Del consenso de Monterrey 2022 al “posible plan de acción” de Sevilla 2025; una visión más política que estrictamente rigurosa.

El cambio de milenio, los ODM y el Consenso de Monterrey 2002: la primera FfD

Sin irse más atrás, un texto que podría haber empezado un artículo escrito los primeros años de este siglo XXI podría haber dicho lo siguiente:

La última década del siglo pasado también se conoce como la edad de oro de Naciones Unidas, con un conjunto muy importante de Cumbres de fuerte cariz multilateral y, en general, progresista que, durante el año del milenio, condujeron —como una especie de conclusión bien necesaria— a aprobar los “Objetivos del milenio 2000-2015” para la lucha contra la pobreza, el hambre y un mejor ambiente.

Para alcanzar los Objetivos del Milenio era necesario, evidentemente, definir, poner sobre la mesa y mover ampliamente la financiación necesaria para conseguirlos. Esto se hizo -inicialmente- en 2002, con el llamado Consenso de Monterrey sobre la Financiación para el Desarrollo (FdF —Financing for Development—).

Pues bien, a lo largo de este cuarto de siglo hemos ido viendo que los documentos de la FfD (2002 Monterrey, 2008 Doha, 2015 Addis Abeba, 2025 Sevilla), al final, mantienen prácticamente toda una misma estructura general, que sin embargo y obviamente, se ha ido adaptando –sobre todo definiendo y ampliando en no pocos aspectos; y, por supuesto, también incumpliendo– estos primeros 25 años del siglo XXI.

Algunos datos relevantes (a niveles aproximados de orden de magnitud) de estos 25 años de FfD: o los gaps debidos a los incumplimientos generalizados de los textos sucesivamente aprobados

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(*) : Tanto las estimaciones de la pobreza como del hambre en el mundo han estado sujetas a muchos diferentes estudios y conceptualizaciones que, no siempre, nos darán resultantes demasiado similares.

AOD: Según datos de 2024: la AOD fue ese año de USD 212,1 Billones (0,33% GNP), que supuso un 7,1% de bajada después de 5 años de estabilidad. De la cantidad referida, 63,3 corresponden a USAID que, tal y como sabemos, puede bajar mucho más en el 2025. AOD = Ayuda Oficial al Desarrollo.

En general, la FfD necesaria vs la puesta sobre la mesa, o el gap en la FfD:

Nos reunimos -en Sevilla- en un momento de profunda transformación, creciente incertidumbre geopolítica y crecientes riesgos sistémicos. El progreso en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible está muy desviado y se nos acaba el tiempo para prevenir un cambio climático catastrófico. Persisten las desigualdades dentro y entre los países. La comunidad internacional ha realizado importantes esfuerzos para responder a las recientes crisis múltiples e interrelacionadas. A pesar de estos esfuerzos, la brecha entre nuestras aspiraciones de desarrollo y la financiación destinada a alcanzarlas nunca ha sido tan grande. La brecha de financiación se ha ampliado significativamente en los últimos cinco años, alcanzando alrededor de 4 billones de dólares anuales.(Del texto en negociación de Sevilla: Artículo I.A.3).

En resumen, insistimos, la brecha entre nuestras aspiraciones de desarrollo y la financiación destinada a alcanzarlas nunca ha sido tan grande y podría estimarse, al menos, en:

Alrededor de los USD 4 Trillones anuales incluyendo, entre otros conceptos, la disminución de la AOD (que empeorará); el aumento de la deuda que se verá agravada también por los gastos al paliar emergencias climáticas; las siguientes disminuciones: disminuciones significativas de los PIBs de bastantes países del mundo; la disminución generalizada de la IED; las grandes turbulencias en el comercio mundial; las muy fuertes incertidumbres en la política mundial debidas, entre otros factores: a) las imprevisibles actuaciones del presidente Trump; b) el desarrollo de las políticas propias en el Sur Global por parte del BRICS -cuyo único factor se pueden esperar repercusiones positivas ....pero en una escala de medida que no es la misma de este documento, en ninguno de sus ítems.

