Todos recordamos haber leído alguna vez historias en las que aparecían criaturas fabulosas, como los unicornios, los grifos, los dragones o el ave fénix. Animales que se asocian al mundo de la imaginación y a los mitos.

A lo largo de la historia se ha recurrido a estas criaturas fantásticas, en especial, en fábulas y cuentos. Una de las más representativas es el unicornio.

El unicornio es uno de los animales fantásticos más destacados junto a la quimera, la esfinge, el minotauro, la sirena, el tritón, la hidra, el grifo, o el dragón, entre otros.

Su nombre proviene del latín unicornis, que significa «de un solo cuerno». El Diccionario de la Lengua española lo define así: «Animal fabuloso que fingieron los antiguos poetas, de forma de caballo y con un cuerno recto en mitad de la frente».

Los primeros textos clásicos en los que aparece se remontan al siglo V a. C. En concreto, Ctesias de Cnido es el primero que lo describe en su obra Índica, de la que se conservan los resúmenes de Focio.

Las obras de Ctesias ya contaban con cierto descrédito entre muchos autores, ya que no eran consideradas rigurosas. A pesar de ello, durante la Edad Media tuvieron una enorme repercusión.

En Índica, Ctesias detalla las incomparables maravillas de la India. El unicornio forma parte de su fauna y es descrito como un animal con apariencia de caballo y cuerpo blanco, cabeza púrpura y ojos de color azul intenso.

Otros autores posteriores como Plinio el viejo en su Historia Natural lo describieron con cuerpo de caballo, cabeza de ciervo, patas de elefante, cola de jabalí y con un cuerno negro de casi un metro de largo.

Claudio Eliano en su De Natura Animalium dice del unicornio que es un caballo de un solo cuerno. Este autor utiliza varias denominaciones para referirse a él, monoceros o cartazonos, que parecen basarse en el rinoceronte.

Todas las fuentes señalan como característica distintiva de esta criatura su cuerno, por lo que se cree que pudo tratarse de algún tipo de rinoceronte u otra clase de animal de la familia de los cérvidos, que viviera en Oriente.

Más allá de si existió un animal con algunas de estos rasgos o es mera ficción, lo cierto es que el unicornio despertó la imaginación de muchos y en el imaginario medieval cobró especial relevancia. Sus características fueron trasladadas a la mentalidad de la época y se le confirieron propiedades mágicas y simbólicas. Incluso sirvió como alegoría en el contexto de la moral cristiana.

En los bestiarios medievales es descrito como símbolo de la virtud y la virginidad. Si la doncella era pura, el unicornio se recostaba sobre su regazo, sin embargo, si no lo era, la mataba, clavándole su cuerno.

Por lo general, se le confieren atributos positivos, de valor, virtud, coraje y nobleza. Se creía que su cuerno tenía propiedades curativas y podía purificar el agua envenenada. Existen numerosos relatos en los que una serpiente envenena el agua de un lago y los animales aguardan la llegada del unicornio para purificarla.

Durante la Edad Media y el Renacimiento se vendían objetos como polvo de cuerno de unicornio, que le confería a quien lo usara juventud y salud.

Un ejemplo de su simbolismo aparece en Le romans de la Dame a la Lycorne et du Biau Chevalier. En esta obra la Dama del Unicornio ocupa una posición central. El unicornio la acompaña como guardián y para salvaguardar su virtud.

El unicornio es descrito en diversas culturas y tradiciones. En Oriente normalmente, es considerado un símbolo positivo. Esta criatura mágica se menciona incluso en los Vedas.

En la cultura china es considerado uno de los cuatro animales benévolos junto al fénix, la tortuga y el dragón. En sus relatos antiguos se identifica con las cualidades regias y los buenos augurios, ya que se creía que aparecía, cuando nacían emperadores justos o destacados sabios.

Se creyó en su existencia real hasta el siglo XV. A partir de ese momento pasó a considerarse un animal mitológico. Se ha representado de muy diversas formas y por multitud de artistas a lo largo de los siglos. Son conocidas las obras renacentistas de Rafael Dama con unicornio y de Bárbara Longhi Dama del unicornio. Ambas dotadas de una exquisita factura.

En una época mucho más reciente, Jung en su obra Psicología y alquimia describe al unicornio como una criatura sujeta a múltiples variantes. Relacionándolo junto al león con Mercurio.

El unicornio muestra una naturaleza doble. Ese dualismo nos revela la unión del principio masculino y femenino. También, dos naturalezas: una positiva que se identifica con valores positivos de valentía y nobleza; y, otra, negativa, en la que se equipara con uno de los monstruos primordiales.

En definitiva, el mito del unicornio ha estado presente en todas las épocas y en muchas culturas en mayor o menor medida. Su halo mágico se ha mantenido hasta la actualidad, confiriéndole un carácter universal, aunque ahora se represente como un caballo blanco con un cuerno en el centro de la frente.

El unicornio se ha convertido en un símbolo positivo de belleza, perfección y pureza ¿Quién sabe si dentro de unos siglos seguirá formando parte de nuestro acervo cultural o su recuerdo se extinguirá para siempre? Me aventuro a conjeturar que recorrerá su propio camino, transformándose en función del imaginario colectivo de cada época.