Hoy día dar la vuelta al mundo no tiene gran importancia sobre todo si se lo hace en avión, pero el misionero español Pedro Cubero lo hizo caminando y en barco en el siglo XVII, de oeste a este, es decir, hacia la salida del Sol.
Antecedentes
Su hazaña lo convierte en uno de los pocos que lograron dar la vuelta al mundo y, más aún, el primero en realizar su periplo en sentido inverso al tradicional, es decir, del oeste al este. Ex-discípulo de los jesuitas de Zaragoza, tras cursar estudios de Teología en la Universidad de Salamanca, se ordenó sacerdote y, en 1670, partió a Roma. Allí, la Congregación de la Propaganda Fide le confió la misión de visitar las comunidades cristianas de Oriente.
En febrero de 1671, el papa Clemente X lo nombró "Predicador Apostólico de las Provincias Fochien, Quantum, Chamsi, de las islas Aynan del Reino de la China, y de todas las Indias Orientales".
Con esta designación, Cubero Sebastián emprendió un largo viaje con el objetivo de abrir nuevos caminos para los misioneros católicos en Asia. Recorrió Italia, Alemania, Hungría, Constantinopla, Transilvania, Polonia, Lituania, Moscovia, Persia, la India, Malaca, Filipinas y Nueva España.
Ocho años después, regresó a la Península Ibérica y plasmó sus experiencias en la obra Breve relación de la peregrinación que ha hecho de la mayor parte del mundo don Pedro Cubero Sebastián, publicada en Madrid en 1680.
Breve Biografía
Pedro Cubero Sebastián, nació en El Frasno (Zaragoza) en 1645 y falleció entre 1696 y 1697). Proveniente de una familia noble, fue sobrino de mosén Tomás Cubero, presbítero y presidente de la iglesia parroquial de El Frasno, y hermano de Antonio Cubero, comerciante y escritor. Se formó en el colegio de la Compañía de Jesús en Zaragoza, donde estudió Gramática y Filosofía, y posteriormente en Salamanca, donde completó sus estudios de Teología. Además, estudió Jurisprudencia en Tarazona y llegó a ser electo canónigo doctoral antes de embarcarse en su carrera misionera.
Tras su llegada a Roma, la Congregación de la Propaganda Fide le otorgó, el 9 de febrero de 1671, la facultad para ser misionero en Asia y en las Indias Occidentales. Este mandato fue refrendado por el papa Clemente X. Para facilitar su travesía, Cubero Sebastián contaba con patentes de diversas comunidades religiosas presentes en su itinerario, entre ellas benedictinos, premonstratenses, cistercienses, cluniacenses, jesuitas y dominicos, quienes le brindaron apoyo y protección en su viaje. De todas estas experiencias dejó testimonio en su obra Peregrinación del mundo, impresa en 1700.
Libro: “Peregrinación del Mundo”
Esta obra, dividida en veintiún capítulos, es un relato de gran valor histórico y cultural. No solo es un testimonio religioso, sino también un relato fascinante de viajes y descubrimientos. En el penúltimo capítulo, el XX, describe su regreso a España desde Manila, en Filipinas. En marzo, embarcó en el galeón San Antonio, una de las embarcaciones conocidas hoy como galeones de Manila o de China.
Curiosamente, Cubero Sebastián omite los detalles de la travesía por el Pacífico, el llamado tornaviaje descubierto por Urdaneta, que duraba entre cinco y nueve meses, dependiendo de las corrientes marinas del Kuro-Shivo. Se trataba de una travesía peligrosa en la que morían muchos marineros y pasajeros, en su mayoría militares y frailes.
Desembarcó en Acapulco y cruzó Nueva España (actual México) por tierra, pasando por Chilapa, Trisco, Puebla de los Ángeles y el Mal País. Se detuvo a describir los aguaceros vespertinos y pasó cerca del volcán Perote antes de llegar al puerto de Veracruz. Desde allí, embarcó rumbo a La Habana (Cuba) a finales de julio. Posteriormente, continuó su viaje a Cádiz y Sevilla, para finalmente llegar a Madrid, donde reinaba Carlos II.
La nota preliminar del libro, dice:
La vida del sacerdote aragonés Pedro Cubero Sebastián, colmado de dinamismo, de espíritu de aventura y de celo apostólico, no ha tenido en nuestro país la debida resonancia. Es el primer viaje que da la vuelta al mundo en sentido inverso: de Occidente a Oriente.” (Párrafo 1, edición de 1943).
Entre las glorias con que los antiguos españoles han dejado a sus descendientes, excusa de la arrogancia y derecho de no ceder a otra nación ninguna en la competencia, la más sobresaliente y la que más debe admirarse es aquel ánimo grande con que, abrazándose con el universo, le ciñeron y midieron con sus pasos, de tal modo que lo que parecía inmenso lo redujeron a los mensurables límites de lo comprensible." (Párrafo 2, edición 1943).
Pero es muy digno de reparar que el autor de estos comentarios no se contentó con el rumbo de los que antes precedieron, sino que, con un modo nuevo, en oposición de los movimientos de la esfera y de las corrientes de los mares, dio vuelta al mundo con un perfecto giro del orbe de la tierra y de las aguas. Aquellos varones insignes siguieron el curso natural del sol..." (Párrafo 3).
La conclusión a la que llego, es que, un religioso lleno de Fe, es digo de ser elogiado por su esfuerzo y tesón en tiempos del Imperio español, sin embargo, hoy día, España pinta poco en Europa y menos en el mundo.
Nota
Peregrinación del Mundo. P. Cubero Sebastián. Colección Cisneros, dirigida por D. Ciriaco Pérez Bustamante. Catedrático de la Universidad Central. Madrid 1943. La primera edición es de 1700.















