¿Alguna vez te preguntaste de dónde venía tu apellido? o si tal vez, ¿tiene un significado y cuál sería? Quédate leyendo que te voy a compartir todas las respuestas que encontré a estas curiosidades.

Muchos apellidos tienen en común ciertas terminaciones que suenan o se escriben igual. Esto se debe a los llamados apellidos patronímicos, palabra que viene del griego πατρωνυμικός, compuesto por patér (padre) y ónoma (nombre) y su significado sería «elemento que contiene el nombre del padre», dado que en general estos apellidos están conformados por nombres masculinos de posibles antepasados nuestros, pero también podemos encontrar apellidos toponímicos que se refieren a los lugares de nacimiento o donde vivían las personas.

El uso de los apellidos comenzó a aparecer en el Siglo XI en la península ibérica debido a la necesidad de poder diferenciar a las personas entre sí para facilitar el cobro de impuestos. En un principio solo las familias nobles se apellidaban, pero con el tiempo se extendió también a los ciudadanos comunes. Inició con el simple nombramiento de la persona como «hijo de» o «nieto de» por lo que no se heredaba con las generaciones, sino que iba cambiando según el padre de cada uno. También se acostumbraba a apellidar según características físicas (rubio, bajo, flaco) o particularidades como la profesión o indicaciones sobre el lugar de residencia por ejemplo «Juan Cueva», «Juan Zapatero» o «Juan Rubio». Con los años se comenzó a heredar el apellido y así fueron quedando estos nombramientos que ya no tenían que ver con la persona en sí, sino que con sus antepasados.

Si nos ponemos a prestar atención, en diferentes lugares del mundo podemos encontrar llamativas repeticiones de palabras o letras en los apellidos. Hace un tiempo estaba en un museo viendo las obras y me llamó la atención que los apellidos de diferentes artistas tenían la palabra «van» en común, esa palabra tan característica en apellidos de personas oriundas de Países Bajos, y por supuesto, que es imposible que el primero en venir a nuestras mentes no sea Van Gogh, pero la realidad es que en la sociedad neerlandesa podemos encontrar infinidad de veces tanto «van» que significa «de» o «desde», al igual que otras palabras como «de» (el), «der» (del) o «van de» (del/desde el), todas seguidas de un nombre masculino o una profesión. En este caso, la particularidad de los apellidos se debe a la ocupación francesa de Napoleón sobre el territorio neerlandés.

Al anexar Los Países Bajos con el Imperio Francés, dieron con que allí no se acostumbraba a usar apellido, por lo que se les complicó poder realizar un censo para cobrarles impuestos. Las personas solían diferenciarse según sus profesiones, sus familiares o el lugar donde vivían, por eso cuando Napoleón impuso el uso del apellido, ellos decidieron continuar utilizando esa forma con la que ya eran conocidos y fue así que quedaron apellidos tales como Van der Vaart (del canal), Van de Berg (de la montaña), Visser (pescador), Jansen (hijo de Juan) o Smit (herrero).

En España por su parte, desde el Siglo XIII se comenzó a apellidar a un hijo con el nombre de su padre sumándole la terminación «ez», así por ejemplo los hijos de un tal Fernando, Martin, Pedro, apellidaron a sus hijos «Fernández, Martínez o Pérez». En el habla hispana podemos encontrar una gran variedad de apellidos muy recurrentes tanto en España como en los distintos países de América Latina, donde se repite el sufijo «ez». A los anteriormente mencionados podemos sumar Gómez, Estévez, Gutiérrez, Álvarez, Domínguez, Vázquez, Ramírez, Suárez, entre tantos otros. Algo similar sucede con los apellidos portugueses que en lugar de usar «az» llevan el sufijo «as», por ejemplo, Alves o Días. Por otro lado, el apellido más frecuente en Portugal y Brasil es Silva, que tiene un origen toponímico derivado de la palabra «selva». Es llamativo el sufijo «ez» ya que no significa nada como sucede en otros sitios, como es en el caso de los países anglosajones o bálticos donde podemos encontrar en gran variedad de apellidos las palabras «son» o «sen» que traducidas son «hijo», por ejemplo, en apellidos como Thompson, Johnson, Andersen o Jackson. El apellido más repetido en Inglaterra proviene de la profesión del herrero y tal como vimos anteriormente, Smith es un apellido con variantes en otros idiomas como el neerlandés o también el alemán (Schmidt).

