Peter Murdmaa está a cargo del Centro del Cortometraje de Estonia, una oficina que busca promover los cortos de ese país. Tanto él, como el chileno Julio Pot, director del corto animado ¿Y quién es usted? (2018), estuvieron en la misma ciudad donde los convocó lo mismo: el Festival de Cortos de Bogotá, Bogoshorts, que se realizó del 4 al 11 de diciembre. A ambos, y a otros directores, los vi y les pregunté cómo habían llegado hasta Colombia para presentar su trabajo o ser jurado. Cada persona me dio una respuesta diferente, pero en todas coincidía algo: Bogoshorts es reconocido en el mundo cinematográfico.

El primero en decírmelo fue el director español Bernabé Rico, quien presentó Todos mis padres, corto que partició en la categoría de ficción internacional del evento y que se se estrenó este año, pese a que el guión es del 2010. «Se basa en una noticia que ocurrió en 2009, de un niño que abandonaron en navidad en Madrid», cuenta Bernabé. Él llegó al Bogoshorts gracias a la colaboraciones que existen con Acción Cultural Española, institución que le recomendó a este cineasta inscribir su trabajo aquí, donde fue su estreno latinoamericano. En esta, que fue su primera vez en el festival, Bernabé destacó la importancia y trato que le dan a la gente que hace cortos, lo compara con el que se da en un «festival de largometrajes».

Kengo Yagawa, cineasta japonés quien también vino por primera vez a Bogoshorts y a Colombia, destacó la buena respuesta del público, ya que vio las salas de proyección llenas o casi llenas siempre. Kengo conocía Bogoshorts ya que el festival es reconocido en Japón, sobre todo entre aquellos que se dedican al cine experimental. Por eso se animó a enviar su corto Excavador (2018), que nos habla de lo que debemos hacer en el día a día —trabajo de oficina en el caso de protagonista— y lo que realmente nos apasiona hacer —cavar hoyos en el bosque—.

Peter Murdmaa, quien estuvo en Bogoshorts como jurado de la categoría Fanático Freak Fantástico, destacó la estabilidad que ha logrado el festival en sus 16 años de trayectoria. Esto permite que las personas dedicadas a los cortos puedan encontrar un lugar para proyectar sus obras sin tener que rivalizar con la audiencia de los largometrajes. Por eso llegan piezas que para Peter demuestran una gran calidad, como Baghead (2017), realizado por el director español Alberto Corredor en el Reino Unido: «Yo mostraría este corto a todas las escuelas de cine», dijo Peter.

Julio Pot participa por segunda vez en Bogoshorts y esta es la primera vez que viene. Para él, el festival en tan grande que es difícil de controlar. «Demasiadas categorías», opinó. Julio considera que la selección pudo ser más pequeña, ya que el criterio es bueno. Como muestra de ello está su percepción de la inauguración y de lo que se proyectó ese día: «Fue perfecta». Julio llegó a Bogoshorts por búsqueda propia y menciona el peso internacional que tiene la Santa Lucía —nombre de la estatuilla que otorga el festival a los ganadores de cada categoría— frente a otros premios para cortos, como el que otorga el del Festival de cine de Mar del Plata.

Laura Ferrés fue una de las participantes extranjeras que pudo llevarse a casa, Barcelona en este caso, una Santa Lucía. Obtuvo el premio por el mejor corto documental internacional, aunque ella misma no lo considera netamente documental. Fue su primera participación en Bogoshorts y una de las últimas de la gira que ha tenido con su corto Los desheredados (2017), con el que ganó también el premio de la crítica en el Festival de Cannes. Fue allí que una distribuidora la contactó para mover más su trabajo en otras partes del mundo, como en Bogotá. Ella podría participar con su corto para los premios Oscar, ya que desde la edición de este año Bogoshorts hace parte de los festivales que pueden aplicar a los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas.