La rabia o enojo es otra de las emociones naturales que experimenta el ser humano en múltiples ocasiones a lo largo de su vida. En vista de que trae consigo el surgimiento de otros estados de ánimo como la irritabilidad, frustración, resentimiento, hostilidad y hasta el odio, muchos la catalogan como negativa y, por eso, se piensa que lo mejor es evitarla.

Antiguamente, la rabia era el elemento que utilizaban los seres humanos para defenderse de los depredadores o para luchar por aquello que querían. Entonces, si esta se canaliza de una manera positiva, puede servir como un impulso para salir adelante en determinadas situaciones. Pero, por el contrario, si no se gestiona correctamente, puede provocar múltiples dificultades, perjudicando hasta la salud.

Por ello, en este artículo, aprenderás todo acerca de esta emoción: aspectos positivos, cómo canalizarla y mucho más.

Definición

Comencemos por el principio: la rabia o enojo es una emoción que se presenta como una respuesta ante acontecimientos que pueden ser captados como injustos, capaces de generar frustración o amenazantes. Se manifiesta a través de conductas agresivas u hostiles que pueden dar lugar a palabras hirientes.

Cuando se siente, es complicado tomar cualquier decisión porque es difícil pensar con claridad, por lo que es posible tomar decisiones equivocadas de las que tarde o temprano, te puedes arrepentir. Todos estos motivos, hacen que se considere a la rabia como una emoción negativa, pero la verdad es que su energía puede aprovecharse muy bien, si sabes usarla a tu favor.

Lo positivo del enojo

Aunque no lo creas, el enojo o rabia tiene un lado positivo que es posible aprovechar desde la inteligencia. Esta emoción sirve como motivación para hacer las cosas de una mejor manera; así ha quedado establecido en un estudio publicado por la revista The Journal of Personality and Social Psychology, donde se señala que la rabia es “más útil para motivar a las personas a superar obstáculos y alcanzar objetivos que un estado emocional neutro”, lo que la convierte en un impulso o estímulo que es necesario aprovechar para el beneficio propio en todos los ámbitos de la vida.

Asimismo, la teoría funcionalista de la emoción establece que todas las emociones sirven para avisar sobre situaciones importantes y de esa manera, tomar acción sobre ellas. En el caso concreto de la rabia, puede dar a entender que se deben tomar medidas para resolver algún conflicto. Así que, por medio del enojo es posible encontrar solución a todo eso que te genera malestar e inconformidad.

  • Puede ayudarte a conocerte mejor: darte la oportunidad de sentir rabia sin que te domine la furia, puede ayudarte a determinar qué te hace enojar, si hay razón o no de sentirla en ese momento, cómo puedes canalizarlas y prevenirlas para que no te afecten nuevamente en el futuro.

  • Elemento importante para conservar las relaciones: es normal que, en relaciones familiares, de pareja o incluso de amistad, el enojo se haga presente para expresar injusticias, incomodidad o inconformidad con un aspecto determinado. Si, por el contrario, este no se exterioriza, la otra parte de la relación no estará enterada de la situación que acontece, por ende, no se podrá mejorar el problema y en el peor de los casos, el vínculo terminaría por romperse.

  • Aliado en los negocios: por si fuera poco, a la hora de realizar una negociación, es un plus que te puede dar la firmeza que necesitas y si todo sale bien, te puede ayudar a salir victorioso.

¿Qué consecuencias trae para la salud?

Tal como se ha mencionado anteriormente, el exceso de esta emoción puede perjudicar tu estado de salud, debido a que activa hormonas como el cortisol (conocida por ser la hormona del estrés). El enojo se encuentra ligado con las afecciones cardiovasculares debido a que influye de manera directa en el funcionamiento del corazón. Otras alteraciones que puede causar la rabia en el organismo, son las siguientes:

  • Taquicardias, por consecuencia de la alteración del ritmo cardíaco.

  • Desequilibrio en el sistema inmunológico.

  • Dolores de cabeza.

  • Contracturas musculares.

  • Posibilidades de padecer enfermedades como colitis, gastritis e incluso dermatitis.

Aunque no lo creas, esta emoción brinda una capacidad de adaptación al cuerpo, porque propicia el surgimiento de diferentes respuestas físicas como liberación de adrenalina, incremento de la tensión arterial, así como del ritmo cardiaco. Todas estas son necesarias para preparar al cuerpo ante cualquier situación de huida o lucha que deba enfrentar.

¿De qué manera es posible gestionarla?

En pro de tener una mejor salud, es necesario aprender a canalizar esta emoción de la manera correcta. Cabe mencionar que no es un acto sencillo, requiere de mucha práctica además de conciencia al respecto. Sin embargo, las siguientes acciones pueden ayudarte:

  • Tómate un tiempo para procesar lo que sientes: cuando estés muy enojado con alguna persona o circunstancia, lo más recomendable es hacer una pausa para reflexionar bien sobre el siguiente paso que vas a dar. Lo mejor siempre es pensar con la cabeza fría para que esa ira que sientes no se apodere de ti y realices acciones que luego vas a lamentar. Para ello, expertos recomiendan respirar profundo, contar hasta diez o alejarte del lugar en el que estás con el fin de que recuperes la calma. Cuando pase el momento de ira, serás capaz de mirar la situación de una manera distinta.

  • Realizar técnicas de relajación: después de pasar por un momento de rabia, es necesario emplear técnicas de relajación para calmarte. En este sentido, puedes realizar ejercicios de respiración profunda, hacer posturas de yoga, pilates o incluso escuchar música.

  • Hacer ejercicio: la actividad física es beneficiosa en todo momento, especialmente cuando estás enojado. Esto sucede porque con el ejercicio se liberan endorfinas, de esta manera podrás distraerte y mirar todo con otra perspectiva.

  • Haz aquello que te haga feliz: la alegría es una de las mejores alternativas para contrarrestar la rabia. Evocar recuerdos felices, ver las películas que te gustan, escuchar chistes, degustar tu comida favorita, e incluso tener contacto con la naturaleza puede ayudarte a liberar tensiones.

  • Identifica la raíz del problema: después que haya pasado el enojo, es importante dedicar un tiempo a determinar la causa de esta emoción. En la medida que descubras lo que te produce el enojo, podrás evitarlo e incluso tener una mejor reacción.

  • Buscar ayuda profesional: en caso de no poder resolver este problema por ti mismo, ¡no te preocupes! Puedes acudir con un profesional que te brinde las herramientas necesarias, y que por supuesto, te acompañe en el proceso.

¡No es una emoción propia de los humanos!

Los seres humanos no son los únicos que sienten rabia con frecuencia, los animales también: mamíferos, aves e incluso los peces cuentan con estructuras neurológicas que les permiten sentir diferentes emociones como miedo, alegría y por supuesto, la mencionada rabia o enojo. Esta última es común en ellos cuando se sienten amenazados o insatisfechos por alguna razón. Gracias a este estado de ánimo, pueden proteger su entorno, al igual que a ellos mismos, usándolo como un sistema de supervivencia.

La rabia es una emoción compleja tanto para la vida humana como para la vida animal, que puede tener efectos negativos, pero también positivos. Entender su funcionamiento, permite un mejor manejo de la misma, transformando esa energía en motivación para el cambio y el crecimiento personal.