En unos tiempos cinematográficos marcados por el interés en el género biopic, que en ocasiones rescata desdichas silenciadas de figuras públicas conocidas por todos cuyas experiencias traumáticas han permanecido a la sombra durante mucho tiempo, las secuencias de Spencer, la nueva película del director chileno Pablo Larraín (Jackie, Neruda), abordan nuevos rasgos premonitorios en la crónica de una tragedia anunciada. El drama, que se estrenó a nivel mundial en la sección oficial de la pasada Mostra de Venecia 2021, está enfatizado —a propósito— por la presencia espectral de la mismísima Ana Bolena, que en 1536 fue decapitada tras ser acusada de adulterio por su marido Enrique VIII. Reconocida inocente de estos cargos, posteriormente, fue proclamada mártir por la cultura protestante inglesa.

Más que coincidencias se trata de resaltar similitudes. Y es que precisamente un libro sobre su biografía Ana Bolena: vida y muerte de un mártir sirve en ciertos momentos como hilo conductor en el nuevo biopic de la princesa Diana de Gales que, protagonizada por la actriz estadounidense Kristen Stewart (Personal Shopper, Seberg), llegará a las salas de cine españolas el próximo 19 de noviembre. Completan el reparto Jack Farthing (Poldark) en el papel de Príncipe Carlos, Timothy Spall (Mr. Turner); la nominada al Óscar, Sally Hawkins (La forma del agua) y Sean Harris (Misión Imposible: Fallout). El nuevo retrato de su vida, que también se ha estrenado en algunas carteleras internacionales este mismo mes, con toda probabilidad, provocará nuevas polémicas en la Casa Real británica, ya vapuleada en los últimos años por series como la aclamada ficción histórica The Crown (Netflix), que se hizo con el Globo de Oro 2021 a mejor serie dramática y dio mucho que hablar con la llegada de Lady Di a la cuarta temporada.

La «fábula de una tragedia verdadera» comienza con una Diana perdida, sola, conduciendo un descapotable por los parajes que la vieron crecer sin ni siquiera reconocerlos. «¿Pero, dónde coño estoy?», dice abrumada. Para desconcierto de algunos llega tarde a la cena de Nochebuena, al castillo de Sandringham, en el condado de Norfolk, donde deberá pasar un fin de semana de vacaciones navideñas con la familia real británica al completo. «Solo tres días. Eso es todo», se dice a sí misma contemplándose en el espejo. Mientras se detiene en un bar ante las miradas atónitas de los presentes para preguntar dónde se encuentra, una brigada del ejército británico con paso firme a modo de desfile transporta a la cocina de la mansión víveres de excelente calidad y perfectamente ordenados en cajas herméticas similares a las que ocuparían las estanterías de ciertos búnkeres en caso de guerra nuclear.

Todas estas señales de riguroso orden y estrictos protocolos definen a la perfección una atmósfera tensa por momentos con cierto grado de suspense in crescendo, especialmente al inicio de la cinta, la parte más destacable. El audaz guion de Steven Knight (Peaky Blinders, Locke), se entremezcla en el filme con una sobresaliente caracterización e interpretación llena de matices de la estrella internacional Kristen Stewart. Como complemento, una estética sombría junto a la impecable banda sonora de Jonny Greenwood, integrante del grupo Radiohead, —combinación de melódicos pianos y toques musicales discordantes de jazz— resaltan aún más la tristeza amarga de un drama donde hay suficiente espacio para las mezclas más variadas: las sombras de los fantasmas conviven con los gritos de libertad, los delirios, el libertinaje y la caída en picado en una enfermedad tan terrible como la bulimia.

Ante una institución marcada por constantes leyes, normas y mandatos: «toda la familia está reunida en el salón principal. La están esperando», de acuerdo con la arcaica tradición de la Corona: «nos pesamos porque forma parte de la tradición. Tan solo es algo divertido», —le explica el servicio—, se antepone un personaje que desea desplegar «las alas que me han cortado», según denuncia, en búsqueda de una libertad que le ha sido arrebatada para escapar de un «encarcelamiento» impuesto y conseguir la liberación de unas cadenas que pesan demasiado.

Su espíritu libre, capaz de de correr con tacones por el barro de una vasta campiña en busca del abrigo de un espantapájaros, nunca pudo estar sujeto a una prohibición constante que estalla en rebeldía —en su caso— de la única manera posible: mediante la expulsión a borbotones de la ansiedad acumulada a través de atracones y vómitos. «¿Cómo crees que me recordará la gente?», le pregunta a su asistente personal de confianza, con aire premonitorio. «Diana la Impresionada», contesta Maggie por muy diferentes motivos.

«Diana tenía una especie de aura muy evidente, que estaba enfrente de todos, era capaz de disminuirla lentamente hasta el punto, en que ella simplemente encendió la llama y se liberó», confiesa la actriz Kristen Stewart. Creo que su legado es la conexión, la consideración y la honestidad —añade— hizo mucho por abordar y desmontar tabúes y estigmas y reírse de las cosas y bailar por la vida, tratando de ser ella misma. Espero que estuviese feliz porque estemos hablando de ella».

El plan inicial de una reunión familiar que consistía en un relajado respiro navideño con sus hijos se convierte en una sucesión de obligaciones no deseadas. En el transcurso de tres días, allá en los inicios de los años 90, Diana se da cuenta de que su matrimonio había terminado. Mientras interpreta el papel de fiel esposa delante de los paparazzi que siguen todos sus movimientos, el príncipe Carlos continúa su affaire con Camilla Parker Bowles (Wendy Patterson), para su mayor desquicio e inevitable perturbación que va en aumento: «Mamá, dijiste que te avisáramos si hacías algo absurdo», dice el príncipe William mientras golpea la puerta del baño suplicando a su madre que salga para acudir a la cena de Navidad. Una Diana demacrada, a quien millones de personas admiraban, pero pocas conocían, responde ausente: «solo un minuto, en tan solo un minuto estoy lista». A consecuencia de todo ello, se sitúa al borde de un precipicio al que llega de puntillas y es reconducido de nuevo por la presencia fantasmal de Ana Bolena.

Con esta película, Pablo Larraín vuelve a poner el foco en una mujer icónica en crisis, ya lo hizo antes con el biopic Jackie sobre Jackie Kennedy protagonizado por la actriz ganadora del Oscar, Natalie Portman (Cisne negro). Tras pasar por el Festival de Venecia, el Festival de Toronto, el Festival de San Sebastián y recientemente por el BFI London Film Festival, Spencer también podría competir por los próximos premios de Hollywood con la posible nominación de Kristen Stewart. Aun así, tendremos que esperar a que el resultado de la película pueda confirmarlo.

Ficha Técnica

Título: Spencer
País: Chile
Año: 2021
Género: Drama
Dirección: Pablo Larraín
Guion: Steven Knight
Intérpretes: Kristen Stewart, Jack Farthing, Timothy Spall, Sally Hawkins, Sean Harris
Fotografía: Claire Mathon
Música: Jonny Greenwood
Duración. 112´
Productora: Coproducción Chile-Alemania-Reino Unido-Estados Unidos. Fabula, Komplizen Film, Shoebox Films, Filmnation Entertainment
Distribuidora: Neon
Distribuidora en España: Diamond Films