Había visto en Twitter gente subiendo fotos de sobres violetas en las puertas de las casas. Pero esos días andaba con un barullo tan fuerte en la cabeza que no reparé absolutamente nada en lo que se decía. Es por eso que ese martes, mientras caminaba mirando el piso, de casualidad mi mirada se cruzó con esos sobres y levanté uno reconociéndolos como “los sobres de Twitter”. Lo pesé con la mano, parecía contener una revista pequeña. En la puerta de al lado, había una pila de dos o tres. Miré la siguiente puerta, dos más. Miré todas las puertas de la cuadra: habría dos por casa.
Se establece que en cada cuadra puede haber entre veinte a treinta casas. Si contamos que se dejaron dos ejemplares en veinte casas, son cuarenta por cuadra. Pensé en lo generosas de esas almas, autoras de tal acción sabiendo lo caro que está imprimir a cierta escala para repartir por barrios enteros.
Me llevé un sobre violeta pensando en la Libertad Avanza. Llegué a la parada del 128 y enseguida vino, lo cual me puso contenta y cambió un poco mi humor. Había pasado del hastío a la curiosidad en un par de cuadras. Y parecía que la suerte continuaba cuando pude elegir donde sentarme. Por supuesto, uno de los del fondo del lado del pasillo. Prefiero que me pidan permiso para pasar que tener que hacerlo yo.
Volví al sobre: la foto de un niño en blanco y negro con sus codos apoyados en el respaldo de un sillón y las manos en los cachetes. El margen superior era delineado por una invitación a abrir el sobre para leer un emocionante viaje de ser cambiado. Esta última palabra en dorado, resaltando por contraste con el violeta. Abrí el sobre con un poco de miedo, sin saber si me iba a encontrar con una plancha de LSD o una recopilación de relatos sobre pedofilia.
Lo abrí: un libro de tapas blandas de casi cien páginas de color madera (¿será papel estraza?) con la misma foto del niño en la tapa. Parece que Tom Cantor, quien firma en el margen inferior, no tenía otra foto de su niñez. En la parte de atrás también vuelven a publicar la misma foto en chiquito. Pero además tenemos una de él ya más grande. Allí nos resumen la vida de este señor y los elementos fundamentales que lo llevaron a la purificación del espíritu. En su interior, se agregan fotos en color (sí, en color) de las instituciones educativas, centros de salud e iglesias donde asistió, pero la joyita es la foto de su acta de matrimonio como evidencia confiable. Y de regalo, un señalador con un QR para que veas Los elegidos, serie de televisión gratuita con más de 500 millones de espectadores.
Sus treinta y un capítulos están escritos con letra grande y tipografía común. Los títulos son bastante insípidos y salvo dos, no pasan las dos carillas. “Por fin encontrado” es el más largo con cuatro páginas. Lectura rápida, literal, marca acciones, no hay interioridad de personajes, reflexiones directas. Pim, pum, pam. Los capítulos donde desarrolla un poco más se extienden porque cita partes de la biblia. Sí, la religión llamando a tu puerta la misma semana en la que el presidente no viajó a Tucumán por el día de la Independencia, pero sí pegó viajecito a Chaco. ¿Para acabar por fin con el hambre de los niños pobres? No, para inaugurar una iglesia evangélica que pudo construirse gracias a un milagro: cien mil pesos argentinos se convirtieron en cien mil dólares. Pim, pum, pam.
Algo parecido le sucede a Tom: empieza su negocio farmacéutico con solamente 130 dólares en el garage de su casa. Tiene tres hijos que educa su esposa y de esa manera pueden cuidar de las trescientas cabras que tienen en tratamiento con anticuerpos. Años después, otro laboratorio los demanda por patentes. Cito textual:
Después, ¡sucedió un milagro! En el tiempo del juicio, habíamos estado en el negocio por 25 años con sólo un millón de dólares en el banco. Durante esos cinco años de juicio, en la Corte, nadie se preocupaba del negocio. Nosotros nos debimos haber ido a la quiebra. Pero sucedió lo contrario. Durante esos cinco años, quince millones de dólares fueron generados en la compañía. Era como si nos hubiera llovido quince millones de dólares del cielo. Con esa ganancia de quince millones teníamos suficiente para pagar los gastos legales y la nueva construcción en Tecate.
En este párrafo que suprimo, repite los quince millones de dólares.
[…] Era como si Dios me estuviera diciendo, Sí, sí cuidé de tu negocio. Tu cuida mi negocio y yo cuidaré de tu negocio. Le dije a Dios, ¡de acuerdo!
Tom menciona este milagro prácticamente al final del libro donde cuenta su entrega a Jesús siendo judío. ¿Cómo llegamos a esto? El emocionante viaje a ser cambiado comienza con un niño que nace en Los Ángeles. Sus padres se divorcian al año y él se convierte en un niño problemático. Pero al haber sido expulsado de varios colegios, a este pobre niño rico lo mandan a un internado en Suiza. Pobre niño rico. Allí las mujeres europeas lo ensucian, lo arrastran a las profundidades del sexo fácil, del placer instantáneo. Tanto así que él se pasaba horas refregándose la esponja en la bañera para sacarse la mugre de ese viejo mundo.