La FfD dentro del multilateralismo de la Carta de las Naciones Unidas

Cuando se trabaja en el contexto del mundo de las Naciones Unidas nunca puede olvidarse (aunque muchas veces sea muy frustrante) que el artículo 2.1. de la Carta de las Naciones Unidas no ha dejado de decir nunca (desgraciadamente) que:

La Organización está basada en el principio de la igualdad soberana de todos sus miembros.
¡¡¡Donde de igualdad todo está muy falto, pero, en cambio, de soberanías sobran en todo el mundo!!! Aprovechando esta reflexión primordial, sea bueno poner aquí -en negro sobre blanco- que las Conferencias de las Naciones Unidas sobre la FfD han sido siempre Conferencias de su Asamblea General; en lo que podríamos considerar como el máximo órgano legislativo de Naciones Unidas actuando específicamente en una de sus funciones principales: la “legislativa” mencionada. Esto ha comportado, por ejemplo, que el proceso de la FfD siempre haya estado más o menos en entredicho -o colgado de un hilo por decirlo de otro modo. Pero bueno, no deja de ser positivo que estemos ya en la cuarta conferencia sobre el tema, 25 años después de la Conferencia inicial celebrada en Monterrey.

Para ser conscientes de lo que esto significa, quizás también sea el momento de tener en cuenta que, por ejemplo, todo el derecho internacional ambiental multilateral está asentado y desarrollado bajo la estructura de los Tratados Internacionales Multilaterales que se han puesto en marcha en sesiones extraordinarias de la propia Asamblea General; pero que, una vez aprobados ellos como tales tratados, en este caso ya adquieren “vida propia autónoma”, por así decirlo. Sería el caso, por ejemplo, de la Convención Climática y no en cambio el de nuestra FfD.

Pero, en todo caso y muy en general y tal y como ocurre tantas veces en todo lo que es el mundo de las Naciones Unidas, cuántos párrafos de los documentos FfD afirman, definen, auguran o aseguran cumplimientos realmente importantes que, en ninguno de estos 25 años de FfD, nunca se han cumplido. Es relativamente sencillo afirmar textualmente que habrá una reducción de la deuda externa realmente importante, o que la histórica 0,7 de la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) será ya por fin una realidad, o que el comercio internacional se desarrollará de forma que no empeore las condiciones económicas del sur global y que, para que así sea, el norte rico dejará de subsidiar sus producciones -con el fin de que sus costes en los mercado sean inferiores a los costes reales de producción en otros países específicamente productores y menos adelantados)-, sin que preocupe a “nadie” que economías del mundo en desarrollo puedan quedar del todo estropeadas.

El tema de la deuda y la continuada globalización (o recolonización) neoliberal del sur del mundo

La deuda no forma parte sólo de una hipotética forma de ayudar a un país, es sobre todo una forma de condicionarlo y, actualmente también, de recolonizarlo. En tiempos de la globalización neoliberal (última década del siglo pasado y primera década de este siglo) ya fue así, pero la nueva marca creada era muy potente y no entraba en demasiados matices. Ahora que ya no lo es tanto -ya es una marca no tan nueva-, pero incluso, por lo general -no siempre-, sea más real esta acepción de recolonización neoliberal, que preferimos utilizar hoy aquí.

La institución prestamista (el FMI por ejemplo y muchas veces a lo largo de su existencia) hace una transferencia de dinero a un país del sur global que, en consecuencia, pasa a tener una ayuda externa que se convierte, ante todo, en una deuda (a día de hoy, Sudan, Japón y Grecia son países con una mayor deuda pública) a devolver condicionadamente (cumpliendo unas determinadas condiciones). Pero, además, si se trata – o se ha tratado o tratará- de un país en desarrollo no tiene ni las infraestructuras, ni las empresas, ni las instituciones necesarias para hacer el mejor uso posible de este préstamo y, ni mucho menos, normalmente, con las condiciones que se le han requerido para hacerlo.

En este momento el correspondiente Banco de Desarrollo (ahora hay tantos que vaya a saberse cuál y por qué actúa en cada caso concreto) hace de “bueno” de la película e intermedia entre el país en cuestión y alguna empresa extranjera que tenga todas las capacidades necesarias para, en base al préstamo -y a sus condicionantes- sobre la mesa, empezar a aterrizar y a ejecutar; normalmente se ejecutará hasta el final.
Por tanto, la presencia extranjera en el país en cuestión ya no será sólo “extranjera”; "se habrá apropiado de una parte del país" que, como mínimo, pasará a ser dependiente. Esto, mirémoslo como queramos, no deja de ser una nueva forma de colonización.

Y tengo en cuenta que aquí, hoy por hoy, no estamos teniendo en cuenta el papel en el mundo del Nuevo Banco del Desarrollo del BRICS, que tanto en África como en Latinoamérica comienza a tener una huella muy importante, que pronto no sabremos ni cómo distinguir de las anteriores -si las había ya-.

