I. El poder político en México
Con la llegada en 2025 de Claudia Sheinbaum al máximo poder político, además del hecho significativo de ser la primera mujer presidenta de México, representa sin duda un nuevo triunfo de las izquierdas en el continente y en el mundo. ¿Cómo caracterizar este hecho, y cuál puede ser su proyección y alcance?
Primero, hacia el interior del país representa un nuevo avance del movimiento social y político de la Cuarta Transformación (4T) que, desde el triunfo de López Obrador en 2018, viene a consolidar la presencia de las emergentes fuerzas populares, tanto en partidos como en gobierno.
Segundo, abre la posibilidad de articular y relanzar nuevos proyectos de carácter social y popular en la economía, la salud y la educación.
Tercero, impacta y fortalece a movimientos progresistas de Centro y Sudamérica.
Por todo ello, cabe reflexionar sobre la importancia que en un país grande como es México se den avances significativos hacia nuevas formas de organizar y proyectar a futuro lo que es ya una superación histórica del liberalismo y el capitalismo tardío. Se trata, en suma, de restituir poderes públicos en manos de las oligarquías a las de los emergentes poderes populares.
II. La crisis general actual
En un sentido amplio, la actual crisis estructural del sistema capitalista neoliberal en la que se inscribe la situación de México se evidencia, al menos, entre los siguientes aspectos:
Por ser de carácter general, afecta a todas las esferas del sistema.
No confinada a un conjunto de países (como sucedió en anteriores oportunidades), es de cobertura global.
Aunque es en apariencia permanente, en realidad es temporal.
Ocurre de manera intermitente.
Cuando decimos “estructural” señalamos que afecta a la totalidad de un complejo social, y casi nada queda por fuera de ella. Se puede argumentar que “crisis” y “capital” son viejos compañeros de ruta, que el capital superó el escollo y salió fortalecido, creando una situación que podríamos llamar como la “existencia natural” del sistema. En efecto, el capital emergió fortalecido luego de superar a cada una de ellas. Sin embargo, como hemos dicho, la presente crisis tiene, además, otras características.
III. Nuevas opciones alternativas
En el caso de México (aunque como bien se dice, y no en sentido figurado, la realidad siempre se impone), uno se pregunta: ¿Hasta dónde es verdad la consigna “Por el bien de todos, primero los pobres”?
La pobreza ha disminuido en los últimos cuatro años al menos en nueve por ciento, según datos del INEGI. Puede ser, pero por lo pronto la flagrancia de la injusticia social y la extrema pobreza en México siguen estando allí, de manera tan escandalosa que no puede negarse. O, como dice el ínclito panista Diego de Ceballos con todo el aire de un prepotente, ridículo y reaccionario conquistador: “Pobres siempre ha habido y los habrá”. ¡Vaya descubrimiento y autojustificación!
Desde una perspectiva mexicana en la actual coyuntura nacional e internacional, algunos de los temas de mayor relevancia para conformar una agenda mexicana acorde a los principios, experiencia diplomática e intereses de nuestro país, podrían ser los siguientes:
A partir del artículo 89 de la Constitución y del actual Plan del Gobierno, la política exterior de México está siendo conducida y actualizada por el Ejecutivo con un claro sentido nacionalista y de cooperación internacional, a fin de hacer eficientes y operativos los principios constitucionales en esta materia.
Conforme a los nuevos tiempos, México ha tomado iniciativas para tener una presencia y participación en todos los espacios y foros internacionales en los que se hace valer su peso político específico a favor de un orden más abierto y democrático de las relaciones entre estados, promoviendo activamente reformas consensuadas en la estructura y el funcionamiento de los distintos órganos del sistema de Naciones Unidas.
Por razones de carácter geopolítico, México debe buscar un adecuado equilibrio entre sus políticas bilaterales y multilaterales. La intensa relación económica y política con Estados Unidos no debe ir en detrimento de una cercana relación con los países de América Latina y el Caribe, impulsando la revisión y adecuación de los organismos regionales como la OEA y sus mecanismos funcionales.
Al mismo tiempo, acorde a la diversidad y multiplicidad de intereses y relaciones con el resto del mundo, nuestra política exterior debe valorar y priorizar algunas vinculaciones específicas como las que se dan con la Unión Europea y con países asiáticos de importantes economías como China, India y Japón.
La nueva diplomacia del siglo XXI que México ha asumido, nos ha llevado a sacar adelante iniciativas tan importantes como la sustitución de la Comisión de Derechos Humanos por el nuevo Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, valiéndonos del reconocimiento unánime para presidir en la primera fase esta nueva etapa de la renovación de dicho organismo.
El rol de la Presidenta de la República en la política exterior mexicana ha sido desde el principio de este gobierno particularmente activo. Ello ha dado como resultado que, tanto en las relaciones bilaterales como multilaterales, se perciba a México como lo que en algún momento se denominó “potencia media”, con una influencia regional que tiende a ser cada vez más dinámica. Ejemplo de lo anterior ha sido el “Proyecto Mesoamérica”, que involucra políticas y acciones coordinadas en materia de seguridad y desarrollo económico en nueve países ubicados entre México y Colombia.
En su condición de eventual miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, deberá impulsar reformas ya planteadas al sistema de la ONU en su conjunto, y específicamente en el Consejo de Seguridad. En todo caso, no podemos aceptar eventuales responsabilidades de orden militar sin que se entre al fondo de los debates sobre la preservación democrática del orden internacional.
Posdata
Por último, para quien pudiera tener interés, cabe recordar algunos datos comparativos que nos permiten ubicar el lugar y el peso de México en su dimensión regional: en fecha reciente, se publicaron datos actualizados sobre la desigualdad económica y su importancia para el desarrollo (Ver "La Plataforma de Pobreza y Desigualdad" del Banco Mundial en 2024).