En este artículo, seguiré presentándoles pautas para escribir textos funcionales eficaces. Cabe precisar que dichos escritos, en palabras de la experta española Estrella Montolío, son textos cuya finalidad es funcional: demostrar nuestro conocimiento sobre un tema, explicar un proceso, elaborar un contrato, informar de unas condiciones, mostrar el funcionamiento de algún mecanismo, etc.

Montolío y el experto español Mario Tascón, en su libro El derecho a entender, afirman que uno de los requisitos para desarrollar una comunicación clara en el ámbito laboral es conocer con rigor los mecanismos discursivos, estructuras y elementos de la exposición, la argumentación y la instrucción. Ellos diferencian tres tipos principales de textos según su finalidad:

  1. Expositivos. Tienen como objetivo prioritario informar (p. ej.: informe, memorando, oficio, comunicado, etc.).
  2. Argumentativos. Pretenden convencer o persuadir (p. ej.: solicitud, reclamo, artículo de opinión, ensayo, reseña, etc.).
  3. Instructivos. Se proponen mostrar cómo se hace algo. Están orientados a motivar una acción del lector (p. ej.: manual, guía, reglamento, estatuto, bases, etc.).

En esta oportunidad, les presentaré consejos para sustentar una opinión por escrito en el ámbito profesional, redactando un texto argumentativo. El propósito de este tipo de texto es demostrarle al lector la validez de una idea o punto de vista a partir del desarrollo de razones o argumentos que posibiliten la persuasión.

Estructura básica de un texto argumentativo

Dicho tipo de texto se compone de los siguientes elementos:

Tesis: Es la postura, la posición o la opinión central que se defiende. Se manifiesta a través de una proposición o afirmación. Esta puede estar explícita o implícita. Ejemplo:

Es fundamental que los colaboradores en las empresas desarrollen sus capacidades en comunicación escrita.

Argumento: Es el sustento de la tesis. Está constituido por las razones que se utilizan para justificar, defender y sostener una posición que conduce a una conclusión. Ejemplos:

La comunicación escrita resulta fundamental para la consecución eficaz de la meta de la organización.

La mejora de la comunicación escrita externa e interna incrementa la calidad de servicio y de organización de la empresa.

Conclusión: Es la afirmación que se desprende del conjunto de razones sustentadas y debe ser coherente con la tesis. Ejemplo:

Por lo tanto, resulta necesario capacitar en redacción y ortografía a los colaboradores en las empresas.

¿Qué es argumentar? ¿Para qué se argumenta en el ámbito profesional?

En el Manual de escritura académica y profesional, el experto José Portolés explica que argumentar consiste en presentar razones o argumentos a favor de una opinión o tesis. Asimismo, señala que se debe considerar al receptor del documento. Por ello, recomienda que se deben elegir las mejores razones para sustentar nuestra opinión pensando en las personas a las que nos dirigimos, es decir, en los lectores de nuestro texto.

El autor señala que en el ámbito profesional es habitual escribir argumentaciones en documentos para recomendar u ordenar una actuación posterior; es decir, si el lector del texto manifiesta su apoyo a la opinión expresada, ello origina algún tipo de acción. Para explicar lo anterior, Portolés brinda los siguientes ejemplos: en una empresa, se puede argumentar para recomendarle al lector del documento una inversión determinada; en un centro médico, para ordenar un tratamiento; en una campaña publicitaria, una compra; en un juicio, una sentencia; entre otras acciones.

¿Cómo se debe argumentar por escrito en el ámbito profesional?

Portolés señala que al argumentar en documentos deben quedar claras dos ideas: la opinión para la que se busca el apoyo del lector y los argumentos que la sustentan. Para ello, es tan importante resaltar lo fundamental como borrar lo impertinente. Además, debe quedar clara cuál es la acción que se le recomienda al receptor del documento.

Uso de los marcadores textuales para argumentar

Según el autor, los marcadores textuales o conectores se deben utilizar para presentar los argumentos siempre que sean necesarios o mejoren la comprensión. Para explicar ello, brinda los siguientes ejemplos (se han destacado en negrita los conectores utilizados):

La empresa debe reducir gastos [opinión], porque han disminuido las ventas [argumento 1]; además, han subido los costes [argumento 2].

