Repasemos sucintamente algunas informaciones de prensa:

  • Dos mezquitas de la ciudad de Christchurch fueron el viernes 15 de marzo 2019 el objetivo del peor ataque terrorista en la historia de Nueva Zelanda. Al menos 49 personas han muerto y más de 40 resultaron heridas, confirmó la primera ministra, Jacinda Ardern. Un australiano descrito en la prensa de su país como un ultraderechista islamófobo disparó con un arma automática en una de las mezquitas y lo retransmitió por las redes sociales con una cámara adherida a su cuerpo.

  • El antisemitismo aumenta en Francia. El vandalismo, los insultos, las amenazas y las agresiones contra los judíos aumentaron un 74% en 2018, según datos oficiales. La difusión de los datos coincide con el descubrimiento en días recientes de varias tumbas de cementerio judío pintadas y la profanación en las afueras de París del memorial a Ilan Halimi, el joven judío secuestrado y torturado hasta la muerte en 2006.

  • Al nuevo antisemitismo de la última década y media, asociado al avance del islamismo entre la población francesa de origen árabe y musulmán, se añade ahora, según algunos expertos, un resurgimiento del viejo antisemitismo entre grupos de extrema derecha y una franja del movimiento de los chalecos amarillos. Pero el antisemitismo no es sólo monopolio de ideologías de derechas sino también de izquierdas, al demonizar el sionismo vinculándolo a las malas gestiones y errores de los diversos Gobiernos de Israel, tergiversando un movimiento democrático, respetuoso de la diversidad y pacífico como lo es desde sus orígenes el movimiento político sionista que a través de sus esfuerzos logra la concreción de un Hogar Nacional que ampare al pueblo judío y sus tradiciones después de 1.800 años de discriminación, destrucción y asesinatos en masa hacia «los judíos» por el sólo hecho serlo.

  • La homofobia se ha manifestado en todas partes. Informaciones de prensa en Chile señalan un alarmante aumento del 45.7% experimentaron los casos y denuncias por homofobia y transfobia en Chile, hecho que contrasta con 61 hitos favorables a la igualdad de derechos de las personas LGBTI en los más variados planos, reportó el XVI Informe Anual de Derechos Humanos de la Diversidad Sexual y de Género lanzado hace unas semanas por el Movimiento Integración y Liberación Homosexual (Movilh). Debido al explosivo incremento de los abusos, el 2017 fue calificado como el Año de la Furia contra los activistas y personas Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersexuales (LGBTI) , aunque resalta y brilla de manera positiva que el Judicial se transformó en el poder estatal más progresista en la temática y el que más protege los derechos humanos de las personas con identidad de género u orientación sexual diversa, mientras que en la Derecha política destaca la expresión pública de profundas diferencias sobre estos tópicos.

  • Europa intenta acoger al menor número de refugiados posible mientras las redes sociales se llenan de tuits y posts a favor o en contra.

  • La primera concejala musulmana de Badalona, España, Fátima Taleb, sufre ataques racistas en público (es escupida e insultada).

  • En Irán Nasrin Sotoudeh, una conocida abogada iraní que por defender a activistas opositores y a mujeres que se niegan a usar el hiyab fue arrestada en junio por una serie de cargos que incluían espionaje. Si se confirma, su sentencia sería una de las más duras dictadas en Irán en los últimos años. Fue condenada por «conspirar contra Irán» a pena de cárcel y «148 latigazos». Se encuentra en la prisión de Evin en Teherán y continuará encarcelada tras la sentencia dada a conocer este lunes.

Sin duda que este fenómeno de diversas fobias a algunas minorías también muy típico en Chile donde yo resido, es un tema de características planetarias.

Las escuetas ilustraciones que acá presento representan diversas fobias, rechazos a minorías sociales de diverso tipo por parte tanto de personas aisladas, como de grupos de personas, u organizaciones, o políticos de diversas tendencias incluyendo gobernantes de países, o también acciones de algunos estados hacia ciudadanos que se niegan a ser manipulados para uniformar alguna característica propia respecto a exigencias externas y así sucesivamente.

Pero, si el racismo, la discriminación de distinto tipo y por diversos aspectos ha existido siempre ¿qué quiere decir esto? ¿Por qué los extranjeros, o más bien lo extranjero ha sido muchas veces un problema para el ser humano? Tal vez haya que pensarlo como la dificultad que comporta lo diferente, lo Otro, aquello que no es igual.

¿Qué es lo que tiene de común todo este tipo de fobias hacia los musulmanes, hacia los judíos, hacia los extranjeros, hacia los homosexuales y tantas otras fobias vinculadas al color de piel, o a las maneras diferentes de creer, sentir o pensar?

