En estos temas existe bastante prejuicio, ignorancia y posturas ideológicas ajenas a la realidad. Por ello comenzaré a referirme a los simples hechos y antecedentes que nos permitirán abrir la mente y ampliar nuestros puntos de vista.

Respecto a los denominados «asentamientos» en la zona de Judea Samaria (o Cisjordania) muchos señalan que son una gran dificultad y hasta un verdadero impedimento para que se llegue a formar un Estado palestino. Revisemos qué asidero tiene esa postura a la luz de los antecedentes existentes.

Se denomina «asentamientos» a comunidades de familias, en su mayoría judías, que forman un condominio urbanizado. Suelen tener construcciones de un piso tipo bungalow o pequeños departamentos de baja altura. La superficie que ocupan, de acuerdo a estimaciones es un 2% del territorio de Cisjordania abarcando unos 550.000 habitantes. Esos terrenos han sido comprados a sus legítimos dueños y no se ha «desplazado» a nadie para formarlos. Se estima que las ciudades palestinas y las aldeas árabes instaladas allí ocupan alrededor del 40% del territorio y son aproximadamente 1.800.000 habitantes. Estas son sólo estimaciones sin una fuente oficial reconocida: en el momento oportuno se tendrían que confirmar de manera censal. Es evidente a simple vista que Cisjordania es un lugar bastante árido con poca densidad poblacional.

Por otra parte, las dirigencias árabes palestinas de turno, a pesar de numerosos intentos de negociación a partir de 1948, nunca formaron el Estado árabe que recomendó la ONU. Las diversas dirigencias han preferido mantener un estado de guerra contra Israel generando diversos ataques masivos tratando de hacerlo desaparecer y educando sistemáticamente a sus niños a odiar a Israel y a los judíos.

Lo que se toma como «referencia» para hablar de Israel, Gaza y Cisjordania son «líneas de cese al fuego» de los ataques masivos recién mencionados que se marcan en los diversos mapas: no existen fronteras reconocidas sino «de hecho». Por ese motivo, Cisjordania aparece como «no perteneciente a ningún país» de manera que todos sus habitantes, sean estos árabes musulmanes, judíos, cristianos o lo que fuese, «ocupan» el lugar. Todos son ocupantes. algunos legalmente y con títulos de dominio y compra, otros por tradición familiar de muchos años; estos últimos prácticamente todos árabes.

El pueblo árabe palestino que vive y ocupa la mayor parte de Cisjordania está bajo el dominio de una dirigencia que hace 17 años no llama a elecciones. Todo lo que acá señalo son hechos y antecedentes indesmentibles. Podemos tener diversas opiniones más estos son los fríos antecedentes.

Visitando esa zona, en este último mes de julio, conversando con JN, un chileno israelí que trabaja en seguridad en Cisjordania (que habla árabe y hebreo), me decía que muchos de sus amigos o conocidos árabes se quejan de estar «secuestrados» por sus dirigentes, que además tienen las armas y gobiernan dentro de las denominadas zonas A (de administración y seguridad árabe) y B (de seguridad israelí y administración árabe).

Según JN, muchos de ellos le manifestaban el deseo de pertenecer al Estado de Israel, a fin de gozar de los mismos derechos y responsabilidades que tienen los árabes israelíes. Muchos opinantes señalan que la formación de un Estado palestino es la única alternativa para superar el actual estado de guerra que nace desde el nacimiento del estado de Israel en 1948. Pero tras esa afirmación hay posturas ideológicas o «deseos» de personas que no viven en Palestina ni conocen estos antecedentes.

Lo que nadie señala ni reconoce es un aspecto fundamental: que alguna vez habría que generar las condiciones adecuadas para que el pueblo árabe palestino se pronuncie libremente y sin coacciones al respecto. Quizás una salida sea un plebiscito bien informado y debatido garantizado por países de confianza para el pueblo palestino y sin intervención de sus dirigentes en ese proceso.

Ese plebiscito implicaría que los que pierdan tendrían que aceptar el resultado ganador y someterse a sus consecuencias. Si del plebiscito resultara que el pueblo palestino desea constituir su Estado autónomo, habría que ayudar a generarlo. Eso implica acabar con el estado de guerra actual respecto a Israel, firmando un tratado de paz con fronteras claramente determinadas y con condiciones reales de sustentabilidad social y económica.

En el caso de que la opción del plebiscito fuese formar parte del Estado de Israel, los actuales habitantes árabes de la Cisjordania firmarían un documento en que aceptan los derechos y responsabilidades que implica ser ciudadano israelí, reconociendo que Israel tiene como misión el amparar al pueblo judío, razón por la que nació en 1948.

A su vez, que aceptan las restricciones básicas que deberán tener para que la seguridad interior del estado Israelí y la paz se mantenga. Uno de esos aspectos es que estarían eximidos de hacer el servicio militar y tendrían prohibición de portar armas. De aprobarse, en cambio, la formación de un Estado palestino, los actuales asentamientos deberían formar parte de ese estado como población de minoría con las restricciones que se determinen tal cual sucede con la población árabe israelí.