Las comedias románticas son, sin duda alguna, el género de películas que nos acompaña los domingos por la tarde, con un final predecible y clichés de todo tipo. Aquellas que son tanto bastardeadas como amadas. Julia Roberts, Drew Barrymore, Adam Sandler, Meg Ryan, son algunos de los primeros nombres que se nos vienen a la mente cuando pensamos en estas películas. Pero ¿qué las convierte en especiales? Sin temor a equivocarme, creo que el componente de seguridad a la hora de enfrentarte con este tipo de trama juega un papel crucial. Lo que esperamos de cada historia, en gran parte, termina ocurriendo. El amor como centro de todo, y los clichés son realmente incontables. El chico y la chica que deben fingir ser pareja hasta que finalmente terminan enamorándose, los que pasan del amor al odio, los amigos que no se animan a dar el siguiente paso, el amor no correspondido. Ver historias donde sabemos que el amor triunfará sin importar la circunstancia nos sumerge en un mundo esperanzador.
¿Cómo llega este género al 2024? Lleno de críticas y prejuicios. Una de las principales críticas a la que se somete es la representación de las parejas, siendo la gran mayoría un amor heterosexual. La poca, o nula, representación de parejas LGBTIQ+ protagonistas es notoria y, a su vez, necesaria para construir un mundo cinematográfico en el que esta temática cuente con historias de amor que no tengan como problemática la orientación sexual como tal, sino que cuenten con los clichés a los que este género nos tiene acostumbrados.
Rojo, blanco y sangre azul, estrenada en 2023, se presenta como una de las pocas comedias románticas que cuentan con una un amor prohibido entre dos hombres, un príncipe y el hijo de la presidenta de Estados Unidos, que se enamoran, pero deben fingir ser amigos para evitar un escándalo.
Otra de las grandes preguntas se da en torno a la denominada “época dorada de las comedias románticas”. ¿Ya no hay buenas comedias románticas? Si bien esto no se puede responder fácilmente, ya que es subjetivo, no hay dudas de que a finales de 1900 y principios de los 2000 este género de películas parecía tener una magia especial, con títulos icónicos como Pretty Woman (1990), Notting Hill (1999), 10 Cosas que Odio de Ti (1999), El Diario de Bridget Jones (2001) y Cómo perder un hombre en 10 días (2003). Estas películas lograron capturar algo más que una simple historia de amor; crearon personajes entrañables, momentos recordables y situaciones con las que el público podía identificarse.
Sin embargo, aunque la percepción en estos últimos años es que las comedias románticas ya no son lo que eran, el género ha evolucionado, intentando adaptarse a los tiempos modernos, a veces con más o menos éxito del esperado. Hoy en día, encontramos películas que tratan de romper con los moldes tradicionales, incorporando una mayor diversidad y explorando nuevas dinámicas de relación. Películas como La Cita Perfecta (2019) y Dumplin’ (2018) muestran que el género todavía tiene mucho que ofrecer, solo que con una visión más contemporánea.
El atractivo de las comedias románticas radica en su capacidad de proporcionar un escape del estrés diario, presentando un mundo donde los problemas se resuelven y el amor siempre triunfa. En tiempos de incertidumbre y caos, estas películas ofrecen consuelo y una sensación de esperanza. No es de extrañar que, a pesar de las críticas, sigan siendo un género popular entre audiencias de todas las edades. Es por eso que, ante el estreno de una de estas películas, reflota la emoción por sumergirse en esas historias esperando encontrar aquello mágico que añoramos.
Por otro lado, es vital tener en cuenta la influencia de las plataformas de streaming, las cuales han contribuido en la revitalización del género, permitiendo la creación y difusión de películas que tal vez no habrían encontrado su lugar en las salas de cine tradicionales. Netflix, por ejemplo, ha lanzado una serie de comedias románticas que han sido bien recibidas por el público, como A Todos los Chicos de los que me Enamoré (2018) y sus secuelas, o El Stand de los besos (2018).
Situándonos en el 2024, el estreno de Con todos menos contigo, conformó una suerte de revolución cinematográfica. Se trató de una comedia romántica estrenada en el cine y resultó un éxito en taquilla recaudando 216 millones de dólares alrededor del mundo, para un presupuesto de 25 millones. Un elenco que dio que hablar, con Sydney Sweeney y Glen Powell, y la incorporación de un buen marketing dieron como fruto una gran expectativa frente a este filme. El punto que reafirma este hecho es la gran repercusión en redes sociales y los trend de TikTok que no tardaron en inundar cada pantalla. De repente las comedias románticas encontraron un lugar en la gran pantalla nuevamente, de la mano de una historia con todos los componentes, los que deben fingir ser pareja, el gran gesto romántico final y una canción pegadiza.
En conclusión, las comedias románticas han cambiado con el tiempo, han tenido momentos de mayor auge, y momentos más críticos. Lo que es cierto, es que es un género amado y odiado por muchos, aunque las críticas sobre su falta de diversidad y la nostalgia por la “época dorada” son válidas, no deben eclipsar los esfuerzos continuos por modernizar y expandir el alcance de estas historias de amor. Las comedias románticas, con sus finales felices y sus clichés reconfortantes, seguirán ocupando un lugar especial en nuestros corazones y en nuestras pantallas, recordándonos siempre que, a pesar de todo, el amor vale la pena.















