Cidade do Santo Nome de Deus de Macau, não há outra mais Leal.

El regreso de Macao a la «Madre Patria» china hace dos décadas, tras 442 años de administración portuguesa, ha aproximado más este antiguo enclave europeo a Pekín, pero el legado lusitano no ha dejado de ser parte importante en su particular identidad.

Veinte años después de que el último gobernador portugués, general Vasco de Rocha Vieira, devolvió el enclave, el 20 de diciembre de 1999 y a casi cinco siglos de su fundación, Macao sigue siendo una pieza singular en el contexto mundial, por su tolerancia, encuentro de culturas y convivencia de civilizaciones.

Más que la consigna del poder, hace 20 años se ponía un punto final pacífico y en ambiente festivo a 502 años de presencia europea en Asia, inaugurada en 1498 con el arribo de la flota del almirante portugués Vasco da Gama a la costa de India, el primer acto de fuerza de posteriores incursiones, invasiones y asentamiento de colonias también de ingleses, franceses, holandeses y españoles en el continente más poblado del mundo.

Tres siglos después de la fundación de Macao, los ingleses se establecían también en la costa china, al construir el puerto-fortaleza de Victoria, que dio origen a Hong Kong, una de las plazas financieras más potentes del planeta.

En el caso de Hong Kong, también hoy una región administrativa especial, desde la óptica china sí fue considerada una colonia en el estricto sentido clásico del término, haciendo siempre especial hincapié en la diferencia con el minúsculo Macao, que con sus 115 kilómetros cuadrados y 670.000 habitantes, no alcanza a un quinto de la posesión británica.

Mientras los casinos continúan floreciendo en este principal centro de juego del mundo, que supera con creces a Las Vegas, se ha traducido en un PIB per capita de U$ 82.400, uno de los más altos del mundo, Macao apuesta no solo en la ruleta, sino también en la preservación del legado portugués, tanto en lo arquitectónico, como artístico y hasta culinario para atender el ávido turismo de los países de la zona.

Las aceras lucen intactas las calzadas típicas portuguesas, idénticas a las que se encuentran en la avenida Nossa Senhora de Copacabana de Río de Janeiro, en el paseo marítimo de Luanda, en los barrios históricos de Malaca (Malasia) o en la avenida Vasco da Gama de Goa, en India.

Las calles mantienen los nombres portugueses, así como las tiendas con anuncios en chino-cantonés y en portugués. El patrimonio cultural y artístico lusitano «nunca estuvo tan bien preservado como ahora», apuntó el enviado especial de una radioemisora lisboeta en un reportaje alusivo a la efeméride.

La principal arteria del centro de Macao, tiene dos nombres: el chino de Sân Má Lô, y el portugués Almeida Ribeiro. Al igual que otras calles, se ha instalado la iluminación y los pesebres de Navidad, pese a que la inmensa mayoría de la población no es cristiana. Un reconocimiento de lo portugués en mezcla armoniosa con la cultura china.

Actualmente, se difunden en portugués los periódicos Hoje Macau, Tribuna Jornal de Macau y Ponto Final, la Teledifusão de Macau, una emisora de televisión, operada por la sociedad Administração de Radiodifusão de Macau (ARMA) y por Radio y Televisión de Portugal, el canal TDM-Vida (telenovelas brasileñas y portuguesas) y TDM-Desporto (programación deportiva), Radio Macau (programación generalista e informativa), Rádio Vila Verde (programación cultural y educativa). Para mantener la lengua, también existe la enseñanza en la Universidad Católica, la escuela y la librería Portugal.

A diferencia del Hong Kong británico, que enseñaba el inglés en forma obligatoria, el Macao luso nunca obligó a sus habitantes a hablar portugués, excepto a aquellos que ocupaban cargos en la Admistración pública. El resultado es que actualmente los habitantes de la antigua colonia británica, que fue devuelta a China en 1997, hablan inglés en su casi totalidad, mientras en Macao una minoría que no pasa del 3,5% domina el portugués y muchos de ellos en forma rudimentaria.

Uno de los lugares más visitados y utilizados para actos culturales es la Fortaleza do Monte, donde es un orgullo para los macaenses mostrar al visitante los 22 cañones portugueses con los cuales los artilleros luso-chinos rechazaron el ataque de una flota holandesa enviada en 1622 a conquistar al enclave.

En lo religioso, el cristianismo católico y protestante convive con confesiones o filosofías tan diversas como el budismo, el confucionismo, el taoísmo, el islamismo, el bahaísmo y las prácticas ancestrales chinas.

Un gran número de restaurantes, mucho mayor que hace 20 años, continúan ofreciendo buena gastronomía lusa y las pastelerías siguen vendiendo los afamados Pastel de Nata de Belém, travesseiros de Sintra y toda suerte de dulces de la vasta dulcería portuguesa.

En el territorio, de los 667.000 habitantes, 126.000 son macaenses que tienen documentos portugueses y hoy quedan unos 15.000 lusitanos de los 37.000 que allí residían hasta 1999.

En los aspectos económicos, el acuerdo entre Lisboa y Pekín para la devolución del enclave estipula que los intereses portugueses serán salvaguardados hasta 2050.