En Irlanda podemos hallar distintos apellidos que repiten los prefijos de «O», «Mc» o «Mac» en apellidos como McDonald, McLaren, O’Donnell, O´Ryan, siendo que estos también se refieren a «hijo de» o incluso «clan de», por ejemplo, John McDonald significaría «John del clan Donald». En cambio, O’ se refiere al «nieto de». En Italia, el suceso del que estamos hablando ocurre con prefijos como «Di», «De» o «Da» seguidos de un nombre masculino, haciendo referencia al padre de esa persona, por ejemplo, Di Carlo, De Luca, Di Marco, Da Vinci, etc. Otro país donde los apellidos llaman la atención es en Croacia, dado que la mayoría de los apellidos de sus ciudadanos llevan el sufijo «ic» que, al igual que todos los mencionados anteriormente, refieren al «hijo de», algunos ejemplos son Peric, Modric, Boric, Ancic. También podemos encontrar repetidas veces las terminaciones «ov» u «ova» tanto en este país como en Rusia o Serbia.

Por su parte en Turquía o mejor dicho Türkiye (reciente nuevo nombre del país) podemos encontrar patronímicos terminados en «oglu» para hijo y «kiz» para hija luego de un nombre masculino. También existen apellidos con otros significados relacionados a profesiones o adjetivos como Yilmaz (valiente) o Demir (hierro). Y en cuanto a apellidos patronímicos griegos, la terminación frecuente que podemos encontrar es «opoulos», cuya traducción se refiere tanto a «hijo de» como «descendiente de» y que también se usan junto a un nombre masculino.

Mi familia materna tiene un apellido de difícil pronunciación, Rabinowicz, del cual encontré variantes como Rabinovich o Rabinowitz. Con los años supe que además de develar visiblemente su origen polaco, tenía oculto un significado: «hijo de rabino». Me resultaba interesante y me generaba intriga, ¿tal vez tengo un antepasado que fue rabino? y hoy entiendo que seguramente sí. Los apellidos patronímicos se comenzaron a utilizar haciendo referencia a una característica de la persona, nombre o profesión, y en este caso la terminación «wicz» significa hijo, esto quiere decir que alguien seguramente fue rabino y tuvo un hijo al cual apellidaron como «el hijo del rabino». Otras terminaciones son «ycz», «owicz», «owic», todos de similar pronunciación y mismo significado. Otro sufijo es «ski» que también es muy encontrada en variedad de apellidos polacos y que además significa «perteneciente a» o «relacionado con». De igual modo podemos encontrar todas estas terminaciones también en Ucrania o Rusia, donde aparece la variante «sky», la diferencia se debe a una regla de la lengua polaca que establece que la letra k no puede ir seguida de la y.

Lo que me parece más curioso de la formación de los apellidos en las distintas partes del mundo, es que en Islandia hoy en día continúan siguiendo estas reglas. Sus apellidos no los heredan como en la mayoría de los países, sino que continúan apellidándose con el nombre de sus padres seguidos de una terminación que en este caso también es «son» o para las mujeres «dóttir», así sea que por ejemplo los hijos de alguien llamado Jón Helgason, tendrían como apellido Jónson o Jóndóttir. Adicionalmente, son aceptados legalmente los apellidos de parte de las mujeres y cada vez son más utilizados debido al gran aumento de madres solteras.

Es muy interesante entender que gran parte de los países del mundo, a pesar de las diferencias lingüísticas y de tener culturas e historias tan distintas entre sí, comparten la costumbre y el origen del uso de los apellidos, algunos apellidando según sus antepasados y otros simplemente con el nombre de su propio padre. Pero lo que me parece más notable sobre todo, es que al fin y al cabo no importa la lengua o la nacionalidad, todos somos hijos de.