La Arquitectura financiera internacional, el Sr. Trump, el BRICS y... toda estira hasta que se rompa…

Muy me imagino que las posiciones de la sociedad civil internacional en la próxima reunión de Sevilla (y quizás deba ser así) irán también hacia insistir sobre realidades que ya deberían haberse conseguido años atrás pero que, desgraciadamente, lo más caliente de ellas todavía está en el fregadero (una expresión muy “catalana”):

a) Procesos de Conferencias más participativos para la sociedad civil en general y, en particular, por algunos de sus Grupos Principales más dinámicos y empoderados en la actualidad: el movimiento feminista, el movimiento indígena, los representantes de los países LDC, etc.

b) La contabilidad, sobre todo, de los procesos relacionados con las iniciativas privadas en temas como la IED (Inversión Extranjera Directa) o la deuda privada, pública y la deuda externa en general.

c) A finales de año tendremos la COP30 de la UNFCCC y, en lo que se refiere a los temas climáticos, quedará muy bien añadir a la reivindicación de la justicia climática el tema de las reparaciones de de las realidades ya dañadas.

A mí, personalmente, me preocupa mucho que cuando se habla de la Arquitectura financiera internacional, hay que ser conscientes de que aquí, todo se ha ido complicando mucho en estos primeros 25 años del siglo que vivimos.

La famosa pero poco analizada crisis financiera global del 2007-9 condujo, entre otras cosas, a la creación del G-20 que, de hecho, nadie sabe demasiado bien dónde poner en una cierta estructuración (¡díganme académico!) de las instituciones y organismos internacionales.

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Hace casi 10 años, el 24 de octubre 2015, las Naciones Unidas iluminaron 200 monumentos, edificios, museos, puentes y otros lugares emblemáticos de todo el mundo de azul —el color oficial de la Organización— para conmemorar su 70.º aniversario. Aquí vemos la Asamblea General en un tono azul claro.

Poco a poco fuimos entendiendo que el G20 sólo era la operativización “política” del FSB (Financial Stability Board) que, de hecho, ya reunía -a un nivel más técnico- a los ministros de finanzas y a los directores de los bancos nacionales más importantes del mundo, antes de que se creará -teóricamente políticamente por encima de ellos- el G20 “político” de jefes de estado o de gobierno.

Este órgano, cabe insistir, ya existía pues y ya formaba parte de las Instituciones Financieras de Basilea (una especie de “palacio de invierno” de las finanzas capitalistas mundiales) que, como se pudo comprobar en la crisis 2007-9, falló estrepitosamente. Unos sucesivos Acuerdos Internacionales de Basilea que han ido aprobando, más o menos, los G7 dentro de los G20 tras la crisis 2007-9, han servido para que -al menos hasta ahora- no hayamos tenido que volver a sufrir demasiado por aquellos temas que obligaron a aprobarlos.

Se ha obligado a los bancos (sobre todo a los más sistémicos e importantes para las finanzas mundiales) a estar en posesión de unos bajos -pero como mínimo significativos- porcentajes en dinero real de sus respectivas capitalizaciones.

Pero el mundo ya es lo bastante complicado como para que no quisiéramos complicarlo más. Cuando se aprobó el Consenso de Monterrey, su artículo 63 decía textualmente:

Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial: deberían seguir promoviendo la participación de todos los países en desarrollo y con economías en transición en sus procesos de adopción de decisiones; de este modo se fortalecería el diálogo internacional y la labor de estas instituciones cuando se examinan las necesidades de desarrollo de estos países y las cuestiones que les interesan.

El gobierno del FMI y del BM es, desde su constitución “post segunda guerra mundial” por cuotas económicas que han encabezado siempre los países del G5 (hasta el G7) -proporcionalmente a su riqueza económica- por tanto, en definitiva, por el G1, es decir, EEUU.

A pesar de lo que aprobó el Consenso de Monterrey (y las sucesivas conferencias sobre la FfD) llevar a cabo una reforma como la que necesita la aplicación del artículo que acabamos de citar del Consenso de Monterrey, esto nunca ha sido efectiva y eficazmente desarrollado. En los últimos años se han dado algunos pasos, pero todavía muy insuficientes.

Pero en paralelo a lo que acabamos de mencionar, los resultados de la globalización económica neoliberal han llevado a China (sobre todo) a convertirse en la segunda potencia económica mundial, lo que ha llevado al mundo de la arquitectura financiera internacional a un nivel de contradicciones difícil de encajar en el mundo de hoy, entendido como era “antes de ello”.