La mayor fuerza de Portugal reside en el sector de las comunicaciones del Macao chino de hoy. Portugal Telecom controla el 28 por ciento de la Compañía de Teléfonos, el 50 por ciento de la televisión por abonados, mientras en la telefonía móvil está presente con 5,1 por ciento de Directel-Macau, 18,5 por ciento de Telesat y 6,6 por ciento de Cosmos.

Hasta 2009, Air-Macau era controlada por los Transportes Aéreos Portugueses (TAP), que decidió vender sus acciones debido a las crecientes pérdidas de la compañía. Sin embargo, mantiene el 51 por ciento de las acciones del aeropuerto internacional del territorio.

La cesión a Portugal en 1557 de la península y las dos islas que constituyen Macao no fue un acto de generosidad por parte de China, sino su manera de agradecer un servicio prestado y, a la vez, asegurar el futuro comercial del gigantesco país asiático.

En el siglo XVI, la flota portuguesa de Oriente controlaba todas las rutas de navegación de los mares de Asia, logrando imponerse a piratas malayos y chinos. La presencia disuasiva de los galeones lusitanos en la zona permitió a China activar el comercio con sus vecinos.

En 1557, los portugueses recibieron de los mandarines de Cantón el permiso para construir un fuerte en lo que hoy es Macao. Poco después, en la bahía japonesa de Nagasaki, navegantes y sacerdotes jesuitas lusos fundan la ciudad del mismo nombre, abriendo las puertas de China y Japón al comercio mundial por vía marítima.

Casi 300 años más tarde, y a sólo 70 kilómetros de distancia, los británicos fundaron Hong Kong, que desde entonces y hasta su devolución a China en 1997, fue un clásico enclave colonial.

A través de Macao y de las colonias fortificadas en los estrechos de Malaca (Malasia) y de Ormuz, de Mombasa, en Kenia, y Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, la ruta marítima a Europa era controlada por Lisboa y las mercaderías chinas podían acceder con facilidad a esos mercados.

Guiados por esta mirada histórica sobre las relaciones con Portugal, en 1995, para determinar los detalles de la devolución de Macao, los dirigentes chinos invitaron al entonces presidente Mário Soares a visitar Pekín, debido al peso de este político, el único realmente conocido en China, considerado una suerte de «padre de la nación» democrática establecida en 1974.

En la oportunidad, acompañado de una nutrida delegación de ministros y empresarios, Soares visitó también Macao, donde tuvo una recepción popular sin precedentes a otro político portugués.

Augusto Vilela, que en los últimos años de la administración portuguesa se desempeñó como jefe del departamento de información de la dirección de Comunicación Social de Macao dijo en la oportunidad que la transferencia de poder fue una simple formalidad, al pasar «la soberanía al lado chino, porque en verdad siempre fue así, los chinos siempre lo decidieron todo».

La presencia de los portugueses y su papel de nexo al Occidente siempre sirvió a los intereses de Pekín, porque en caso contrario Portugal no habría administrado aquel pequeño territorio durante más de cuatro siglos, una presencia que ni la Revolución Cultural (maoísta) quiso apagar.

Al contrario de Hong Kong, Macao nunca fue una colonia, sino su estatuto fue de «territorio chino bajo administración portuguesa», por lo que esta cuestión no era verdaderamente un problema de soberanía.

Sin embargo, en muchos casos, la prensa internacional (nunca la portuguesa o la china) cometen el error de calificar a Macao como «antigua colonia portuguesa». Es tan así que, cuando hace algunas décadas la Organización de las Naciones Unidas elaboró una lista de territorios para a descolonizar, China se opuso a que Macao hiciese parte de esa lista, porque no lo veían como una colonia.

Hace 20 años, la transición se desarrolló en forma ejemplar, en gran parte debido al mérito del gobernador Rocha Vieira, que con notable talento permitió que Portugal saliese de Macao con gran dignidad, logrando que el territorio fuese dotado de una ley Básica que garantiza todos los derechos de los ciudadanos y la misma manera de vivir hasta 2049.

Para los portugueses, excepto la salida de los que eran funcionarios públicos y no quisieron permanecer, poco o nada cambió: allí continúan trabajando, su número ha aumentado en los últimos años y son apreciados por la administración china.

En cuanto a las empresas, disponen da las mismas posibilidades que tenían antes y a partir del enclave pueden desarrollar sus negocios en China y en otros países de la región.

China inclusive ha reforzado y utilizado la herencia lusitana, convirtiendo el enclave en una suerte de plataforma de lanzamiento asiático de cooperación con la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), formada por Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Guinea Ecuatorial (que fue colonia portuguesa antes de española) , Mozambique, Portugal, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental.

¿Qué sucede hoy en Macao? La historia siguió su curso, de forma pacífica, con un gran pragmatismo demostrado por los dos países. A pesar del crecimiento económico motivado por la industria del juego y del turismo, este tipo de actividad, un bienestar económico basado en la ruleta y el bacará ha provocado unos niveles muy altos de delincuencia organizada y de actividades ilegales, como la prostitución.

En los cuatro siglos y medio de presencia lusa, China apreció que el enclave nunca ostentó la categoría de colonia , sino de territorio administrado por Portugal, con una identidad propia que hasta hoy permanece intacta: nunca fue China, tampoco Portugal, sino simplemente Macao.

Pekín ha cumplido escrupulosamente el acuerdo con Lisboa: la lengua y las marcas de la cultura lusitana permanecen y todo indica que continuarán haciendo parte de la identidad de Macao.