La nueva película de la filmografía de Woody Allen llega a la gran pantalla europea no ausente de cierta polémica con pinceladas de comedia romántica. De esas que enganchan sin entrar en comparaciones. Un mérito en parte procedente de sus elocuentes diálogos, propios del director estadounidense, que se entrelazan en un guion bien trazado durante todo el metraje. Si bien el filme llega a las salas españolas este viernes 11 de octubre, aún sigue sin fecha de distribución en Estados Unidos por orden de Amazon Studios que aparcó el proyecto en 2018 y ahora libra una demanda judicial de 68 millones de dólares interpuesta por Allen. La razón se remonta al movimiento #MeToo. Algo que nada tiene que ver con la cinta y mucho con su director. Acogida a nivel internacional (Francia, Italia, Bélgica, Alemania y Holanda, entre otros países), ahora dadas las circunstancias resulta inevitable formularse la pregunta: ¿volverá a recuperar Allen su prestigio en la sociedad americana y evitar el olvido de un Hollywood que parece prescindir de él repentinamente? Veremos.

Dejando por el momento el trasfondo de la película, A Rainy Day in New York (Día de lluvia en Nueva York) invita a ser vista en pantalla grande. La envolvente cómica historia de dos jóvenes enamorados estudiantes de la universidad de Yardley: Timothée Chalamet (Call Me by Your Name) y Elle Fanning, que dan vida al neurótico, enjuto new yorker Gatsby Welles y la alumna de periodismo Ashleigh, transcurre durante el fin de semana lluvioso que deciden visitar la Gran Manzana. Mientras el periódico de la universidad encarga a Ashleigh entrevistar al legendario cineasta Roland Pollard (Liev Schreiber), Gatsby organiza un intenso itinerario para mostrarle sus lugares favoritos del Nueva York vintage como el Bar Bemelmans del Hotel Carlyle.

Sus planes cuidadosamente premeditados para disfrutar de su estancia en Manhattan pronto se ven alterados con idas y venidas, encuentros fortuitos, enredos, aventuras cómicas y desventuras, las clásicas escenas surrealistas con sentido propio, ese que sólo sabe dar el ingenio cinematográfico de Woody Allen a las secuencias de sus guiones. Finalmente y con la lluvia como telón de fondo, los dos protagonistas apenas logran verse. Ashleigh estará dedicada en cuerpo y alma a su exclusiva y Gatsby, deambulando por las calles de Nueva York, intentará impedir que le vean sus familiares para evitar asistir a la fiesta que organizan sus padres.

Para Allen, Gatsby, al igual que su homónimo en la novela de F. Scott Fitzgerald, «tiene sus propios, pequeños sentimientos y nadie va a sacarlo de eso. Le gusta su vieja música, sus cosas antiguas y sus días lluviosos». Prefiere las películas clásicas de Hollywood, y lo habitual de Gershwin, a cualquier otro aspecto contemporáneo embargado por «el sentimiento del Nueva York reflejado por Damon Runyon -añade- con las calles de Broadway supuestamente abarrotadas de jugadores y apostadores de carreras de caballos. Todo eso forma parte del concepto romántico que Gatsby tiene de la vida». En contraposición, Ashleigh, oriunda de Arizona, es una persona mucho más despreocupada y menos mundana. Aunque también ha nacido en un entorno acomodado no le afectan los conflictos interiores que invaden a Gatsby. «Ashleigh es una encantadora chica de pueblo», dice Allen. «Ha sido educada para montar a caballo, pescar y jugar al golf. Es inteligente y decente, pero no posee las habilidades de las calles de Nueva York».

La estelar fotografía de Día de lluvia en Nueva York captada por el tres veces ganador de los Premios Óscar Vittorio Storaro, que ya colaboró con Allen en Café Society y Wonder Wheel, utilizó distintas clases de luz y movimientos de cámara para enfatizar las diferentes personalidades de Gatsby y Ashleigh. «A Gatsby le encanta Nueva York con nubes en el cielo o incluso más si llueve», dice Storaro. «Ashleigh es brillante y apasionada, por lo que empleé colores más cálidos con ella». Al trabajo más sobresaliente de Storaro con Allen, se suma la destacada interpretación de sus protagonistas, especialmente, la de Chalamet. Ambos alicientes cinematográficos transportan a un New York de otro tiempo, nostálgico, ese que ya no existe o estuvo solamente reservado para millonarios. Por citar la escena en la que Gatsby irrumpe en mitad de un rodaje en una calle de la ciudad de los rascacielos y besa por orden del guion a Chan (Selena Gomez) hermana de su exnovia. Vale la pena mencionar también aquellas en las que Gatsby pasea en un carruaje con Ashleigh en el icónico Central Park neoyorkino o se sienta ante el piano y canta un clásico de los cuarenta, Everything Happens to Me, sobre el hombre más desafortunado del mundo. «Es un solitario», comenta Allen. «Ha pasado su juventud sentado escuchando sus discos, y no ha socializado con otros chicos. No encaja en el molde que su madre quiere para él porque no le convencen sus valores. Definitivamente es un chico triste, sin duda alguna».

