Soy de las personas que generalmente sufren por despertarse temprano todos los días. No obstante, el pasado día 28 de noviembre, al sonar mi despertador a las 5:40 a.m. mi primer pensamiento es – 5 minutos más-. Sin embargo, recuerdo que este día es la excepción, pues me dirijo a la ciudad de Guadalajara, México, para lo que para mí, y sin duda para muchos del gremio traductorial, es uno de los mejores encuentros para traductores: el congreso internacional de traducción “San Jerónimo”, cuyo slogan este año es “El arte de lograr lo imposible”, y pues lo logró, hizo que me despertara con ánimos y sin reproches para alistarme a fin de dirigirme a lo que sería una gran aventura.

Año tras año, la Expo Guadalajara alberga uno de los eventos más importantes para el mundo de las letras tanto en América Latina como para el mundo entero: la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL Guadalajara) donde, además de contar con más de 1.932 casas editoriales de cuarenta países y con la presencia de más de 700 000 visitantes, la FIL Guadalajara es la casa del encuentro de diversos actores que intervienen en la cadena de producción del libro tales como: autores, agentes literarios, bibliotecarios, libreros y por supuesto, traductores.

El congreso internacional de traducción “San Jerónimo”, el cual tiene verificativo dentro de las actividades para profesionales de la FIL, es organizado por la Organización Mexicana de Traductores, evento que año tras año reúne a ponentes con propuestas interesantes en el campo de la traducción tanto en México como en el mundo, tal como lo son las ya conocidas personalidades en el gremio como Tony Rosado, quien impartió una ponencia sobre la situación de la interpretación de lenguas indígenas en los Estados Unidos, ponencia que estuvo acompañada del tema impartido por Tomás Serrano Coronado, quien habló sobre la misma situación: la interpretación de lenguas indígenas en México. Ambos temas contrastan la importancia de que los hablantes de lenguas indígenas cuenten con un intérprete de su lengua nativa a inglés o español (según sea el país donde estén) pues, de lo contrario, los indígenas pueden ser víctimas de injusticias por no comprender tal situación.

Debo también resaltar la ponencia impartida por Tess Whity, quien habló sobre las estrategias que un traductor debe implementar al momento de fijar sus tarifas, las cuales realmente fueron de ayuda, me atrevo a decir, para todos los asistentes a esta conferencia.

Lo que personalmente me resulta encantador de San Jerónimo es que, además de darle espacio a las ya conocidas personalidades del gremio, también es un espacio que da oportunidad a nuevos talentos y nuevas temáticas que sirven para tener una mayor perspectiva sobre lo que está sucediendo en el mundo de la traducción.

Quien iba a pensar, por ejemplo, que en pleno siglo XXI la traducción de y hacia latín aún seguiría viva, cuántos de nosotros pensaríamos que no tiene ningún sentido estudiar latín en esta época. Sin embargo, la ponencia “Traducir latín en el siglo XXI”, impartida por Alexis Hellmer, un joven y entusiasta traductor de latín, me cambió el panorama y me dejó asombrado al saber que literatura famosa como Harry Potter y Winnie Pooh, ha sido traducida al latín.

Qué decir de la ponencia tan interesante de Tania Hernández, la cual llevó por nombre "La traducción como arte, la traducción como práctica: los traductores de Le Monde Diplomatique al español”. En ella expuso la problemática que existía en el periódico Le Monde al no contar con traductores especializados en el área de la traducción noticiosa y, al mismo tiempo, enfatizó en la importancia y el porqué se debe de contar siempre con un equipo de traductores especializados en el ramo que se desee traducir y proficientes tanto en la lengua de origen como en la de destino.

Pasar de la teoría a la práctica en el quehacer de la traducción es algo que muchas veces dista de ser algo sencillo, y la ponencia de Mariana Arzate cuyo nombre fue: “El comportamiento traductor: de la teoría a la práctica” sirvió para obtener algunos tips acerca de cómo el traductor puede mantenerse siempre en una misma línea para conservar la consistencia en sus traducciones.

Otra ponencia que sin duda me cautivó fue “A review on the Spanish Royal Academy’s newest rules and recommendations in punctuation and orthography” (Revisión de las nuevas reglas ortográficas de la Real Academia Española y recomendaciones de puntuación y ortografía), impartida por Deborah Dexter; quien de forma clara y concisa dio una lección sobre la aplicación de las nuevas reglas ortográficas de la lengua española.

No obstante y, sin más que decir, lo mejor de vivir la experiencia de San Jerónimo es la oportunidad de conocer, convivir e intercambiar ideas y pensamientos con otros colegas. La profesión de un traductor, la mayoría de las veces, tiende a ser un tanto aislada y San Jerónimo brinda momentos de crecimiento, aprendizaje y convivencia invaluables. Este año me voy de San Jerónimo, como cada año, con un gran sabor de boca y espero ansiosamente la llegada de la próxima edición, la cual, sin duda, será como todos los años: un debate traductorial.