Decidimos, como frecuentemente lo hacemos al mediodía, tomar una taza de café por ahí, y caminando un poco llegamos a Bagdad, una especie de bar (que en Alemania llaman Imbiss) iraquí, para descansar de los turcos. Estaba casi lleno (es más bien pequeño), pero encontramos una mesa junto a la pantalla gigante que transmite como de costumbre la señal de Al Arabiya, en árabe, bien se entiende.

Michalis, un querido amigo de discusiones y largos paladeos de café, a lo griego, miró un poco tímido el lugar, más curioso que precavido, y fuimos hasta la barra a ordenar café y dulces. Me decidí por un café árabe, dadas las circunstancias, pero Michalis fue fiel a su moka, pues tuvo suerte de encontrarla, muy parecida por lo menos. Con el tiempo he llegado a pensar que lo que hablamos entre nosotros se aleja cada vez más del alemán y se acerca un greco-español bastante fluido.

Y la verdad sea dicha, en ocasiones al oírlo hablar por teléfono con su esposa parece que entiendo lo que dicen, y no es que yo hable griego, pero si ustedes lo han escuchado, ¿no es acaso su melodía perfectamente española? Lo mismo dice él del español. Ni hablar de los vocablos, pues aunque no nos dedicamos a la identificación exclusiva de los términos del griego en el idioma español, siempre terminamos riendo al ver cuánto se asemejan. Claro que ya me sé muchas formas de saludo, es lo primero que se aprende (después de las malas palabras).

¿Pero qué relación pueden tener, culturalmente hablando, España y Grecia, sin tener que mencionar a la reina Sofía? Pues bien, antes que español o latín, por aquellas tierras ibéricas, sobre todo al sur y al este, se hablaba predominantemente ibérico, y la cultura helénica llegó de visita por el mar. Eso al menos a mí me basta. El alfabeto tuvo otra ruta de llegada: el latín lo tomó reformando el etrusco, los etruscos reformando el griego, los griegos a su vez reformando el hebreo, y los hebreos lo tomaron del fenicio. Por cierto, los fenicios también llegaron hasta la península ibérica. Si seguimos hacia atrás pasamos por los cananeos y terminamos (con seguridad nadie lo sabe, pero parece que así es) con los sumerios, que lingüísticamente tienen rastros en la India y China. Con seguridad sabrán que asimismo hablamos más que un poco de sánscrito al hablar español, y no sólo con los préstamos directos, como yoga, Buda o mantra, no, también cuando decimos brillante (diamante tallado) que viene de la palabra vaiduria, y esta a su vez de una región del sur de la India llamada Vidura. O burbuja, que viene de budbudah.

Michalis, le pregunto a mi amigo, ¿será que sí hubo al principio una sola lengua, y que a lo mejor, somos una sola alma toda la humanidad, cuya fragmentación la literatura ha contado en la historia de la torre de Babel?

Michalis me mira sorbiendo su café, pero no dice nada, es un hombre de pocas palabras. Simplemente hace una mueca divertida y mueve la cabeza como quien dice sí.