La pandemia en fase descendente pero que todavía no hemos superado a nivel global, produjo cambios que todavía nos cuesta evaluar a nivel de la salud, de la economía y en particular de la distribución de la riqueza, del conjunto de las sociedades y del mundo, del estado de ánimo –a veces contradictorio- , de la cultura, incluso en los medios de comunicación.

La invasión de Rusia a Ucrania todavía en pleno desarrollo y sus diversas consecuencias a nivel mundial, sin duda producirán un cambio de época que se suma a la pandemia. No hay que malgastar las palabras, son tiempos donde las reflexiones sutiles y complejas son cada día más difíciles, en general se trata de cortar grueso, el análisis y los matices se pagan caro.

Un nuevo imperio se ha puesto en marcha, es la segunda potencia militar mundial y se equipara en capacidad nuclear con el otro imperio, los Estados Unidos. En el corazón de Europa, padre y madre de todas las guerras mundiales y de los cambios de época todo se ha revuelto y está cambiando.

Un mundo global implica necesariamente la interacción de todas sus partes, no hay nada que frene y eventualmente destruya la globalización como los muros y no hay dudas que se está levantando un nuevo gran muro. Todavía no está definido los que estarán de un lado, del otro y en el medio y si habrá lugar para ese medio.

Los resultados militares de la invasión, las conquistas territoriales, las sanciones y las respuestas a las sanciones repercutirán de manera decisiva en este veloz cambio de época, cuyos límites y alcances son difíciles de prever.

Se ha iniciado una carrera armamentista a los más altos niveles, superiores a los de la Guerra Fría, con nuevos países dispuestos a invertir miles de millones de dólares para armarse, en particular en Europa, esto será incontenible, porque marcará estándares superiores para las armas convencionales y los vectores de las armas nucleares.

Ya hay un rápido cambio en la matriz energética y en los precios y prioridades de producción de los diversos combustibles en todo el mundo y en particular en los países desarrollados y en conflicto. La dependencia de Europa del gas ruso, que será utilizada como contra medida ante las sanciones, permite sin mucho esfuerzo estimar que hasta el carbón volverá a tener su renacimiento. Uniendo estos dos factores, cuantiosas inversiones en armas y cambio en los combustibles, podemos estar seguros que los procesos en curso para afrontar el cambio climático se enlentecerán, con todos los peligros y consecuencias.

El cambio de época mientras impacte en factores humanos, como ha sucedido en todos los cambios de época anteriores, que han sido muy diversos, son manejables e inevitables, cuando intervienen factores de la naturaleza, del clima, de impactos en el medio ambiente, en las condiciones que deberemos afrontar todos los seres vivientes, las cosas cambian radicalmente. Ni los tiempos, ni las consecuencias las manejaremos nosotros, aún con los arsenales más gigantescos y sofisticados e incluso los avances científicos. Sería el cambio de época más drástico desde que el hombre bajó de los árboles y salió de las cavernas.

Luego, muy luego vienen los cambios geopolíticos. Entre Rusia y la OTAN y sus aliados se está levantando un muro político, militar, comercial, turístico, cada día más alto y difícil de superar, porque la invasión que es un agravio serio a la paz, es además una inversión de tendencia de parte de Rusia de un proceso por el cual EE.UU. y la OTAN durante 30 años violaron los acuerdos surgidos luego de la caída de la URSS. Y eso, aunque en estos momentos donde predomina, sobre todo la barbarie de la guerra, es indiscutible. Basta mirar el mapa.


China

Y las preguntas se agolpan. ¿Es el fin o el inicio de una nueva doctrina militar rusa de carácter ofensiva a nivel de Europa que mantendrá sus amenazas sobre varios países limítrofes? ¿Cuál será la respuesta de la OTAN y de cada país? Ya sabemos que Alemania aprobó 115.000 millones de dólares extraordinarios para armar a su ejército. Son todos aliados, pero…¿cómo reaccionarán las otras naciones europeas, Francia, Gran Bretaña, etc.?

No se trata solo de plata, las armas, su abundancia, el fortalecimiento del complejo industrial-militar como lo llamó el general y presidente de los EE.UU. Dwight Eisenhower, tiene consecuencias económicas, tecnológicas pero también políticas poderosas. Las armas nunca son neutrales, ni dentro de los países, necesitan personal, cuadros, mentalidades apropiadas a su uso y doctrinas militares que las sostengan. Y eso formará parte del cambio de época, ya se está produciendo.

La carrera armamentista enlentecerá la investigación científica en otros sectores, en particular en la medicina y todas las ramas afines, por las prioridades nacionales en inversión. La investigación es además de voluntad, de una base humana de conocimiento acumulado, de tecnologías, es sobre todo plata, mucha plata. Y el destino de los recursos tendrá otras prioridades, porque hoy las armas envejecen a una velocidad como nunca antes, la carrera no es por la cantidad solamente, sino sobre todo por la calidad de las tecnologías militares a todos los niveles.

Agreguemos que a los refugiados de todas las guerras de segunda categoría, de las hambrunas y las crisis, muchas de ellas producidas por ataques de la OTAN, se sumarán ahora los millones de refugiados blancos y de ojos celestes (en una visión racista hasta de los refugiados que circula en Europa) en muchos países de la región y su impacto múltiple será dramático. Ya superamos ampliamente el número de refugiados de todas las latitudes, a los que generó la Segunda Guerra Mundial, nos acercamos a los 80 millones.

¿El cambio de época solo quedará en estos enormes nuevos, o mejor dicho, agigantados problemas? ¿Cómo actuará China? El tercero en discordia al que le ha surgido un problema totalmente inesperado: los nuevos muros. China para seguir su proceso de crecimiento acelerado necesita la Ruta de la Seda, que es mucho más que una ruta comercial, es la expansión global de China a nivel de todo tipo de infraestructuras, ferrocarriles, rutas marítimas y puertos, obras viales y tecnologías de apoyo. Y detrás o por encima una estructura productiva para satisfacer ese gigantesco flujo comercial.

Los muros en la globalización, nuevas y diferentes tensiones con EE.UU. y la OTAN y países de Asia no son precisamente su escenario ideal. Por otro lado, los imperios desatan hambres imperiales en otras latitudes. Taiwan no debe estar en estos momentos muy tranquila y en la carrera armamentista hay que incluirla como un jugador de medio porte, al igual que Japón y Corea del Sur y del Norte.

¿Y nosotros los latinoamericanos y los africanos? Ya hemos descendido un par de escalones bastante altos en las prioridades globales, somos jugadores de divisiones inferiores en esta nueva época. La carrera armamentista nos puede incluir como compradores de armas envejecidas rápidamente, pero si bien es cierto que en los precios de algunos comodities podemos vernos circunstancialmente favorecidos, incluidos los combustibles fósiles (para los que disponen de ellos), la gran disputa se juega en el movimiento de los capitales, de las inversiones y en la distribución internacional del trabajo. Seguramente retrocederemos en las prioridades industriales y tecnológicas o tendremos que ganarnos nuestro lugar a pulso y esfuerzo y las tensiones entre bloques no nos van a favorecer.

El cambio climático tiene un impacto muy directo en los productores de materias primas agropecuarias y forestales. Lo conocemos perfectamente por los cambios climáticos en nuestros países y su impacto en nuestros campos.

Queda pendiente un aspecto fundamental del cambio de época, los humores sociales y culturales, en las sensibilidades, en los amores y odios desaforados, su impacto en las ideologías y en las fuerzas políticas. Cada día será más difícil razonar en profundidad y con matices y la gran tensión de los bloques comprimirá las ideas y polarizará las fuerzas.