Llevo días dándole vueltas a esta entrevista y planteándome si hacerla tratando a Carel como periodista, como personaje destacado de la televisión o como un nómada apasionado de la literatura.

Miles son los títulos que ha leído, las novelas le evaden de un drama cotidiano. La literatura, a veces su única escapatoria y siempre su gran verdad.

Carel Peralta, argentino afincado en España hace más de 30 años, ha sido y sigue siendo uno de los referentes de la televisión de nuestro país. Se define por encima de todo como humano y después como periodista autodidacta.

«Escribo desde los 16 años. Empecé a publicar artículos para algunas revistas argentinas y ese fue el principio de lo que vino después»

Proviene de una familia vinculada profundamente a la literatura, pero cuando empiezo a instigar en su saga familiar, irrumpe la improvisada entrevista con una estoica resignación añadiendo que su historia familiar daría para escribir varias novelas, por lo que encauzo la entrevista a partir de su llegada a España a sus 26 años.

Este periodista empezó su andadura en España en 1986 como redactor de Interviú, una revista pionera en el periodismo de investigación de nuestro país y marcada, también, por incluir mujeres en topless en sus portadas y reportajes. Estos años le enseñaron a un jovencísimo Carel a conseguir jugosos reportajes, donde se destapaban numerosos escándalos y logró exclusivas como la que le concedió Rocío Jurado cuando se separó de Pedro Carrasco.

Después de cuatro años de intenso trabajo junto a una redacción que define como «de lujo» dejó Interviú, con maravillosos reportajes y colaboraciones a su espalda, para llamar a la puerta de Valerio Lazaroff.

A principios de los 90 empieza su etapa en Tele 5, una televisión que arrasó desde sus primeras emisiones en abierto. Empezó de coordinador del programa Tutti Frutti, conocido por sus llamativas Mama Chicho… para seguir como director en una serie de programas como Las noches de tal y tal, Humor 5 estrellas, La quinta marcha, Vip 93, Vip Guay y la Ruleta de la Fortuna, aparte de innumerables galas que se grabaron alrededor del mundo.

Siempre trabajando de cerca con Valerio Lazaroff, una persona de la que aprendió mucho, y que, a su vez, se sentía con la libertad de poderle transmitir sus ideas con total franqueza.

«A Valerio Lazaroff le gustaba que le discutieran, por eso nos llevábamos bien»

A ese período álgido televisivo en la dirección de programas con grandes audiencias, le siguió un declive, en el que cayó Lazaroff y por extensión Carel, quien se tuvo que marchar al quedarse sin apoyo.

Su incansable actitud, lo llevó esta vez a iniciar una etapa con el humorista Pedro Ruiz, al cual había conocido en su etapa en Interviú. Con él, subdirigió El domin...gol y La Noche Abierta, programa que abandonó una temporada antes de acabarse, porque le propusieron un proyecto en la productora de El Mundo.

Volvía a coger sus maletas para trasladarse a la ciudad de Valencia y dirigir un programa para Canal 9, que, aunque no apostaba por tener la misma visibilidad que en sus anteriores, era un reto que realmente le apetecía y no podía rechazar: volver al periodismo de investigación.

Con Investigación TV cambió el concepto de la cámara oculta. Propuso no superar reportajes de tres minutos para darle dinamismo al programa y no forzar la mala imagen de dichas cámaras que grababan en blanco y negro y desde posiciones inverosímiles. Resaltando la importancia del testimonio y aportando un ritmo para que los espectadores no perdiesen el interés y cambiasen de canal.

Su siguiente programa y quizás uno de los que más orgulloso se siente si repasa su larga trayectoria, fue La Naranja metálica, también para Canal 9.

Etapa que compagina con la dirección de otro programa para Telemadrid de El Mundo: Todo Madrid, con el que trabaja con Juan Ramón Lucas, alguien a quien admira y que respetará siempre como presentador y como amigo.

«Juan Ramon Lucas es uno de los mejores presentadores de este país, nunca he visto nada parecido, y eso que he trabajado con algunos de los más importantes. Es capaz de seguir todas mis instrucciones desde el pinganillo, y seguir presentando sin inmutarse. Una mente privilegiada».

Los años de bonanza de El Mundo se acaban con la entrada del nuevo Gobierno, y las redacciones que en un momento estuvieron abarrotadas, pasan a presenciar un panorama similar al silencio de los cementerios.

Aun así, todo partido político necesita su resistencia en épocas de crisis. Es entonces cuando Carlos Dávila contacta con Carel para que dirija primero un programa para IB3 (la televisión autonómica de las Baleares) y después otro para 7RM (el canal regional de Murcia).

Aunque sus ideas políticas no eran afines a las de sus jefes, Carel decidió poner a su servicio toda su creatividad para poder hacer estos programas.

«Como prácticamente todos, trabajo por dinero y dejo la ideología al lado, aunque no me callo cuando pienso algo»

Siguió dirigiendo varios programas para 7RM, cambiando de nuevo su residencia a la capital murciana, hasta el cierre de la misma.

A partir de ahí ha ido colaborando, dirigiendo, escribiendo para varias productoras, televisiones, revistas del país… con una actitud de hastío por la impotencia de no poder mostrar al mundo su capacidad y su fuerza, no poder mostrar la creatividad que fluye por sus venas.

«En la televisión de hoy en día hay gente muy creativa, pero la mayoría de veces no les permiten moverse y les hacen permanecer inmóviles».

Aunque está en un momento de su carrera y de su vida en el que necesita salir adelante y, a pesar de eso, ya lo ha hecho todo, como mínimo, tres veces. Me sitúo ante una persona que revisa continuamente sus errores y aciertos, sus causas y sus consecuencias, haciendo juicios ideológicos, pero a la vez manteniéndose al margen, con una fuerza vital e intelectual imparable. Alguien que dará hasta su último aliento para defender la creatividad y la honestidad por encima de todo.

Alguien que tiene claro que un periodista puede ser independiente, sabiendo que los medios no lo son y que afirma saber cuál es el verdadero lenguaje televisivo.

«La televisión es un electrodoméstico y hay tomarla como tal, nos propone un “Mundo Feliz” a lo Huxley, por eso cada uno debe ser consciente de qué manera la consume»

Pero, por encima de todo, respeta este medio porque, según asegura:

«La verdadera televisión la forman los eléctricos, los de sonido, los cámaras, los de iluminación, la gente de producción, redacción, maquillaje, peluquería… ellos son el verdadero pulmón y los que aguantan a los que se enriquecen a través de ella».

Por eso sigue a bordo, por eso seguirá, hasta que el barco se hunda…. Al fin y al cabo, «dirigir es gestionar un equipo».