Una de las cosas que más me gusta cuando veo una película es entender su moraleja, buscar si en ella hay un sentido, intentar entrar en el cerebro del guionista y del director para ver qué quiere trasmitirnos y si hay algo útil en ello.

Hoy quiero hablar de la película titulada The Village, en castellano El bosque; si no has visto la película, te aconsejo buscarla y leer este articulo en un segundo momento para compartir el significado político, psicológico y social que he visto en ella.

La trama es la siguiente: The Village trata de una aldea en un valle de Filadelfia rodeado de bosques. Los aldeanos son gente simple, que viven con humildad sin utilizar ningún tipo de tecnología, como si fuera un aldea del siglo pasado, pero parecen ser felices. Sin embargo, deben estar siempre alerta, pues en los bosques que los rodean habitan unas enigmáticas criaturas capaces de aniquilar a la comunidad.

Afortunadamente, ha existido siempre una tregua entre las criaturas y los aldeanos, con cada bando respetando el territorio opuesto. Pero cuando un aldeano recibe una grave herida, será necesario que alguien atraviese el bosque, en busca de medicinas para curar al herido... y eso podría destruir la frágil tregua entre la aldea y los habitantes del bosque.

Una vez más, el director de El sexto sentido, M. Night Shyamalan, da un giro inesperado en la narración porque en verdad no se trata de un aldea del pasado que no usa tecnología porque no ha sido todavía inventada o creada.

En verdad se descubre que la comunidad ha sido fundada por unas personas, autoproclamados los ancianos fundadores que decidieron formar esa aldea escapando del dolor de la vida moderna llena de dolores. A uno de ellos el padre le mató un socio de trabajo, a otra le mataron el marido en una robo, etc. y por eso escaparon en el bosque.

El tema de esta película es: nosotros, los confines y el otro. Para mantener su comunidad unida tuvieron que crearse una mentira, fabular un chivo expiatorio, un mal fuera de los muros que rodean el bosque, en definitiva buscar un culpable para crear unos confines intransitables. Por eso la comunidad está unida por el miedo, miedo a las criaturas, miedo hacia los confines y miedo al bosque.

Nadie puede pasar los confines, es ilegal, pero hay alguien que quiere pasarlo, una ciega y un loco, dos personajes que son considerados la parte marginal de la sociedad, son ellos los que potencialmente pueden romper la armonía de la comunidad, son ellos los que ven mas allá, que ven la otra parte de la sociedad, ven la puesta en escena, la falsedad del aldea.

Hay una clara metáfora de lo que pasó, y sigue pasando, después del 11 de septiembre. El miedo puede llevar a un cierre automático si se experimenta como un alivio para la amenaza a la integridad personal.

Las instituciones utilizan el miedo para controlar la sociedad, y te dicen además a quién tener miedo, nos privamos de nuestra libertad para tener seguridad. ¿Quiénes son hoy en día los monstruos a los cuales le echamos la culpa de todos nuestros males? ¿Los migrantes?, ¿los homosexuales?, ¿el diferente?, ¿el otro?

El miedo es parte de nuestra condición de ser humano, al no conocer nuestro futuro, y por eso hemos transformado este miedo en productos culturales como las instituciones. Esta producción de instituciones es muy positiva porque hace que creemos culturas, comunidades, símbolos, etc, pero como el miedo nos abre al mundo, también puede cerrarnos hasta llegar a no pensar, y quitar nuestro sentido crítico, algo que en cambio sí tuvieron la ciega y el loco.

La política tendría que ser el instrumento para organizar nuestro futuro y poder vivir juntos en armonía, pero hay también una política que produce un miedo artificial que promete de resolver pero que en verdad ella misma ha creado. En lugar de resolver el miedo muy normal de un joven que no encuentra trabajo, la política del miedo le dice que es culpa de un migrante y repitiendo a la saciedad esta mentira al final la comunidad se lo cree. En lugar de preocuparse, explicar el verdadero motivo del porque los jóvenes no forman familia, en lugar de dar más ayuda a la gente que quiere tener un hijo, le dice que es culpa de los homosexuales. Y la gente que repite esta mentira y utiliza esta política del miedo al final viene votada y entra en las instituciones. Obviamente este miedo no será nunca resuelto porque si lo resolviera nadie le votaría y por eso constantemente tendrá que tener vivo este miedo.

Los ancianos de la aldea siempre tendrán que hablar de los monstruos, siempre tendrán que enseñar algo que demuestre la existencia de ellos, sino el grupo se rompería.

El resultado es el desastre: el grupo se cierra y al final empeora. En Italia, la Liga de Salvini nunca resolverá el miedo al migrante y al refugiado porque si no, no los votarían, y por eso en los periódicos y en los medios de comunicación en general solo ponen problemas de inmigración y de seguridad cuando las estadísticas dicen todo lo contrario: que en Italia han disminuidos los robos y los asesinatos.

Por eso, mi estimado profesor de filosofía política, Roberto Escobar, llama a este juego del miedo la metamorfosis del miedo.

Además mi reflexión personal es que no podemos escapar del dolor. El dolor siempre vuelve, te huele y va a por ti, es una parte normal de la vida que hay que aceptar, no rechazar, y no escapar de él como hicieron los protagonistas de la película.