También aparecen en escena otras secuencias que bien podrían interpretarse como metáforas autobiográficas de la situación actual de Allen. Cuando Gatsby le dice a Ashleigh en el Hotel Soho donde entrevista a Pollard: “por qué los hombres mayores parecen tan atractivos a las mujeres” ¿se trata de una referencia a su propia experiencia o una manera de ignorarla?. A estas escenas se suman los encuentros vertiginosos de Ashleigh con el atormentado guionista de Pollard, Ted Davidoff (Jude Law) que descubre que su mujer tiene un affaire y la apuesta estrella de cine latinoamericano Francisco Vega (Diego Luna). “Para Vega, Ashleigh es tan sólo una bonita chica rubia –explica el director–. Es la clase de tipo que trata de flirtear con cualquiera que pueda”. Como la propia ciudad de Nueva York, la lluvia también es un personaje esencial de la película. Según relata Allen “queríamos que la lluvia fuera un símbolo romántico en la cinta. Nueva York es muy bello en esos días grises, neblinosos o lluviosos”.

La nueva comedia del realizador de algunos clásicos como el oscarizado Annie Hall, (1977) Manhattan (1979) o Match Point (2005) y más recientemente Blue Jasmine con la que recaudó 98 millones de dólares en 2017 y Midnight in Paris (151 millones de dólares en 2011) llega a España el día 11 de octubre de la mano de A Contracorriente Films que ya distribuyó su anterior película Wonder Wheel. Sin tratarse del mejor filme de Allen, Día de lluvia en Nueva York logra captar el interés del espectador durante todo el metraje con su elocuencia cómica, historias entrecruzadas, esas que reflejan los entresijos de la industria del cine, la inocencia de la época universitaria y las aventuras que puede deparar cualquier ciudad del mundo, en este caso el Manhattan neoyorquino, cuando decides simplemente transitar por sus calles para experimentar previamente el viraje de tus planes y como resultado de ello, el cambio de rumbo de tu destino.

Inédita en Estados Unidos

Contradictorio resulta de nuevo entremezclar el séptimo arte con escándalos delicados pero lo dicta el guion, esta vez real como la vida misma. Mientras la cinta del director de 83 años llegará a la mayor parte de salas europeas en el mes de octubre, en Estados Unidos todavía permanece sin fecha de distribución. En 2018, Amazon Studios decidió rescindir el contrato que había firmado con Allen y no estrenar Día de lluvia en Nueva York, primero de los cuatro filmes que había pactado. La razón: alegaba que los comentarios realizados por el director sobre el #MeToo habían saboteado los intentos de Amazon para promocionar sus películas y eso justificaba la anulación del contrato. También aludía a las críticas dirigidas a su hija Dylan Farrow por usar «cínicamente» el #MeToo cuando reiteró que su padre había abusado sexualmente de ella. El director, que fue investigado en su momento y absuelto por esa acusación sin cargos en su contra, demandó a la distribuidora y exigió una indemnización de 68 millones de dólares por incumplimiento de contrato. A toda esta vorágine se suma la decisión de los actores Timothée Chalamet y Selena Gomez de donar el salario recibido en sus trabajos con Allen a la iniciativa benéfica Time´s Up. El actor Jude Law, sin embargo, en una entrevista con The New York Times lamentó que Rainy Day in New York, probablemente, no viera la luz en Estados Unidos y calificó de «vergonzosa» la decisión de Amazon Studios.

Así las cosas, improbable parece el estreno inminente de la película en territorio estadounidense. Al menos por ahora. Ante esta situación el director y guionista de Día de Lluvia en Nueva York, según reconoció a France 24, confía «en que la película se estrene también en Estados Unidos si al público le gusta en el resto de países donde está prevista su proyección aunque por el momento no es la cuestión que más le preocupa». Ahora está más centrado en su última película rodada en España y sus próximos proyectos. Por el momento este que nos ocupa se puede considerar como la interpretación de Woody Allen de las antiguas películas románticas de Hollywood. «Siempre me han encantado esas películas», asegura. «Me parecen maravillosas. Ésta es una historia de amor, y me estimulaba la idea de enmarcarla en una estampa romántica de Nueva York bajo la lluvia».

Día de Lluvia en Nueva York (título original: A Rainy Day in New York)

Dirección y guion: Woody Allen
Intérpretes: Timothée Chalamet, Elle Fanning, Selena Gomez, Jude Law, Annaleigh Ashford, Rebecca Hall, Diego Luna, Liev Schreiber
Fotografía: Vittorio Storaro
Género: Comedia. Romance
Duración: 92 min
Productora: Gravier Productions/Perdido Productions
Distribuidora en España: A Contracorriente Films