En la literatura universal de cualquier género, encontramos personajes de todo tipo. La mayoría de las veces son personajes son ficticios que salen directamente de la imaginación del escritor, pero también abundan personajes en las novelas que fueron personas reales y que formaron parte de la historia de nuestra sociedad.

Esto se da no solo en las novelas históricas, donde para dar verosimilitud a la realidad narrada nos encontramos con personajes pertenecientes a las más altas clases sociales e incluso a la realeza, sino también en novelas de acción. El cardenal Richelieu (Armand Jean du Plessis, París, 9 de septiembre de 1585 – 4 de diciembre de 1642) es un claro ejemplo de esta situación. Richelieu fue un obispo que alcanzó gran poder en Francia durante el reinado de Luis XIII, llegando a ser nombrado primer ministro del rey, pero es bastante más conocido por su personificación en la novela de Alejandro Dumas Los tres mosqueteros como el principal enemigo de D'Artagnan y compañía.

Gracias a la prosa de Dumas, el cardenal ha pasado a la historia como un personaje maligno y codicioso, digno heredero de Nicolás Maquiavelo. Si bien Richelieu fue un hombre autoritario que se sirvió de diversos medios para conservar el poder, el cardenal real dista bastante del ficticio.

Otro personaje basado en una persona real es el afamado y terrorífico vampiro creado por Bram Stocker, el conde Drácula. Stocker se basó en la figura de Vlad III, nacido como Vlad Drăculea y más conocido como Vlad el Empalador (1431-1476), para crear al no muerto más famoso de la historia de la literatura y del cine.

Vlad III fue príncipe de Valaquia entre 1456 y 1462, fue un gran luchador en contra de la expansión del Imperio Otomano, que amenazaba a su país y al resto de Europa, y también era famoso por su manera de castigar a los enemigos y traidores, el empalado, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo de aproximadamente 3,50 m de longitud por el recto y fijarlo a la carne con un clavo para después levantarlo y que la víctima muera lentamente. Se estima que entre 40.000 y 100.000 personas murieron de esta manera. Tal vez esa fue la razón que empujó a Stocker a que su vampiro llevase el mismo nombre que esta figura de la historia de Europa.

Realidad y ficción se han mezclado desde siempre dando lugar a grandes historias, pero esta posibilidad se multiplica si nos adentramos en el mundo de la literatura fantástica. Ahí es donde encontramos a un personaje que, además de ser una figura histórica, su vida y su trabajo han dado lugar a que aparezca en las más diversas obras de ficción. Hablamos de Nicolás Flamel (1330-1418) un rabino burgués parisino que ejerció muchos oficios (librero, copista, escribano) pero al que las leyendas atribuyen que era un alquimista y el descubridor del elixir de la vida y de la Piedra Filosofal.

Es su leyenda la que ha dado paso a que forme parte de varias novelas, como en el primero tomo de la saga Harry Potter, es nombrado en El código Da Vinci, El péndulo de Faucault y Memorias de un médico e incluso es ¡ protagonista, junto con su esposa Perenelle, de la saga ideada por Michael Scott Los secretos del Inmortal Nicolas Flamel.

En esta última saga es donde la realidad y la ficción se funden dando lugar a un universo mágico asentado en los cimientos de culturas y civilizaciones reales, además de en la sociedad moderna. En esta serie de libros aparecen Nicolás Maquiavelo, el Dr. John Dee, Juana de Arco, William Sakespeare además de muchos seres sacados de las mitologías egipcias, griegas, celtas y nórdicas, como Hécate, Bastet, Ares, esfinges y demás diversas criaturas.

Lo cierto es que a la hora de mezclar realidad y ficción la literatura fantástica es la que deja un mayor espacio ya que, al contrario que Richelieu o Drácula, el alquimista de la novela de Michael Scott no está basado en el real, sino que es el verdadero Flamel que vivió en París en el siglo XIV y que, tal y como indica su leyenda, descubrió el elixir de la vida.

Aunque no debemos olvidar que la literatura es ficción y que no refleja, en la mayoría de los casos, la realidad de la persona, sin embargo, hay personaje históricos que bien por su vida o su trabajo, han dado lugar a grandes historias y que tanto la literatura como el cine, e incluso la televisión, han sabido aprovecharse de ellas.