La empresa debe reducir gastos [opinión]. Por una parte, en el último ejercicio han disminuido las ventas a causa de la recesión que sufre el país [argumento 1]; por otra, han subido los costes por el alza del petróleo [argumento 2].

1. Conectores que señalan la organización de los argumentos en párrafos

Portolés indica que, en caso de que los argumentos precisen de una exposición en párrafos más largos, es conveniente utilizar marcadores del discurso como asimismo, del mismo modo/manera, por otra parte, por otro lado, por su lado, a su vez, además, más aún, etc. Estos conectores señalan la organización del texto y también permiten añadir información adicional.

Para explicar ello, brinda el siguiente ejemplo:

La empresa debe reducir gastos. Por una parte, en el último ejercicio han disminuido las ventas; esto se debe, en primer lugar, a la caída del consumo de las familias españolas y, en segundo lugar, a los altos aranceles que han impuesto otros países.

Por otra parte, han subido los costes por el alza del petróleo y otras materias primas. Asimismo, han subido los costes de personal por la revisión automática de los salarios de acuerdo con la inflación.

En este ejemplo, el marcador por una parte se denomina conector de apertura, ya que su función es inaugurar una serie o parte en el texto -un primer argumento- en el párrafo inicial; además, el marcador por otra parte se denomina conector de continuidad, ya que introduce un elemento no inicial de una serie -un segundo argumento- en un siguiente párrafo.

Si desean conocer otros marcadores discursivos que señalan la organización del texto y también permiten añadir información adicional, pueden consultar el contenido presentado en el artículo: La importancia de los conectores en la redacción.

2. Conectores que sirven para destacar un argumento

El autor indica que, si durante la argumentación se quiere resaltar uno de los argumentos como más importante que otros, es práctico utilizar el marcador sobre todo:

La empresa debe reducir gastos. Por una parte, en el último ejercicio han disminuido las ventas; en primer lugar, esto sobre todo se debe a la caída del consumo de las familias españolas y, en segundo lugar, a los altos aranceles que han impuesto otros países.

Otros conectores como en especial, en concreto o en particular también sirven para expresar que un argumento es el más representativo o importante.

3. Conectores que señalan el cierre del texto argumentativo

Portolés detalla que la opinión sustentada se puede replantear de un modo más extenso al final del texto argumentativo mediante una conclusión, para que no se le olvide al receptor del documento. Es conveniente en estos casos utilizar marcadores discursivos como en conclusión, en síntesis, en suma o en resumen:

En conclusión, la empresa debe reducir un 12 % en gastos corrientes, así como un 50 % en publicidad.

El orden de los elementos para argumentar

El autor afirma que generalmente el argumento precede a la opinión; no obstante, opinión y argumentos pueden seguirse o precederse. Para explicar ello, brinda estos ejemplos:

Las empresas que subcontratan tienen más beneficios [opinión], porque tienen menos gastos de personal [argumento].

Al tener menos gastos de personal [argumento], las empresas que subcontratan tienen más beneficios [opinión].

De otro lado, Portolés sostiene que el orden más sencillo en una argumentación escrita será situar, en primer lugar, una tesis para pasar, en segundo lugar, a los argumentos que conducen a ella. Si se considera que un único argumento es insuficiente para que una conclusión sea convincente, se puede exponer una serie de razones presentadas en forma de enumeración. Cada uno de los argumentos puede estar precedido por un número (1), por una raya (—), o una letra (a).

Para explicar ello, brinda el siguiente ejemplo:

La tendencia a elaborar sentencias cada vez más largas es equivocada [opinión], puesto que:

[Argumentos]

Incrementa las posibilidades de cometer errores.
Hace más difícil la identificación de los elementos esenciales de las sentencias.
Exige recursos de tiempo de los que casi nadie dispone.
Imposibilita su posible utilización con fines pedagógicos.
Pone en grave riesgo el funcionamiento de un sistema de precedentes.

Asimismo, cabe recordar que, si se requiere presentar los argumentos en varios párrafos, se pueden utilizar marcadores que señalan la adición en el discurso: asimismo, del mismo modo/manera, por otra parte, por otro lado, por su lado, a su vez, además, más aún, etc.

Queda pendiente brindarles otras pautas para redactar textos funcionales eficaces. Por ello, me comprometo a escribir sobre dichos consejos en mi siguiente artículo. Me despido hasta una próxima oportunidad.