El 2022 fue el año de lo inalcanzable: no se logró una cosa y se consiguió otra que se pensó lejana del camino. La paz entre Rusia y Ucrania, y todos los países involucrados quedó fuera del alcance mundial. Messi logró, a los 35 años, el título de campeón del mundo. Entiendo que lo segundo pueda parecer banal, pero un país que tuvo una inflación del 50,9% en 2021, y siempre siente el fútbol como una cirugía a corazón abierto, verá las mañanas más soleadas gracias a Lionel, Di María y el resto del equipo. Diego Barcala, director de Panenka —revista de fútbol con una mirada amplia—, nos recordó la variación del PIB de los países campeones del mundo: España obtuvo un +4% en 2010, Alemania un +1,8%, Francia un -0,4% en 2018; ¿qué pasará con Argentina?

En Colombia también pudimos con lo inalcanzable: por primera vez en la historia se eligió a un presidente de izquierda, Gustavo Petro, exguerrillero del M-19. En poco más de cinco meses que lleva al frente del gobierno, logró establecer acuerdos con partidos políticos tradicionales y trabajó con su gabinete temas importantes como la reforma tributaria y la Paz Total: la resolución pacífica del conflicto con grupos armados, como el ELN —Ejército de Liberación Nacional— y bandas criminales. En un movimiento que sorprendió a toda la opinión pública, el presidente Petro invitó a Jose Felix Lafaurie, dirigente del gremio ganadero colombiano, a participar en la negociación con el ELN; Lafaurie es cercano a la derecha y se ha opuesto a los procesos de paz. No obstante, aceptó la invitación de Petro y hace parte del equipo negociador. Un inalcanzable inesperado, como el primer título de liga para el Deportivo Pereira, equipo con 78 años. El fútbol colombiano no se detuvo por Qatar, las ventajas de no ir al Mundial.

En Brasil, algunos vimos como inalcanzable la victoria de Lula ante Bolsonaro. Las encuestas iban por el candidato de izquierda y ahora presidente. Muchos temíamos que Jair Bolsonaro desconociera las votaciones y aprovechara su entonces condición de mandatario. Imaginamos al ejército en las calles. No sucedió. Tampoco pudo Brasil obtener su sexto mundial. Caer ante Croacia en cuartos de final fue un duro golpe para la Canarinha. Tanto así que a Tite, extécnico de la selección, le reclamaron por la eliminación en pleno asalto. Fue un momento que el ladrón consideró inalcanzable, seguramente.

Por desempeño deportivo también se quejan los mexicanos, cada vez ven más lejos el quinto partido en los mundiales: quedaron eliminados en primera fase luego de empatar con Polonia, perder con Argentina y ganarle a Arabia Saudita. Habrá que esperar cuatro años. Paciencia: el 2022 también me mostró que para lo inalcanzable lo mejor es la paciencia. Petro aguardó a la tercera elección; Messi a su quinto Mundial; Lula a salir de la cárcel. El próximo Mundial, el de Norteamérica, puede que sea el del sexto partido.

Para la paciencia yo recomiendo letras: me presentaron la obra de la poeta Elisa Diaz Castelo, vale mucho la pena; Un verdor terrible de Benjamín Labatut para los que prefieran la ciencia y la historia hecha literatura; Limónov de Emmanuel Carrere para traer algo en francés y Una historia del mundo en diez capítulos y medio de Julian Barnes. A veces la espera de algo nos ofrece otras cosas: Colombia llegó a su primera final de un Mundial gracias a la Selección Femenina sub 17. En plena lectura, gocé del nivel de Linda Caicedo. Ahora lo inalcanzable se ve más a la mano. ¿Qué ve inalcanzable en el 2023?