectiva. Toda la energía de la nueva Administración Lula debe volcarse ahora en la seguridad y consolidación de la democracia en Brasil.

Brillante currículo

Tomás Abadía Vicente nace el 1 de abril de 1948 en la ciudad española de Orihuela. Realiza sus estudios primarios en el colegio Santo Domingo de su ciudad natal y el bachillerato en el colegio Inmaculada (Jesuitas) en Alicante. Se licencia en Derecho por la Universidad de Valencia en 1970. De 1971 a 1973 amplía estudios de posgrado de política internacional en la universidad de Burdeos y en la universidad de Londres.

Inicia su carrera en la Cámara de Comercio e Industria de Madrid en 1976 como técnico de comercio exterior en Ecuador y Venezuela. En 1977 se incorpora como asesor y después como jefe de Relaciones Internacionales de la Cámara de Comercio de Madrid donde, en una brillante etapa con el presidente Adrián Piera, desarrolló durante diez años una intensa labor de promoción del comercio exterior, atracción de inversiones extranjeras y preparación del mundo empresarial de cara al ingreso a la Comunidad Económica Europea. También fue director de misiones empresariales al exterior y contribuí a la internacionalización del mundo empresarial español.

En 1988 gana el concurso-oposición de Administrador Principal en la Dirección General de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea. Se desplazó a Bruselas y estuvo cinco años en la dirección del GATT/OCDE como jefe de sector de Política Exterior de Pesca. Participó en importantes negociaciones como los acuerdos de pesca con Marruecos, con Argentina, con Noruega, la crisis con Canadá, y responsable en la FAO del Código de Pesca.

Miembro de los Comités de Pesca de la NAFO, de la OCDE y del ICCAT, al no tener recursos haliéuticos en las aguas comunitarias gestiona la consecución de cuotas de pesca para la flota comunitaria europea con el fin de que la flota española pudiera faenar en caladeros exteriores. La negociación con Argentina fue intensa pues hubo que delimitar bien las áreas de pesca por la presencia de Reino Unido en Malvinas. La crisis con Canadá alcanzó un nivel de tensión extremo y hubo un conato de guerra en el mar por el fenómeno de la sobrepesca.

En 1994 pasó a formar parte en la Dirección de América Latina y desarrolló, hasta el año 2003, diferentes responsabilidades como encargado de las relaciones con Argentina, Brasil, Mercosur y el Grupo de Rio. En su condición de jefe de Unidad adjunto de Mercosur y Chile, concluyó el acuerdo de asociación con este país y desarrolló importantes acuerdos de ciencia y tecnología con Argentina y Brasil. También se ocupó del Grupo de Rio, mecanismo de concertación política con América Latina y el Caribe. La entrada de España y Portugal en la Unión Europea significó comenzar una nueva etapa de relación con América Latina y Tomás Abadía contribuyó a romper moldes en muchos frentes, como los acuerdos comerciales y, un paquete de cooperación muy importante en materia de derechos humanos, fortalecimiento del Estado de Derecho en la región y la cohesión social.

Miembro del equipo negociador de los Acuerdos de Ciencia y Tecnología entre la Unión Europea, Argentina y Brasil e igualmente, de los Acuerdos Euratom-Argentina y Euratom-Brasil. Ejecutó en este periodo numerosos proyectos de cooperación en los sectores de justicia, reformas de la administración y derechos humanos. También en el sector de la salud y en la creación de Centros de Biotecnología en Brasil y Cenibiot en Costa Rica.

Después del atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Abadía participa en dos importantes acuerdos de refuerzo de la seguridad nacional en EE. UU.: el de Aviación donde se introdujeron las reglas PNR y fortalecieron las normas de control, competencia y reducción de emisiones CO2. Y también se firmó el acuerdo Antiterrorista y de Comercio, además de una cooperación en países terceros, principalmente asuntos de seguridad en América Central.

En 2003 fue nombrado jefe de la Delegación de la Comisión Europea para Costa Rica y Panamá, cargo que desempeñó hasta noviembre del 2007. Intervino en la negociación del Acuerdo Regional de Asociación entre la Unión Europea y América Central y Panamá; también, en la ejecución de un importante paquete de cooperación en el sistema judicial, la reforma de la administración pública y el medioambiente en el parque nacional del Tortuguero, en Costa Rica. Este último proyecto lo inauguró Josep Borrell que, en su momento, era presidente del Parlamento Europeo.

Jefe de Delegación de la Comisión Europea para Costa Rica y Panamá en el periodo comprendido entre 2003 al 2007, impulsó la negociación del acuerdo de asociación entre la Unión Europea y América Central y Panamá y el préstamo de la Banca Europea de Inversiones a Panamá (500 millones de euros) que posibilitó la adjudicación de la ampliación del canal a un consorcio europeo, mejorando el diálogo político.

Regresó a Bruselas en octubre del 2007 y al año siguiente se incorporó al Servicio Diplomático Europeo (EEAS), en la dirección para Estados Unidos y Canadá, participando en las negociaciones del acuerdo de antiterrorismo y comercio, y del acuerdo de aviación con el Gobierno de Estados Unidos. Estuvo como consejero durante cinco años para estos dos países en la época de la administración del presidente Obama y la secretaria de Estado Hilary Clinton.

Abadía se jubiló en septiembre de 2012, después de veinticinco años al servicio de la Unión Europea, y regresó a España. El Grupo Biomédico Ascires le ofreció ser presidente fundador de la Fundación biomédica QUAES (de la que actualmente es presidente honorario), enfocada a la lucha contra el cáncer, la investigación genómica y los diagnósticos de precisión. Incorpora al Patronato a grandes figuras como César Nombela, el discípulo predilecto de Severo Ochoa, Bernat Soria, que fue ministro de Sanidad con José Luis Rodríguez Zapatero, y Félix Prieto, gran genetista. Apoyó asimismo la participación en los grandes programas de ciencia y tecnología «Horizon Europe».

También sigue vinculado a IADIC International como presidente. Desde esta consultora internacional ayudan a las empresas europeas y españolas a proyectarse al exterior con buena seguridad jurídica y abrir mercados en América Latina, especialmente en los sectores de salud y construcción. Igualmente, mantiene el despacho de abogado internacional en Madrid y árbitro comercial internacional.

Ha recibido diversas condecoraciones, entre otras la de Orden de Mayo de Argentina, Simón Bolívar de Bolivia, Amador Guerrero de Panamá, y las llaves de las ciudades de San José de Costa Rica y de Panamá. Recientemente, en su ciudad natal (Orihuela), ha obtenido el reconocimiento como Caballero de la Real Orden de San Antón.