Este pobre niño rico vuelve al nuevo mundo para sus estudios universitarios. Un día se levanta decidido a encontrar una mujer íntegra y pura “a quien pudiera pertenecerle y lograra hacerme sentir limpio. Mi meta era encontrar a una mujer limpia que me brindara cariño puro, ternura y afecto. […] Finalmente la encontré ahí sentada, modestamente vestida: era bonita con cabello rubio y ojos azules. Ella se veía pura e íntegra. Hice mi movida”. Bueno, la típica escena de un chabón intentando levantarse una mina.
Cuando ella se entera que él es judío, le responde que le encantan los judíos. ¿Qué? ¿Es un fetiche? ¿Es nazi y su comentario fue cínico? No, su libro favorito es la biblia y su persona favorita es Jesús. Él tiene un nuevo objetivo: convertirse en su persona favorita porque será a través de ella que pueda alcanzar la purificación. “Tenía la esperanza de extraer un néctar limpiador de vida de Cheryl y la miraba como mi liberadora”. Es por eso que el objeto Cheryl es enamorada por el hábil cazador quien le pide matrimonio. Ella acepta, pero también le cuenta que, en su último viaje a Europa, fue violada y está embarazada.
“Cheryl era como un florero hermoso ahora destrozado. Me miraba arrodillándome en el piso tratando de rearmar ese florero hermoso, símbolo protegido de la inocencia y pureza. La tarea era imposible pues era muy tarde. El tiempo no podía ser devuelto”. Aun así, él se casa, soporta aun cuando ella no puede salvarlo ya de su contaminación sexual. Ella no aborta, lo dan en adopción. Vergüenza, culpa, perdición. Hasta que encuentra a dios quien lo acepta como es. Pero es justamente esto lo que lo lleva a un nuevo dilema:
Si dios me había perdonado, ¿podría continuar la vida sin perdonar al hombre que atacó a Cheryl? […] Me di cuenta que ya no podría desear venganza. ¡Tenía que perdonarlo! […] Mientras recordaba mi pasado pude ponerme en los zapatos del hombre que atacó sexualmente a Cheryl. […] Vi claramente que yo era tan culpable en mi corazón de lo que culpaba a ese hombre. No era mejor que él. Miré cuánto me había perdonado Dios. Eso es lo que me permitió que yo lo perdonara. Y lo hice.
Más adelante los hijos encuentran una media hermana. Él los reúne y les cuenta que su madre fue violada. “Mis hijos fueron los primeros en conocer la historia real de mi vida. Se sintió muy bien platicarles toda la historia y ser transparente y real. La prueba viviente de la historia de mi vida era la realidad de que ellos tenían una media hermana”.
El secreto ya no es motivo de vergüenza así que, con Jesús de su lado, se muestra al mundo tal cual es. De la mano de un relato completamente misógino, dejando de lado las dimensiones de “deseo”, condenando a cualquier práctica sexual como algo prohibido, apropiándose de un hecho espantoso como es sufrir una violación para volverse víctima y salvador él mismo, Tom nos cuenta la historia de ese niño que logró encontrar el camino de la mano de absolutamente nadie, aunque haya ido a las mejores escuelas, haya tenido plata para viajar a Suiza, estudiar en un internado a orillas del lago en Ginebra, volver a su país y estudiar en la universidad, pero respaldado entonces por Jesús.
Igual resalto que tuvo el gesto de decir que termina su carrera de bioquímico porque Cheryl lo banca. Pero eso sí, solo con 130 dólares y con el don de perdonar al violador de su mujer porque se da cuenta que son iguales, repito: porque se da cuenta que son iguales. E insisto, sin ayuda de nadie, logró tener su empresa farmacéutica y algunas cosas más.
Actualmente, no solo hay hombres y mujeres que te dicen cómo ser exitoso en cinco simples pasos. También tenés de estos que te dicen que cualquier tipo de deseo, disfrute y goce del cuerpo, está mal. Que el sacrificio vale y será recompensado si no caes en las tentaciones. Ni que hablar del perdón cuando él no fue víctima y tratar de convencer así que eso arregla algo.
En un mundo donde la competencia se presenta como la condición esencial para el desarrollo profesional, en un escenario marcado por el individualismo, el egoísmo y la fragmentación del tejido social, este tipo de discursos resultan no solo ingenuos, sino peligrosos. Reproducen una lógica que deshumaniza, que desconoce la dimensión colectiva de la vida y refuerza estructuras que perpetúan la exclusión y el desgaste emocional. Además, resulta aún más alarmante que en países como Argentina, se haya dado marcha atrás con políticas públicas como la Educación Sexual Integral (ESI), un programa diseñado para brindar conocimientos precisos y confiables sobre sexualidad, promover actitudes responsables y prevenir problemáticas vinculadas a la salud sexual y reproductiva. La retirada de estos espacios de formación no es inocente: responde a la misma lógica que pretende disciplinar cuerpos, emociones y vínculos bajo el imperativo de la productividad, la explotación y el control.