Pero el mundo es, si cabe, aún más complicado. Durante la primera década del siglo XXI y, fundamentalmente —y aunque no fue sencillo dar los pasos correspondientes—, en torno a la intensa vida que llevó la Organización Mundial del Comercio durante aquellos años (Seatle, Cancún, Hongkong, ...), se fue constituyendo el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). No fue cosa de dos días y no estuvo ni está exento de crisis muy importantes (por ejemplo, la correspondiente al período en que el presidente de Brasil fue el Sr. Bolsonaro).

Pero el empoderamiento del BRICS, sobre todo cuando el presidente de Brasil ha sido el Sr. Lula no ha parado, no ha parado de fortalecerse y no ha dejado de llevar a la primera escena de la política mundial el concepto de un mundo cada vedada más multipolar. En un papel de liderazgo ideológico, Lula no ha querido nunca ni quiere ahora abandonar el multilateralismo alrededor de las Naciones Unidas, para verse sometido a según que nuevos “polos” con los que, en cambio, se entiende en relación a las políticas para el sur global.

Concretamente, y en relación a los contenidos de este artículo de hoy, y de acuerdo con Wikipedia:

  • Los líderes de los BRICS acordaron la creación de un nuevo banco de desarrollo durante la Quinta Cumbre BRICS 2013 celebrada el 26-27 de marzo de 2013, como una alternativa al Banco Mundial o al Fondo Monetario Internacional. Buscaban un fondo común que financiase inversiones recíprocas y una alternativa a los organismos financieros internacionales tradicionales (que controlan la política y la economía mundial) dominados por Estados Unidos y la Unión Europea, para que se preocupe por el desarrollo y no solamente por el "crecimiento" económico.

  • El 15 de julio de 2014 se acordó en la Sexta Cumbre BRICS 2014 en Fortaleza, al noreste de Brasil, que el nuevo banco tendría un capital autorizado inicial de 100.000 millones de dólares y un capital inicial suscrito de 50.000 millones de dólares aportados de forma equitativa por los estados fundadores. La sede del banco estaría en Shanghái, en la costa oriental de China. Además se acordó también dotar con otros 100.000 millones de dólares un fondo de reserva llamado Acuerdo de Reservas de Contingencia (ARC) cuya finalidad sería el evitar presiones de liquidez en el corto plazo, promover la cooperación entre los BRICS, fortalecer la red de seguridad financiera global y complementar los arreglos internacionales existentes. China aportará 41.000 millones de dólares al fondo, Rusia, Brasil e India, 18.000 millones y Sudáfrica 5.000 millones.

  • En febrero de 2016 el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi declaró que el Nuevo Banco de Desarrollo "iniciará la valoración de los proyectos potenciales en abril".

Para visualizarlo más claramente, algún ejemplo de lo que suponen estas nuevas realidades:

  1. China compromete 600.000 dólares para apoyar la adhesión a la OMC de los países menos adelantados.

  2. El gobierno de China ha prometido 600.000 dólares estadounidenses (cerca de 500.000 francos suizos) para 2025 para apoyar a los países menos adelantados (PMA) y al Programa de Adhesiones (también conocido como Programa de China) de la OMC. La contribución fue confirmada en una ceremonia de firma celebrada el 3 de junio en París a la que asistieron la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, y el ministro de Comercio de China, Wang Wentao.

  3. Cabe decir, por último, que la expresidenta brasileña, Dilma Roussef, preside desde hace dos años el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, con sede en Shanghai. Para apoyar el desarrollo de los países de la región, China proporcionará una línea de crédito valorada en 66 mil millones de yuanes (8.170 millones de euros) a América Latina y el Caribe.

  4. Detrás de muchas de las consideraciones que acabamos de realizar están los temas del Sistema Monetario Internacional. No es el momento de entrar, pero quizás sí de decir sólo que, ya durante este 2025, el BRICS está dando pasos muy significativos sobre lo que serían las bases de un nuevo Sistema Monetario Internacional “BRICS”: “el acuerdo de reserva contingente de BRICS, BRICS Pay, la publicación estadística conjunta de BRICS y la moneda de reserva de canasta BRICS.

“El cuerpo” no me deja terminar este artículo de otra manera que diciendo que todo lo relativo a las nuevas instituciones del BRICS no van a recibir ni una sola línea de lo que será el resultado final de Sevilla sobre la FfD4.