Hay un solo gran lugar común en este tipo de fenómenos sociales: esas personas forman parte de minorías en los diversos lugares, siendo diferentes a alguna de las características que tiene la mayoría de la población. La gente desconfía de lo diferente.

La buena noticia es que ese tipo de discriminación y de odiosidades de manera paulatina, es rechazada por muchas personas y organizaciones que forman parte de las características mayoritarias de cada sociedad. Aparentemente los actos de discriminación, de violencia y de rechazo a algún aspecto de lo que es diferente a la mayoría, son más expresión de grupos pequeños o de personas aisladas y no forman parte del “sentir mayoritario” de la población. Y eso da esperanzas a la humanidad.

Al mismo tiempo que las manifestaciones de discriminación y violencia de tipo «fóbica» se han estado manifestando, también lo están haciendo grandes movimientos de consciencia que rechazan este tipo de actitud y anhelan que este tipo de situaciones se debiliten y lleguen a desaparecer.

Sin embargo estamos aún influidos por el paradigma de los opuestos que favorece actitudes discriminatorias e incluso violentas respecto de determinadas minorías en la población. El paradigma que lleva miles de años y aún está vigente en este planeta: lo mío/lo tuyo; amigo/enemigo; con la verdad/equivocado; en la ideología correcta/ en la ideología in correcta y así sucesivamente.

El paradigma de los opuestos favorece el temor respecto del que es distinto. Favorece una actitud de desconfianza al prójimo. Conduce a la exacerbación de los fanatismos político-religiosos. Ha conducido y quizás aún lo hace a que las religiones no tengan control respecto del efecto final de sus dogmas, de las «verdades» que dicen representar a través de sus doctrinas y sus diversas creencias. Amparado en ese paradigma de los opuestos ha existido en la historia conocida una propensión a encabezar la violencia organizada de tipo institucional político religiosa respecto de quienes no han compartido sus creencias y doctrinas.

Al amparo de este paradigma existe una gran debilidad de las mismas religiones institucionalizadas para oponerse con fuerza y decisión a quienes sustentan esos dogmas de un modo violento y excluyente, atacando a quienes son diferentes y autoproclamándose como miembros activos y puros de determinada religión. Hay una tremenda contradicción existencial de tipo institucional que sin duda debilita a los líderes religiosos a actuar de manera decisiva respecto de la violencia. Una cosa son las «declaraciones oficiales» de las diversas autoridades. Otra es la realidad de la contradicción entre sus doctrinas y creencias que postulan al monopolio de «la verdad» y el efecto práctico que ello conlleva respecto a quienes actúan de un modo fanático con quienes no tienen sus mismas creencias y doctrinas. Ese es sin duda un hecho.

Los líderes religiosos al no declarar que sus doctrinas son «creencias», todas perfectamente aceptables pero no «verdades absolutas», no tienen la fuerza moral para descalificar a quienes interpretando que sus creencias son verdades, excluyen de manera violenta a aquellos que creen, sienten, piensan y actúan de modo diferente.

Concluyendo: desde las minorías suelen surgir pequeños grupos u organizaciones violentas que tratan de imponer sus creencias, conductas y hábitos a que dichas creencias conducen generando actos de terrorismo en el nombre de sus «verdades político-religiosas». Pero también desde las mayorías surgen personas, grupos y organizaciones que pretenden imponer las «verdades» que según ellos representan a la «mayoría» de la sociedad en donde viven. Ambos son personas, o grupos y organizaciones que excluyen a «lo diverso». Si bien en proporción pueden ser pocos, numéricamente son bastantes y representan la vigencia en este ámbito, del paradigma actual de «los opuestos».

Sólo la fuerza interior, la fuerza mental de quienes nos esforzamos en no ser dogmáticos excluyentes, de quienes anhelamos la inclusión y el respeto a la diversidad, de quienes abominamos la violencia, podemos lograr que se vaya expandiendo la consciencia para irnos «saliendo» del paradigma en el que estamos insertos aún como humanidad. Para eso hemos de reconocer que las creencias son sólo eso: creencias y no verdades a defender.

Cuando vayan surgiendo líderes que asuman la humildad de que somos ignorantes, que nuestros sentidos son limitados, que nuestra característica esencial de ser humanos consiste en lo muy poco que sabemos acerca del misterio de lo creado y de que nadie tiene el monopolio de la «verdad» en sus creencias e ideologías el mundo cambiará. Será el momento de reconocer que los «iluminados» dueños de «la verdad» suelen hacer mucho daño a la humanidad, alimentan el paradigma del par de opuestos y terminan fomentando la confrontación, los conflictos y la violencia.