Cuántos de nosotros terminamos el día cansados y comenzamos el siguiente de igual manera, como si no hubiésemos sido capaces de desconectar en nuestros sueños.

¿Nos es tan difícil descansar? ¿Nos vence de tal manera el día a día, nos lleva, nos dejamos llevar y no somos capaces de desconectar ni siquiera el tiempo que estamos acostados?

Proponte hacer algo que no es difícil y que seguro no has hecho en mucho tiempo: Simplemente descansar.

Simplemente Estar. Simplemente encontrar momentos para el silencio, para la desconexión de la rutina, de lo habitual. Estar así te hace pensar, ver todo de otro modo, percibir las cosas tal y como son y no como habitualmente las vemos. No es tan difícil.

Cambiar depende de cada uno de nosotros. De nadie más. ¿Cuántas veces escribiré y diré esto? Cuando sabemos que debemos cambiar, podremos poner mil y una excusas para no hacerlo; buscaremos incluso culpables por no hacerlo.

Lo cierto es que la vida pasa, la vida sigue pasando y no espera. Nunca es el momento perfecto para cambiar, pero nuestro destino está en nuestras manos. Nuestro momento, el de hacerlo, es también nuestro. Nosotros creamos el momento y ese momento tuyo, como mío, puede ser Ahora.

Vamos corriendo de allí a acá, de acá para allí. ¿Para qué? ¿Estás satisfecho?

Hacemos cosas que van en contra de lo que realmente pensamos, incluso sentimos. Son nuestras contradicciones vitales que nos llenan de esa insatisfacción permanente.

Hemos construido, vivimos, en un mundo que todo es aparentar, tener, enseñar. Nos hemos olvidado del Ser, de la esencia. El Ser es lo que no se ve y por eso nos despreocupamos de ello.

Todo lo externo es sufrimiento.
Todo lo interno es Paz, es Ser.
Ser, en silencio.

La verdadera riqueza está en nuestro interior, dentro de nosotros. Busca tus momentos de Silencio, tus momentos de Paz. Descansa tu mente. Eso es gratis, no cuesta nada. Valoramos más lo que cuesta que lo que se nos ofrece de manera gratuita.

Hay momentos en los que sientes que necesitas algo más; caminar, progresar como Ser y no como personaje.

Solo importa vivir.
Frenar la mente. Bajar el ritmo. Ser conscientes. Encontrar la serenidad.
Fluir.

¿Es tarde para vivir como quieres vivir? ¿Es tarde para cumplir tus sueños? Nunca lo es, tengas la edad que tengas o estés en el momento que estés de tu vida. Creencias limitantes, hábitos inadecuados o pereza, son tus auténticos enemigos.

Haz lo que tú quieras, no lo que quieran los demás.

No solo hay que vivir. Hay que saber para qué se vive.

Creemos que si continuamos siempre quietos, en nuestra zona de confort, tranquilamente conformándonos con lo que hemos conocido siempre, seremos felices. Eso es engañarnos nosotros mismos. Es miedo.

Sé honesto contigo y valiente.
Haz lo que te de miedo, confía en ti.
Desgracias, errores, fracasos. Adversidades, decisiones mal tomadas.
Planes rotos por diversas causas. ¿Quién no?

Acepta lo que ha ocurrido.

O tienes metas propias o estás abocado a cumplir las de los demás.
Quien no arriesga está claro que jamás podrá ganar, te lo dice alguien al que jamás le tocará la lotería porque no compra.

Detrás de cada miedo hay un sueño, nunca lo olvides.
Dedicarte tiempo te hace reflexionar, te provoca encontrarte contigo y con tus demonios.

Busca tu tiempo y encontrarás tu propósito.