Más que nunca Pablo Iglesias empieza a creer que sí se puede, ya no por su izquierda, venida a menos y sin identidad; Podemos nunca ha podido, ni podrá alcanzar la presidencia, pero lo ve alcanzable a través de Pedro Sánchez. Cuánta gloria y protagonismo para el «delegado» del PSOE visitando a Oriol Junqueras en la cárcel de Lledoners y discutir los Presupuestos Generales del Estado para 2019. Tengo que reposar la idea o la imagen del encuentro no me dejará dormir.

A la procesión de antisistemas a la cárcel catalana antecede el hecho de que el Gobierno y Unidos Podemos han cerrado un acuerdo para los Presupuestos de 2019. Todas estas dotaciones presupuestarias suman un gasto de más de 5.000 millones de euros. Este borrador de presupuestos incluye un ajuste estructural del 0,4 por ciento del PIB, frente al 0,65 por ciento reclamado por el Ecofin.

Claro que PP y Ciudadanos no tienen ninguna duda en frenar el proyecto, consideran que no se ajusta al objetivo de déficit aprobado por el Parlamento. Utilizarán todos los medios parlamentarios a su alcance para que estos Presupuestos de Pedro y Pablo no entren en vigor. Para colmo de males, el Gobierno ha llevado a Bruselas el techo de gasto sin ser aprobado por el Parlamento, incumpliendo así el artículo 15 de la Ley de Estabilidad Presupuestaria.

El objetivo de la estabilidad presupuestaria se aprobó para el periodo 2018 a 2020, con el objetivo de déficit del Gobierno del PP, que preveía un 1,3 por ciento para el año que viene. Ahora, el Gobierno ha enviado a Bruselas un escenario presupuestario que eleva ese déficit al 1,8 por ciento, sin pasar por el Congreso.

No se puede olvidar que el déficit debe ser aprobado por el Consejo de Ministros en el primer semestre de cada año y aprobarlo después el Congreso y el Senado. Si no se aprueba en las Cortes, es necesario presentar un nuevo objetivo en el plazo de treinta días, algo que tampoco ha hecho el Gobierno.

Solo por pensar mal, diré que Sánchez va por delante, porque España en la actualidad está por debajo del 3 por ciento en el Pacto de Estabilidad con el Ecofin y hasta 2020 no habrá cifras oficiales del incumplimiento del déficit. De está forma Pedro financia su campaña durante dos años prometiendo y gastando más de 5.000 millones sin rumbo alguno, generándose autobombo y publicidad. Ya veremos qué pasa…pero son matemáticas básicas.

¿Entonces... ? Pues sí, Pablo Iglesias despacha en la cárcel con Junquera para frenar el veto de PP y Ciudadanos en el Congreso y que las cuentas salgan. Es humillante que se pretenda liberar a los revolucionarios independentistas que quieren dinamitar nuestro país, y más indignante aún que Sánchez disfrute de tan sonado matrimonio con Iglesias.

Pedro Sánchez nos está secuestrando cada vez más, sus actos son impropios de un presidente del Gobierno. Si este señor cree representar nuestro país es que ha olvidado claramente lo que significa la democracia. Reivindicar nuestros presupuestos con los líderes encarcelados de Puigdemont y un podemita amigo de Nicolás Maduro, ni es democrático, ni representa a España.

No se puede perder la perspectiva de esta forma por una cuestión de brillo personal y por mantenerse en el pódium a cualquier precio. Es aún peor, Sánchez se expone de forma inútil, porque Junquera a cambio de los votos independentistas quiere la libertad, y esa linde, la judicial, está vetada para el ejecutivo.

Esta no es una cuestión debatible por el apoyo del PP o de Ciudadanos a los Presupuestos, es una cuestión de reputación, de altura política. Ningún partido político puede apoyar acciones que pretenden anular sentencias judiciales, ningún partido político puede apoyar en el Parlamento una propuesta basada en la ilegalidad de la Estabilidad Presupuestaria, ningún partido político debe olvidar que representa a sus votantes.

¿Debemos defender la dignidad de los proyectos en el Parlamento o en las cárceles?